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Finalmente era navidad.

Llevaste tu mano a tu rostro pero la quitaste de inmediato al sentir dolor en toda esa zona, habían pasado dos días de aquel horroroso escenario junto con Taiju y Shion, pero simplemente querías olvidarlo.

Pero a la vez querías venganza.

Recargaste tu cuerpo por completo en la silla y soltaste un suspiro mientras cerrabas los ojos, el día estaba tranquilo por la festividad así que la mayoría del día te la había pasado postrada detrás del mostrador. Solo querías llegar a tu casa y descansar un rato.

'Todo esta tranquilo'

Abriste los ojos con exageración cuando escuchaste la puerta trasera de la tienda abrirse, miraste de reojo y no dudaste en maldecir cuando tus suposiciones fueron ciertas, Ran había aparecido por la puerta con el ceño ligeramente fruncido.

Y claramente iba actuar de tal manera, aquellos dos días habías decidido ignorarlo.

'Pensé demasiado rapido'

— Naru ¿me puedes explicar porque me has estado ignorando? — colocó sus dos manos en su cintura e intentaste no reír — Me gaste todo el saldo por llamarte y tuve que salir en la madrugada a ponerle más.

— Yo... no fueron grandes días — giraste la silla dándole por fin la cara y el joven solo se quedó mudo observando el moretón en tu rostro — ¿Esto lo explica todo?

— ¿Que mierda te paso? — soltó su celular haciendo que cayera al suelo y se acercó rápidamente a ti para verificarte — ¿Quién fue?

— No fue nadie — de inmediato te sentiste algo temerosa ante su repentino cambio de voz — Todo está bien Ran.

— Tu cara dice que nada está bien — elevó su mano y señaló el celular que yacía tirado — Dime quien fue y con una sola llamada lo hago pagar.

— ¿Hah? — hablaste algo aturdida por lo que habías dicho — Estás tonto, no harás nada de eso.

— ¿Por qué no? — ibas a pararte de la silla, pero Ran colocó su brazo impidiendo tu escape — Narumi.

— Yo misma voy a encargarme — trataste de alivianar el ambiente, sonreíste ligeramente al tener su rostro tan de cerca y elevaste tu cuerpo para dejar un fugaz beso en sus labios — ¿Así me hablas después de que no nos vimos por dos días?

Ran se quedó mudo sin saber cómo reaccionar ante tu gesto. Se elevó carraspeando su garganta y colocó sus manos en su cintura, ignorando que le había gustado lo que habías hecho anteriormente.

— Vengo por ti.

— ¿A dónde me llevarás? — te paraste de la silla y tu sonrisa no se había ido de tu rostro — ¿Hm?

Ran realmente se había puesto nervioso. Chasqueó la lengua al notar que aún querías que siguiera así, pero haría todo lo posible por cambiar drásticamente la situación.

— ¿Estás tratando de ponerme nervioso nena?

Abriste los ojos con exageración cuando sus manos fueron hasta tu trasero y te empujó para que sus cuerpos quedaran juntos. Su rostro mostraba arrogancia y claramente comenzaba a ponerte nerviosa por la situación.

— Alguien puede vernos — llevaste tu mano hacia su pecho para alejarlo — Ran...

— ¿No crees que disfrutarían del espectáculo? — se acercó peligrosamente a ti y mordió ligeramente tu nariz — Si no te gusta el infierno, no le coquetees al diablo Narumi.

Se separó de ti y sonrió con arrogancia mientras se alejaba del lugar, no sin antes decirte que lo siguieras para llevarte por una sorpresa.

Tu corazón latía como loco con un simple toque que el te regalaba, sentías ligeramente tus piernas temblar y que el aire te faltaba.

Definitivamente estabas a los pies de Ran Haitani.

(...)

— No.

— Narumi...

Ran rodo sus ojos y te tomó del brazo obligando a que entrarás por la puerta, maldeciste entre dientes y sentiste como tu corazón comenzó a latir con fuerza cuando cerró la puerta.

Estaban en su apartamento.

Solos.

— ¿Por qué te da tanto miedo entrar? — giraste tu cabeza sobre tu hombro mientras observabas cómo se quitaba su abrigo — No voy a hacer nada que no quieras.

'¿Cómo voy a reprimirme si eres tan provocativo?'

Maldeciste nuevamente y quitaste tu abrigo colocándolo en el sofá rindiéndote por completo de escapar. Te acercaste hacia la gran ventana que había en el hogar y abriste tu boca sorprendida mientras observabas la linda vista que te regalaba Roppongi en esos momentos, no tenías duda que estos edificios eran los mejores del lugar.

— ¿Tú solo vives aquí?

— En realidad el edifico es mío — casi se te cae la mandíbula al escucharlo hablar con tanta tranquilidad — Pero me gusta vivir en él.

Ran colocó uno de sus brazos en tu hombro mientras observabas la vista y en cuestión de segundos elevó el otro frente a ti dejando ver el pequeño dije plateado. No pudiste evitar no sonreír y alzaste tu mano para observarlo más de cerca.

— Quiero suponer que es una flor por el significado de mi nombre — el collar plateado decoraba con un pequeño pétalo — Yo no traje regalo de navidad.

— No te queda mal ese apodo — lo miraste de reojo con algo de enojo — La princesa de Zahira.

— ¿Quién te lo dijo?

— Eres más conocida de lo que crees Naru — Ran alejó el collar de tu mano y lo tomó entre las dos mismas — Deja te lo pongo.

Alzaste tu cabello y lo colocaste a un lado izquierdo mientras Ran dejaba el collar en tu cuello, por inercia tocaste el dije mientras admiraba lo lindo que era. Realmente esperabas de todo, menos que al joven se le ocurriera darte un regalo.

Sentiste como tu piel se erizo cuando sus labios dejaron un pequeño beso en tu nuca, dejaste caer ligeramente tu cabeza y cerraste tus ojos disfrutando de aquel toque, intentando repetirlo por tu mente algunas veces para no olvidarlo.

— Ran... ¿qué somos?

— Podemos serlo todo.

Giraste mirándolo sobre tu hombro, mantenía su rostro serio así que supusiste que realmente hablaba en serio. Tu mente había pensando en la últimos días sobre lo que había sucedido con Ran, realmente no era malo como tú supusieras.

No era enemigo de Mikey, de alguna forma sentías que no estabas traicionando a la ToMan por querer estar con alguien que de verdad deseas. Simplemente era un joven que lideraba otra ciudad, sólo eso.

No era tan malo como tú lo pensabas.

— ¿Por qué lo preguntas?

— Porque quiero estar contigo — el joven se quedó en silencio al escucharte — Probablemente no sea tan difícil como pensamos...

Ran metió sus manos a los bolsillos de su pantalón mientras analizaba la situación que estaba pasando en ese momento, de alguna forma estabas abriendo tu corazón con él. Que las cosas iban más allá a algo de esconderse entre las sombras.

Que todo estaba floreciendo a su alrededor.

El joven soltó un suspiro y se acercó a ti abrazándote por detrás, no recibiste una respuesta concreta de su parte en ese momento pero el hecho de que no te haya alejado, ya lo decía todo.

— Estaré contigo todo el tiempo que quieras, hasta que algún día me odies y me pidas alejarme de ti.

Negaste tu cabeza con una sonrisa debido a la exageración de sus palabras, recargaste tu cabeza en tu pecho y cerraste los ojos disfrutando por completo lo buen que había sido ese día.

Estabas segura que comenzabas a querer a Ran.

Cuando empiezas a querer a alguien, te vuelves vulnerable. Cualquier palabra, acción o cosa te puede partir el corazón.

El amor nunca es inocente, siempre destruye.

Y puede destruirlos a los dos en cualquier momento.

temptation.Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum