Capítulo 43

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Capítulo 43:

-¿Qué sucedió, Sammy? ¿Por qué estás así? –Preguntó Ariel. -Porque lo único que consigo con todo esto es ser humillada. Si yo ya sabía que él está con otra, ¿por qué no lo acepto de una vez por todas? –Sequé mis lágrimas y me senté en la cama, desganada. -¿Sabes lo que sentí al verlos allí, en la cama? Se me destrozó el alma. -¿Qué dices? –Preguntó sorprendidamente enojado. Había que aceptarlo, era la realidad. Solange se sentó a mi lado y me abrazó. -Lo que oyes, y lo peor es que me siento confundida. Él decía que no sabía que yo estaba aquí, que él no me había enviado el texto porque perdió su teléfono… -¡Fue ella! ¡Estoy seguro! –Dijo Ariel apoyando su cabeza en la pared, tratando de pensar. -Ustedes tenían razón, él aún me quiere… y… ¡Dios! ¡Aún, cómo lo amo! –Dije apretando mi cabeza con las manos. –Me besó con tanta pasión, con tanto dolor, con tanto deseo. –Me quedé callada recordando aquel beso, mis lágrimas caían aún más rápido. –Pero se termina, ahora. Debo regresar, necesito ir con mi médico, me siento muy mal y no quiero que nada les pase a mis hijos. Todas las mujeres de mi familia han tenido complicaciones en sus embarazos, no muchos han terminado con final feliz. -¿Cuándo te irás? –Preguntó Ariel. -Hoy mismo, no quiero perder un minuto más. –Traté de levantarme de la cama pero mis piernas se debilitaron y caí al suelo. Ariel corrió a auxiliarme y Solange buscó su teléfono. -Mi amor, ayúdala a que termine de armar sus bolsos, yo llamaré un taxi para ir al aeropuerto, me iré con ella a Mendoza, no la dejaré sola. –Solange se dirigió a Ariel, quien ya se encontraba ayudándome con mis cosas.

Salimos de la habitación hacia el living, donde nos esperaban Susi y Raúl, en silencio. Susi se acercó hacia mí y me ayudó a sentarme en el sofá, me abrazó muy fuerte.

-Sammy, el taxi está por llegar, aguarda unos minutos mientras termino de guardar unas prendas en mi bolso. –Dijo Solange desde su habitación. -¿Te irás ahora, hija? –Preguntó Susi. -Sí, estoy sintiendo algo raro con los mellis, necesito ir a ver a mi médico. -Escucha, sea lo que sea que haya sucedido allá en el departamento, recuerda que Abel jamás sería capaz de hacer algo así, es esa chica la que está cambiando el rumbo de las cosas. –Dijo Raúl. -Eso mismo le dije, papá. –Afirmó Ariel lo que había dicho su padre. -¿Cómo puede ser que a Abel se le haya perdido el teléfono y lo tenga Paola? ¡Es inaceptable! -Bueno, ya está, Ariel, no podemos hacer nada con ellos. Abel tiene que darse cuenta solo. –Dije tratando de cambiar de tema. En ese momento llegó el taxi a buscarnos. Sol corrió hacia la puerta y le dio nuestras maletas al taxista. -Oh, no. Sí lo haremos. Él va a escucharnos, ya no es como antes, está cambiado. ¡Va a escucharnos! –Dijo Raúl. Me despedí de todos y me dirigí hacia la puerta, cuando recordé algo que debía hacer antes. -Lo estaba olvidando… -Dije y saqué una pequeña bolsita de terciopelo de mi bolso, en ella metí el anillo que me había obsequiado Abel. La cerré y se la entregué a Ariel. –Necesito que le des esto a Abel cuando lo veas, ya no tiene sentido tenerlo conmigo.

A las dos de la madrugada llegamos al aeropuerto de Mendoza, donde mi madre estaba esperándonos. Ella y Sol hablaban pero me era difícil concentrarme, no podía sacarme de la cabeza aquella escena. Es que no lograba entender cómo, en un momento estaba en la cama con Paola y, en un abrir y cerrar de ojos, estaba besándome como si estuviese todo bien entre nosotros. Su beso me sacó de mi eje, me desorientó. ¿Cómo sigo?

Al llegar a casa, Solange recibió un mensaje de texto de Ariel, lo leyó en voz alta.

…-Amor, cuando lleguen, avísame. Voy a llamarte y vas a ponerme en altavoz, hay algo que deben escuchar…

Como ya habíamos llegado, Solange lo llamó de inmediato.

-Mi amor, ¿qué sucede? –preguntó Sol. -¿Cómo que…? ¿A esta hora…? De acuerdo, le explico y te pongo en altavoz. –Colocó su teléfono sobre la mesa, en altavoz. –Sammy, Abel te está buscando… Por esa gran casualidad, le preguntó a Ari si nosotros sabíamos de tu estadía en Buenos Aires y él le dijo que te habías quedado en nuestra casa porque te habíamos invitado… Llegó la hora, Sam, Abel va a saber todo en esta noche, y Ariel y Raúl quieren que tú escuches…

Sin Luz Propia.Where stories live. Discover now