CAPÍTULO 32: Cara a cara con...ella II.

656 45 5
                                    

-Dos versiones diferentes, sin embargo, con el mismo final...ninguno cuido de mí. —murmuré levantándome y quitándole mis fotos. —gracias por atenderme y hablar conmigo sobre eso...cómo le dije no me interesa tener alguna relación con usted.

-Por favor no me digas eso, por fin te tengo de nuevo, déjame cuidarte cómo debí de hacerlo antes. —negué caminando a la puerta y la abrí saliendo de la habitación. —hija por favor déjame estar a tu lado. —Matt se acercó cuando me vio y me giré hacia ella.

-No necesito que me cuide...no necesito nada de usted, la necesitaba cuando era una niña, pero tuve que madurar por el dolor que me causaron...aunque he de admitir que en ciertas cosas no lo soy, pero ese es mi problema. —las puertas del ascensor se abrieron y se acercaron esos chicos...sus hijos. —bueno señora, gracias por todo.

-¿Mamá estás bien? ¿por qué estás llorando? ¿qué es lo que le hicieron? —la chica se acercó abrazándola y rodé mis ojos. —mamá llamaré a seguridad. —sentí mi estómago revolverse al escuchar cómo la llamaban.

-No hija...ellos no me hicieron nada, es solo que. —sonreí negando despacio cuando se quedó callada, obviamente ocultará quien soy para seguir con su vida perfecta. —no llamarás a la policía, Michael.

-No es necesario, nosotros ya nos vamos y no se preocupen que no me volverán a ver. —tomé de la mano a Matt y entramos al ascensor en cuanto las puertas se abrieron, al cerrarse solo abracé a Matt hundiendo mi rostro en su cuello. Solo sentí que me cargó y comenzó a caminar llevándome hasta el auto.

-Te llevaré a tu casa para que descanses. —me subió al auto y asentí limpiando mi rostro. —no está mal que llores ni mucho menos que dejes salir lo que sientes. —susurró.

-Gracias...eso da igual. —me encogí de hombros y cerré la puerta mientras él rodea el auto subiendo a este. —solo no quiero hablar de eso, no me gusta llorar, mucho menos que me vean hacerlo. —susurré colocándome el cinturón.

-¿Sabes? Me sorprende que eres capaz de enfrentar muchas cosas, no le tienes miedo a los criminales ni a las armas, pero si en demostrar cómo te sientes. —lo miré frunciendo mi ceño y le puso seguro antes de conducir. —por si te dan ganas de bajarte.

-¿Tú crees? Será porque estoy más acostumbrada a los criminales que ha personas buenas. —murmuré mirando por la ventana, el camino fue demasiado silencio hasta que llegamos a la casa y bajé del auto. — ¿Te vas a quedar?

-No, tengo que ir a la empresa, pero vendré en cuanto me desocupe. —me dijo mirándome. —llámame si necesitas algo, vendré de inmediato. —asentí dándole las gracias y me alejé entrando a la casa.

-Tardaste en llegar, ¿hablaste con ella? —dijo papá y me senté a su lado. —por tu cara me imagino que lo hiciste, mientras estabas en eso nos pusimos a investigar unas cosas más y bueno tú decides si verlas o no.

-Estoy por colapsar, da igual, hace tiempo que mi estabilidad emocional está del asco...dame eso. —Iván me pasó su laptop así que revisé con detalle cada información que había de ella. —pues...concuerda con lo que me dijo...supongo que... —mi vista se nubló por las lágrimas. —me dijo la verdad.

-Por tu cara supongo que la reunión con ella no fue nada agradable. —miré a mi papá cuando habló e hice una mueca. —eso lo dice todo... ¿no crees que debas darle una oportunidad si te dijo la verdad?

-Lo pensaré...pero no veo para qué, ya es demasiado tarde, no soy una niña que la necesita y los tengo a ustedes. —susurré y rodé mis ojos al ver la cara de los chicos. —ella tuvo la oportunidad de decirle a sus otros hijos que yo también lo era, pero se quedó callada...así que tal vez ella no quiere que se enteren.

-¿Volverás a pensar en cosas que aún no pasan o ni siquiera pasaran? —dijo mi papá un poco molesto antes de levantarse y dio unos golpecitos en mi cabeza sin lastimarme. —el día que no le tengas miedo a tus sentimientos y dejes que las personas entren en tu vida serás la persona más feliz y podrás seguir adelante, recuerda que ahora eres madre.

-Pues perdón por no poder olvidar por lo que pasé y no querer ver a una madre que huyó en lugar de entrar a esa maldita casa y darse cuenta de que su hija estaba allí. —fruncí mi ceño levantándome y pasé por su lado. —viejo loco, eres el primero en enseñarnos que no hay que tener algún tipo de sentimientos. —reproché subiendo la escalera.

-Bueno ya tienen algo en común, aunque es más razonable lo que ella hizo y no cierta personita que se fue de adolescente con un desconocido a otra ciudad solo porque le rompieron el corazón. —él espetó molestó y lo miré levantando una ceja.

-Ya te habías tardado en sacar ese tema de nuevo, ¿sabes qué? lo volvería a hacer porque ese desconocido se volvió mi hermano y mi vida mejoró...no quiero discutir contigo ni mucho menos decir cosas de las cuales me arrepienta. —preferí dejarlo con la palabra en la boca y subir a mi habitación, al entrar me cambié por algo más cómodo, revisé que Mateo estuviera dormido antes de acostarme.

-Tal vez te pasaste un poco con tu papá. —dijo Tato entrando a la habitación y se acostó a mi lado. —según por lo que me contaron hace rato eras más centrada y madura, pero...creo que tienes la misma actitud de antes.

-Supongo que eso volvió con mi memoria. —me acomodé de lado mirándolo. —siento que ellos me culpan por no llegar y abrazarla cómo si no hubiera pasado nada, además ni siquiera dijo nada...eso dolió y no estoy dispuesta a dejar que me lastime de nuevo.

-No creo que te culpen y puedes conocerla poco a poco cuando te sientas lista y sin presiones. —me abrazó besando mi frente y sonreí correspondiendo el abrazo. —está bien que no confíes en ella de inmediato, ambas deben de trabajar en eso y por cierto estos maravillosos consejos cuestan muy caros.

-Sí...empezaré a tratarla poco a poco solo si ella les cuenta a sus hijos quien soy...no veo porque ocultarle eso a su familia. —reí negando despacio. —no te pienso pagar, ser mi amigo incluye ser mi terapeuta gratis, por cierto, necesito tu ayuda...a Carmen le gusta diablo y porque me gusta meterme en lo que no me importa, quiero que sean novios.

-Ah pero que nadie se meta en tus cosas porque arde Troya. —lo miré abriendo mi boca indignada. —pero cuenta conmigo para lo que necesites, me gusta el chisme, además cómo que a él le gusta... ¿ella sabe que tú y él tuvieron algo?

-Tonto y no...no le he contado esa parte, pero ni me acordaba, fue antes de que se conocieran y ella no es de las que reclamen por cosas así. —me encogí de hombros y me senté en la cama tomando el control de la televisión. —pienso quedarme el resto de la tarde aquí, ¿pedimos algo de comer?

-Sí, muero de hambre. —tomé mi celular buscando algo para comer y después de pedir la comida nos quedamos viendo la televisión. El resto de la tarde cómo dije me la pasé con él viendo películas y comiendo, cuando Mateo despertó Tato lo cargó, se veía bastante adorable, ellos jugaban mientras yo estaba concentrada viendo la película hasta que un traje azul se posó frente a mi haciendo que levantara la mirada hasta su rostro.

-¿Por qué estás vestido así, Marcus? —fruncí mi ceño mirándolo de abajo hacia arriba. — ¿Vas a alguna cita? —levanté una ceja mirándolo de pies a cabeza. — ¿quién es la desdichada?

-Tengo que ir a sacar a la hermana de Antonio, no debería de hacerlo, sin embargo, no puedo dar mi opinión sobre eso. —suspiré dejando mi plato a un lado y gateé por la cama hasta él.

-Sí puedes opinar, pero no por eso voy a cambiar de parecer. —sonreí y besé su mejilla. —gracias por hacerlo, ¿te puedes asegurar que de que no vuelva aquí por un buen tiempo? —asintió besando mi frente.

-Yo me encargaré de eso, no te preocupes...por cierto deberías bajar porque hace unos minutos llego tu...la señora con dos chicos y están hablando con papá. —salió de la habitación riendo y bajé de la cama tropezándome un poco.

-¿Cómo se enteró que vivo aquí? —maldije por lo bajo colocándome mis tenis. —no me pueden dejar en paz solo un maldito día... ¿qué le hice al mundo para que me odio tanto?... ¿tú lo sabes? porque yo definitivamente no. —le pregunté a Tato el cual estaba riendo. —te dría hasta lo que no, pero Mateo está escuchando.

-Ya mejor calla y ve porque quien sabe que se atreva a decirle tu papá. —asentí despacio saliendo rápido de la habitación y al caminar hacia la sala pude escuchar su voz... ¿por qué tiene que venir ahora? 

ATADO A TI.Where stories live. Discover now