Capítulo 54

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Capítulo 54:

<<SAMANTHA>>

…Había sentido su cálido beso y, por primera vez desde que estaba en coma, sentí como mariposas en la panza. Me ponía contenta haber escuchado que se iría a un festival en Jujuy, que continuaría con la gira y que comenzaría su nueva vida como padre al fin. Pero me entristecía darme cuenta de todos los momentos de los que me había perdido en estos tres meses y en todo lo que podría llegar a perderme si seguía en este estado…

…Moría de ganas por conocer a mis hijos, por abrazarlos, por acariciarlos… Por mirar sus ojitos y que sostengan mis dedos con sus manitos. No sabía si quiera cómo era su rostro, Abel siempre dijo que Federico tenía rulitos y una sonrisa hermosa, yo imaginaba a mi hijo igual a él. Y me decía que Alma tenía mis ojos y se le notaban lindos hoyuelos que hacían que su sonrisa fuese tan tierna. Mis hijos eran hermosos, y no hacía falta verlos para saberlo porque los amaba con el corazón y con todas mis fuerzas…

…Mi madre estaba en mi habitación, se sentó a mi lado para conversarme…

-Será un fin de semana de chicas, creo. –Me acarició la mejilla. –Todo esto es muy fuerte para mí, hijita. Le dije a Abel que yo trataba de estar bien por toda la familia, pero lo cierto es que aparento ser fuerte porque por dentro sólo lloro desesperadamente. Veo que llevas más de tres meses en coma, que hace dos meses nacieron tus hijos y aún no has podido ni amamantarlos… Deseo tanto que despiertes de una vez, que conozcas a los mellis. –Noté que estaba llorando porque su voz se entrecortaba. -¿Sabes algo? Todas las noches rezo, imploro, que dios te saque de este lugar para que puedas vivir esta nueva etapa. Pido con el corazón y el alma para que salgas adelante, daría mi vida por ti si fuese necesario, hija. Eso es lo que le pido a dios, que no vaya a apartarte del lado de tus hijos y de tu pareja, porque ellos te necesitan demasiado. Todas las noches le pido que, si él necesita a alguien allá, que me elija a mí, yo ya he vivido la mayor de mis felicidades, tenerte a ti. Es algo maravilloso y no quiero que te lo pierdas porque tú tienes dos, y te aman con locura… -Comenzó a llorar más fuerte. –Lo siento hija, voy en busca de un vaso de agua y a tomar un poco de aire. Ahora que todos se han ido me siento más libre de expresar lo que estoy sintiendo y no quiero ponerte mal. –Me besó la frente y salió de la habitación.

…¿Por qué mi madre decía aquellas cosas? ¿Por qué nunca nada tendría que salir bien del todo? ¿Por qué el final feliz no incluía a todos? Descubría que había tanto amor para dar en estas dos familias y, sin embargo, siempre había alguna situación que echaba a perder todo…

…Esta enfermedad o como se le llamara nos estaba consumiendo a todos, en cierto modo me sentía culpable de notarlos destrozados. Entendí que dependía de mí definir esta situación. Comencé a sentir una presión en mi cuello y en el pecho y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Sentía como si las lágrimas que estuvieron presas durante todo este tiempo fuesen a salir e inundar la habitación. Sentí mis mejillas húmedas…

…-¿Estoy llorando?...

…Pase mi mano por mis mejillas y noté que sí estaba llorando, para luego notar que había movido mi brazo. ¿Cómo era posible? Me sorprendí tanto, podía moverme, sólo me quedaba un paso por dar, abrir mis ojos…

Comencé a llorar más y más al entender que ya había despertado. Salí de la cama rápidamente para asegurarme de que jamás volvería a ese lugar. La habitación era tan espaciosa y estaba tan iluminada por los ventanales que dañaba un poco mi visión hasta que me acostumbré a la luz en pocos minutos. ¿Qué haría ahora? Pensé en llamar a Abel para darle la noticia pero pensé que, si él lo sabía, vendría rápidamente y suspendería el recital, por lo que decidí no llamarlo. Me acerqué hacia el ventanal para mirar la calle, estábamos a gran altura, debía ser alguno de los últimos pisos. Sentí que se abrió la puerta de la habitación.

-Mis ojos no creen lo que ven… -Dijo mi madre, volteé a verla, tapaba su boca con las manos y lloraba sorprendida. -Soy yo, mamá. ¡Desperté! –Dije con una gran sonrisa y ella corrió a abrazarme.

Sin Luz Propia.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt