Capítulo 58

53 4 0
                                    

Capítulo 58:

-¡Mi amor! ¿Eres tú? ¡Qué felicidad! –Tiró el micrófono al suelo y saltó del escenario a mi encuentro. Al fin iba a poder abrazarlo, las lágrimas inundaban mis ojos, corrí hacia él. Nos unimos en un interminable y apasionado beso. Tomó mi rostro con sus manos mientras yo secaba sus mejillas, empapadas por lágrimas de felicidad. -¿Estás bien? ¡Qué hermosa sorpresa, bebé! -Sí, mi cielo. ¡Estoy fenomenal! ¡Te amo, te amo, te amo! –Volví a besarlo, todos estaban aplaudiendo, yo estaba tan feliz de estar a su lado, nuestro beso y nuestra historia era oficial. Ya nada iba a separarnos jamás si nos amábamos con esta locura.

Regresó al escenario y continuó con el recital. Fue tan largo, duró más de dos horas y media, para darle inicio así a lo que sería el fin de Revolución-Sueño Dorado.

Antes de que finalizara el show, me dirigí hacia su camarín con los bebotes. Él se despidió del público y bajó del escenario. Corrió hacia el camarín donde Federico, Alma y yo lo esperábamos y abrió la puerta con desesperación.

-¡No tienes idea de lo feliz que soy ahora! –Cerró la puerta y se dirigió hacia mí. Lo besé intensamente, cumpliendo el deseo que tenía desde el momento en que nos separamos, amándolo con todo mi corazón, desde lo más profundo de mi ser. -Quiero agradecerte por tu presencia todo este tiempo, mi amor. La mayoría del tiempo en que estuve en coma, escuchaba todo. Cuando estaba triste, tú me dabas alguna caricia o me decías algo para consolarme, sin darte cuenta de lo que yo sentía… Cuando tuve la pérdida en el hospital el día en que nacieron los bebés, el dolor estaba matándome y, de no haber sido por ti, nadie lo habría sabido. -No tienes por qué agradecerme, amor. ¿Cómo iba yo a dejarte sola si tú eres mi vida? ¡No imaginas lo triste que me ponía pensar que no despertarías y que me dejarías solo en esta nueva vida! –Me llevó hacia el sillón y caímos abrazados. – ¿Qué dijo el médico? ¿Tan bien estás para que te dieran de alta tan temprano, princesa? -No… emm… A decir verdad, me escapé del hospital… -Miré hacia abajo y comencé a reír. -¡Samantha! ¿Cómo haces tal cosa? –Dijo sorprendido, iba a retarme. -Escucha, desperté luego de que tú te fuiste. No iba a avisarte porque tú no viajarías nada a Jujuy. Pero necesitaba conocer a mis hijos y estar contigo y con ellos. Mamá me entendió y le prometió al doctor que cuando regresara, me haría todos los estudios habidos y por haber para comprobar mi bienestar. -Mi amor, ¿cómo te arriesgas a tal cosa? -Abel, estoy bien, estoy aquí, con ustedes tres. ¡Eso es lo importante!

Nos quedamos callados y me besó nuevamente. Es que por fin, comenzábamos a ser lo que éramos en el principio. Se quedó mirándome, callado, tratando de pensar qué decir, o cómo decirlo, quizás.

-Siento mucho todo lo que vivimos… -Dijo. -Yo también mi amor, si tan sólo hubieses escuchado mi explicación… Sé que era difícil para ti, porque estábamos saliendo y conociéndonos al mismo tiempo y te dolió haber confiado tanto. Pero yo no tuve nada que ver en las mentiras de aquel idiota. -Lo sé, perdóname. De hecho, lo que viste en mi departamento el día de tu cumpleaños, yo no lo planeé. Hacía un día que no encontraba mi teléfono, supongo que Paola no quería que te saludara. Fue ella quien te citó para que sucediera lo que pasó… -Me hizo recordar aquella imagen de ellos dos en la cama y enfurecí. Es que desde que nos conocimos, aquel día en Neuquén, jamás volví a tener relaciones con Matías, pero él decidió acostarse con cualquier mujer para poder así olvidarme. -Tenías que recordármelo. ¿Por qué hiciste aquello? -¿Aquello qué? –Preguntó. -¿Por qué decidiste buscar a otra mujer al poco tiempo de haberme dejado? ¿Por qué decidiste acostarte con ella? -Samantha, sentía tanto dolor aquí… -Colocó mi mano en su pecho, sobre su corazón. –Intenté borrarte de cualquier forma y no lo lograba, pensé que así quizás… -Lo interrumpí y quité mi mano de su pecho. -Que quizás así me arrancarías de tu vida… ¡Pero no! ¡Lo único que lograste fue comenzar odiarme al no poder lograrlo! -¿Por qué me vienes con esto ahora, Samantha? –Preguntó atónito y enojado. -Porque te busqué durante mucho tiempo y era como si no existieses o como si yo no existiera para ti… Porque pasé por muchas cosas sola cuando en realidad, no debía… Porque cuando al fin te encontré, estabas haciendo el amor con otra mujer… Porque siempre que estoy feliz, ella tiene que aparecer a buscarte… -Las lágrimas de rencor, de ira, de lamento, comenzaron a inundar mis mejillas. –Ya déjalo, no vale la pena seguir hablando del asunto.

Me levanté del sillón y corrí al baño para salir un poco de aquel incómodo momento. ¿Por qué ahora, cada vez que intentábamos estar juntos, felices, algo tenía que complicar las cosas? ¿Por qué al destino se le había antojado hacernos vivir este laberinto de emociones, de estar bien y al segundo estar mal? Escuché que se abrió la puerta del camarín. Me quedé encerrada en el baño, escuchando.

-¿Qué haces aquí, Paola? ¡No puedes estar aquí! –Dijo Abel en voz alta pero sin gritar. -¿Qué pasa gordito? ¿No estás contento de verme? ¡Te he extrañado tanto, mi amor! –Dijo ella con aquella vos que me asqueaba. La furia volvió a mí, pero esperaría a ver qué haría Abel. -Paola, creí que te había dejado claro que lo nuestro ya no podría seguir… -Pero yo seré una buena madrastra, mi amor. ¡Ven aquí! –Dijo ella.

¡Esto era demasiado! Si él quería, podía volver con ella y casarse y ser feliz, y todo lo que demonios quisiera, pero a mis hijos ella no se les acercaría ni a kilómetros. Agudicé el oído para escuchar a Abel, pero sólo obtuve silencio. Salí rápidamente del baño para volver a la desilusión. ¡Se estaban besando! ¡Maldita sea, se estaban besando! Ella estaba agarrada a la cintura de Abel con sus piernas, prendida a él como un parásito, y lo estaba besando. Esto ya era una falta de respeto hacia mi persona y hacia mis hijos, porque ellos estaban allí, también.

Sin Luz Propia.Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin