Capítulo 1

150 7 0
                                    

Me encontraba en el hotel, preparando las maletas para volver a Andalucía, concretamente a Málaga, mi hogar. Me volví hacia la ventana, y me dispuse a divisar La Sagrada Familia.

La ciudad de Barcelona había enamorado todos y cada uno de los rincones de mi corazón. Me acerqué a Iván y me dispuse a romper sus ilusiones.

- Iván yo... - me quedé petrificada. Vi como sus ojos brillaban en un tono avellanado, con algo especial. Esto me iba a costar horrores. - Sabes que lo estoy intentando, pero sabes que para mi eres como un hermano, y el tiempo no me ha hecho capaz de cambiar de decisión.

- Sara esto es lo que siempre he querido. Tenerte. - asentí como cual cordero degollado y me animé a seguir.

- Voy a seguir intentándolo, lo haré. Pero si no podemos estar cerca el uno del otro no te aseguro futuro. Sabes que necesito a alguien que me quiera y que esté cerca mía para que me apoye. Yo siempre estoy por ti, pero tú o estas trabajando o estás cansado, y nos vemos cada tres meses un par de días. - por un momento sentí que me atragantaba con la cereza que cojí del braun. ¿Había dicho necesito? ¿Desde cuándo necesitaba un hombre a mi lado?. Soné desesperada pero no me importó.

- Vamos al aeropuerto, ya va siendo hora de irse, vas a perder el vuelo.- dijo casi en un susurro.

Sentí que lo había decepcionado. Me sentí rastrera. Pero sentí que debía saberlo, otra vez. Agarré las maletas y nos subimos al coche. Me esperaban dos largas horas de vuelo para ver a Odette, mi mejor amiga. Vendría a recogerme al aeropuerto con su tía Teresa.

El trayecto en coche pasó silencioso, modesto. Y decidí romperlo.

- No quise intentarlo por no perder lo que tenemos. Eres una gran persona y has sido mi mejor amigo durante siete años. Nunca dejaremos de serlo, ¿no?. - Tragué saliva como si me fuera la vida en ello y esperé una respuesta.

- Siempre, pequeña.

Me fijé en que aún llevaba ese brillo en los ojos, tal y como estaba en el hotel. Veía decepción y a la vez cariño. Sabía que no seguiríamos igual, pero no vi la necesidad de mentirle.

Llegamos al aeropuerto del Prat. Daba miedo lo grande que era y, lo peor era que todas las direcciones eran iguales: A, B, C, 10, 15... tenía el presentimiento de que me iba a perder.

Quedaba media hora para embarcar. Llegué con tiempo y me senté en un banco dentro del aeropuerto. Solo tenía que esperar a que avisaran el embarque.

Sonó mi móvil, un Whatsaap, de Teresa. Esto no huele nada bien.

Teresa: Sara, querida, me va a ser imposible ir a recogerte. Me ha salido trabajo a última hora y no podré ir. Espero que puedas volver y que no haya problemas.

Me iba a dar algo. Resulta que era la única persona en el mundo que iba a poder recogerme. Pensé en volver del aeropuerto a mi casa andando, pero seguro que me moría de hambre o encontraba algún psicópata asesino.

Sara: Mm.. no pasa nada. No te preocupes lo entiendo. Gracias de todas formas por traerme. Y por los zapatos, fue todo un detalle.

Sí, ella me trajo al aeropuerto y, cuando le pedí unos zapatos prestados, me compró unos más a mi estilo. Son unos tacones de tacón de aguja, en un tono camel con un lazo en el comienzo de los dedos de los pies, cerrados. Son muy elegantes.

Volví a lo importante. Y no se me ocurrió otra cosa que llamar a Andrea. Bueno, para quienes no la conozcan ella fue una amiga del instituto. Nos juntamos durante un par de años, aunque a pesar de ser dos años mayor que yo, parecía que tenía 10. Fuimos amigas hasta que a mi me ingresaron en un Centro de Protección al Menor, y ella tuvo depresión por unos supuestos maltratos por parte de su ex, cosa que no me creía ya que yo lo conocía, y sabía que él la amaba.

Quise llamarla, su pareja actual tenía coche y llevábamos un tiempo juntas desde que nos reencontramos. Preferí mandarle un Whatsaap, esto realmente me daba vergüenza.

Sara: Nenaa, me ha surgido un problema y Tere no va a poder venir a recogerme al aeropuerto.

Andrea: Oh Oh!, que ha pasado?.

Sara: Le ha surgido trabajo.

Andrea: A que hora llegas?

Sara: A las once y media. Sé que es algo tarde, pero es que a esta hora no hay buses ni trenes.

Andrea: No te preocupes. Alli estaremos. Un beso guapa.

Sara: Ohh gracias, eres un sol. Nos vemos guapi.

Estaba sentada en el banco, como anteriormente dije, concretamente a un metro de la pantalla que anunciaba los vuelos entrantes y salientes.

MIERDA.
MATARÉ AL PAPA SI NO LLEGO.

No supe cuándo pero quedaban diez minutos para subir al avión. DIEZ MINUTOS. ¡Hacía quince minutos que anunciaron el embarque! Salí corriendo pegando saltos como alma que lleva al diablo mientras seguía maldiciendo al Papa en mis adentros.

Llegué a que me checkaran el billete. Dos minutos para que cerraran las puertas. Llegué a tiempo, y me di cuenta de que medio aeropuerto me había seguido con la mirada. Me sonrojé ante semejante escándalo y agaché la cabeza hasta llegar a mi asiento.

Mi asiento concordaba en la ventanilla. Me encantaba ver el paisaje desde ahí. Saqué unas fotos con mi teléfono en modo avión cuando estuvimos en todo lo alto.

Era precioso. Las vistas de la costa eran increíbles, se podían apreciar los golfos, las bahías y los archipiélagos. Lo peor es que era de noche, y pronto llegaría a Málaga.

Sentí que mi estómago rugía y divisé a la azfata dos asientos mas atrás, sirviendo un chocolate. Le pedí a la muchacha que había sentada a mi lado que la avisara. Venía acompañada de su hija. Asintió con una sonrisa y en menos de un minuto estaba la azafata a mi altura.

- Perdone, señorita. ¿Podría traerme un croissant, por favor?. - Dije llamando su atención.

- Claro. Un momento por favor.

En cuestión de segundos llegó con un croissant en la bandeja. Cuando lo vi me quedé pasmada. ¡Ésto era una estafa!¿enserio?. Un croissant duro como un cuerno, precalentado en un microondas y envuelto en un plástico. Me resigné y me lo comí.

La hija de mi acompañante me mandó una sonrisa de complicidad, dándome a entender que compartía mi opinión. Cuando me lo acabé me quedé dormida escuchando música con mis audífonos.

Desperté y miré el reloj de mi móvil, quedaban diez minutos para llegar. Me levanté de mi cómodo asiento de clase turista y me dirigí al baño. Era muy pequeño y cuando digo muy pequeño me refiero a que casi no cabía de pie. Retoqué mi maquillaje añadiendo sombra de ojos y un poco de bálsamo labial. Me solté mi cabello rubio oscuro y lo dejé caer. Me volví a arrepentir de cortar mi pelo por los hombros, pero ya estaba creciendo, y eso me animaba.

Salí y volví a mi asiento. Saqué unas sandalias y metí mis tacones en el equipaje de mano y justo entonces anunciaron el descenso. Me acoplé el cinturón de seguridad y guardé mi chaqueta de cuero gris, ya que en Málaga hacía una calor de verano insoportable.

Salí del avión siguiendo a todo el mundo, claramente no tenía ni pajolera idea de dónde estaba ni de hacia dónde debía ir. Llegué, junto a la multitud, a el ala principal del aeropuerto, y vi a lo lejos a Andrea.

Un momento, no estaba sola, pensé que venía con su novio. Pero su novio era igual de alto que ella.. no podía ser. ¿A quién había traído esta loca?, ¿qué se suponía que debía decirle?, ¿hola, gracias por recogerme completo desconocido con ojos enamoradizos?...

Ya estaba delirando.

Hoooooola!!. Soy nueva en esto de Wattpad. Llevé mucho tiempo leyendo y.. bueno. Decidí escribir tambien. Se está prohibido el plagio. Comenten si les gustó, vallan dando ideas y , por favor, voten para llevar la cuenta. Sé que soy la escritora, pero tendré en cuenta cada comentario. Actualizaré cada dos o tres días. Depende del apoyo de mi móvil.

GRACIAS!!

GROSSES BISSUS!!

Valió la penaWhere stories live. Discover now