El ED1T0R (Parte 1) ~ EEEEEDLN

Capítulo 175 - Tres Manantiales (2)

[Correspondiente al capítulo 143 de la plataforma]

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"Wow."

"¿Puedes calmarte ahora?"

"Ah ~".

Arthur, que dejó con cuidado la bicicleta y las dos cajas de champán, sentó a la de primer año en un pedazo de tronco  cercano y pacientemente calmó su llanto. Echó un vistazo a su pañuelo de algodón sucio y arrugado antes de pedirle a Kleio el suyo.

“Me sorprendió que de repente apareciera la bicicleta. Lo lamento."

Arthur fue mucho más útil en esta situación que Kleio, quien estaba nervioso acerca de qué hacer una vez que la niña comenzó a llorar.

"¿Adónde vas? ¿Te llevo?

"¿No, está bien?"

"¿Estarás bien sola?"

Aunque estaba cubierto de tierra, el espadachín rubio probablemente era el Príncipe Arthur. Lilian quería desaparecer de esta situación en la que el príncipe y su anhelado mago mayor miraban lo desordenada que estaba. Sin saber lo que estaba diciendo, les hizo señas a los dos para que se alejaran.

"Está bien; se ven ocupados. Gracias."

"¿Puedo llamar a su supervisor o algo...?"

"¡Estoy bien! ¡Vamos! Descansaré un poco y seguiré mi camino"

Lilian gritó, su vergüenza claramente mostrada en su voz. Arthur deambulaba como un perro gigante tratando de ayudar a un niño herido, pero este joven le estaba haciendo señas para que se fuera. Parecía que no quería que supieran quién era ella. Kleio, más consciente de ello que Arthur, hizo retroceder al príncipe.

“Arthur, detente y ponte de pie. Si estás enferma, diríjase a la enfermería. Si necesita tratamiento, comuníquese con Kleio Asel de tercer año”.

La joven asintió un poco.

“¡Entonces, nos vemos de nuevo!”

Arthur sostuvo la bicicleta con las dos cajas de champán colgando mientras Kleio arrastraba la suya lentamente detrás de él. Lilian, que mantuvo la cabeza gacha hasta que desaparecieron, suspiró en vano.

“Oh, tenía que entregar la carta del decano…”

Lilian miró el pañuelo que le quedaba en la mano y sintió que el corazón le latía en el pecho. Las iniciales KA estaban pulcramente grabadas en el borde del pañuelo.

"Realmente, los periódicos eran todo mentiras".

Lillian Bennet se dio cuenta de que ni siquiera mil líneas podrían describir con precisión esa magia o la persona que la creó.
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“¿Fue un primer año? No te sorprende mucho. Sería bueno no decir lo que vimos; sería molesto si Zebedee lo supiera"

“La herida sanó perfectamente. Espero que no haya reconocido que se trata de una caja de licores"

“Uf, fui disciplinado por romper la prohibición del alcohol más de una vez. No podemos quedar atrapados. No podré vivir si recibo otro castigo de memorización forzada de magia.”

En los últimos dos años, los incidentes por los que Kleio y Arthur habían sido sancionados estaban todos relacionados con la bebida. El invierno pasado, cuando los sorprendieron bebiendo y jugando bajo las glicinias, Zebedee les prohibió beber en el campus. Por supuesto, no habían estado manteniendo ese orden correctamente.

"Entonces, tenemos que darnos prisa".

“Fue porque llegamos más tarde de lo que pensaba. Me preocupa tener que deshacerme de todo esto para mañana"