0.6

4.6K 773 480
                                    

— Que bien se te ve el uniforme de trabajo.

Dejaste caer las herramientas cuando escuchaste a Ran susurrar detrás de ti, giraste tu cuerpo con furia y comenzaste a maldecir en bajo.

— Joder ¿que haces aquí? — ibas a agacharte pero Ran fue más rápido y te ayudo a recoger lo que recién habías tirado — ¿Cómo sabes a qué hora cierro?

— Es fácil de saber, nena.

Lo miraste de mala manera cuando te llamo de tal forma, recogió la pequeña bolsa y la puso frente a tu cuerpo con una pequeña sonrisa. La tomaste con algo de vergüenza al recordar su último encuentro, el cual fue en el mismo lugar en donde te encontrabas.

— ¿Que haces aquí? — abrazaste la bolsa y lo miraste a los ojos — Nadie puede saber esto...

— Nadie sabe que estoy aquí — frunciste el ceño cuando tomo tu brazo y comenzó a caminar hacia atrás guiándote a la puerta detrás del local, la cual daba hacía la calle — Ven, que quiero mostrarte algo.

— ¿Hah? — sus pasos empezaron a ser más rápidos y giraste a todos lados verificando que nadie que te conociera estuviera cerca — Ran...

Tu estómago comenzó a doler cuando te guió hasta un pequeño callejón, las ideas a tu mente de que iba a matarte y a guardarte en pedacitos en una bolsa de plástico para dársela a tu familia llegaron con rapidez.

Pero fue todo lo contrario.

Sus manos en tu rostro y sus labios en los tuyos te desconcentraron por completo, la bolsa que estabas abrazando con fuerza se aflojó nuevamente de tus brazos y cerraste los ojos disfrutando de su toque.

'Yo no debería hacer esto'

Abriste tu boca para que Ran explorará más en ella, una de sus manos tomó la bolsa de herramientas y la lanzó a un lado obligando a que lo abrazaras, quería sentirte cerca así como tu querías sentirlo cerca.

Suspiraste sobre sus labios cuando sus dedos comenzaron a jugar los botones del overol, el ligero toque hacía que tu cuerpo se tensara por completo, sintiendo escalofríos en él.

— Ran...

— Si dices que esto está mal y que no debemos de hacerlo, te como la boca Narumi — no pudiste evitar reír sobre sus labios al escucharlo — Es la verdad.

— ¿Por qué haces esto más difícil? — tu voz salió con sinceridad, era cierto que Ran hacia el proceso más complicado en todo esto — Sabes lo que opino al respecto.

— Tal vez pueda hacerte cambiar de opinión — lo golpeaste cuando sus manos comenzaron a bajar por tu cuerpo — Auch...

— Para con esto, Ran.

El nombrado se quedó callado al escucharte hablar de tal forma, llevo una de sus manos hacia la pared que se encontraba detrás de tu cuerpo y dejó caer su frente en tu hombro, ocasionando que te sorprendieras por completo ante su reacción.

— No puedo — susurro como si tuviera miedo a ser escuchado — Parezco un niño pequeño y chiflado ¿sabes?

— Lo se — hablaste haciendo que el joven se riera sobre tu hombro — Te entiendo...

Ran volvió a erguir su postura y te observo fijamente, su cuerpo se sentía extraño mientras experimentaba todos los sentimientos que rondaba con insistencia por su cabeza. No entendía el porqué su corazón latía con fuerza cuando te besaba o simplemente te veía.

Pero claro que gozaba de aquello que le hacías sentir.

— Voy a dejarte libre por hoy — se agacho para tomar nuevamente la bolsa de herramientas que había tumbado — No sueltes esto.

— Tu me lo has quitado.

— Puedo quitarte otras cosas — el joven sonrió con arrogancia y una de sus manos desabrocho con habilidad el botón del uniforme — Como esto.

— Eres un idiota — Ran comenzó a reír ante tu enojo notorio y se alejó de ti para caminar por el callejón oscuro — No vayan a jalarte las trencitas en el camino.

El de ojos lila detuvo sus pasos y sonrió observando el cielo, le causaba gracia las cosas que salían de tus labios, al igual que el sabor de ellos.

— Soy Ran Haitani — giró sobre su hombro con un rostro de superioridad — Tengo a Roppongi en la palma de mi mano, y si tu quisieras también te tendría a ti.

Sentiste tu rostro caliente ante sus palabras, sin esperar alguna respuesta a cambio Ran se alejó hasta que perdiste de vista su silueta.

Juraste que en ese lapso, habías aguantado la respiración.

(...)

Entraste con una ligera sonrisa a tu hogar, dejaste la bolsa de herramientas en la entrada de esta y te dirigiste hacia la cocina para prepararle la cena a tus hermanos.

— ¿Donde estabas?

— ¡MIERDA! — brincaste y observaste con susto a tu hermano, quien estaba parado justo en medio de la sala, como un ente — Mikey ¿que te sucede?

— Pensé que llegarías más temprano — el menor se acercó hacia a ti y observo con atención las cosas que habías traído para la cena — ¿Harás soba?

— Sip — alzaste tus pies para tomar la olla y giraste a ver a tu hermano — Emma me dijo que quería cenar eso.

Mikey solo asintió y frunció el ceño al percatarse algo extraño a su alrededor, se inclinó un poco para poder ver tu rostro y su expresión cambió totalmente cuando se acercó más a ti.

— Naru.

— ¿Hm? — hablaste pero no giraste a verlo para no quemarte en el intento de hacer la cena — Mikey no vayas a quema...

— ¿Puedo abrazarte?

— ¿Hah? — lo miraste sobre tu hombro ante la repentina pregunta, el sonrió con algo de falsedad y soltaste un bufido — Solo no te acerques tanto al fuego.

Mikey no tardo en acercarse a ti y te abrazo desde un costado de tu cuerpo, recargó su cabeza en tu hombro y observo cómo sacabas el soba de su bolsa con toda la tranquilidad del mundo.

Justo dándose cuenta, que olías a hombre.

Y no a un hombre cualquiera, uno de clase alta.

temptation.Where stories live. Discover now