Capítulo 37

52 3 0
                                    

Capítulo 37:

No sabían qué decir, ni qué hacer. Una chica que estaba junto a uno de los amigos de Matías, corrió y se escondió en el baño.

-¿Qué festejan en la casa de mi ex futuro esposo? -Su despedida de… ¿de qué? –Dijo alguien, perdido, borracho. -¿De soltero? –Preguntó Florencia. -Sí, eso. –Respondieron. -¿Dónde está Matías? –Pregunté -Arriba… -Fuimos con Flor hasta la que era la habitación de Matías. -¡Ah, qué bien, Matías! ¡Gracias por hacérmelo más fácil! –Dije al comprobar que el mensaje de texto era cierto y sorprenderlo teniendo relaciones con otra mujer. -¡Samantha! –Dijo Matías y se cubrieron con las sábanas. Me quedé mirando a aquella chica por unos segundos hasta darme cuenta que era la misma chica de antes, la rubia que estuvo con él el año anterior. -¿Tú? –Dije sorprendida al reconocerla. –Matías, dime algo… ¿Por qué estabas empecinado en casarte conmigo si seguías con ella? -Puedo explicarlo, Sammy… -No, no puedes, no lo necesito. Agradezco haberte encontrado así porque quería contarte algo y ahora me siento más libre de hacerlo. -Samantha… -El otro día, cuando fui a mi departamento y te vi con Germán, recordé que tu amigo era quien me había hecho el examen de ADN, y comencé a dudar. Quizás tú habías falsificado los resultados, así que me tomé el atrevimiento de realizar uno nuevo, y ¿adivina qué? –Hice una pausa pero él no respondió. –Tú me mentiste, mis hijos no son tuyos. –Le mostré el papel y se puso nervioso. -Perdóname, Sammy, podemos arreglar lo nuestro, dame otra oportunidad. -No, Matías, ya no pidas perdón, es tarde, lo nuestro se acabó desde el momento en que me apuntaste con un arma, desde el momento en que me pusiste un dedo encima, desde que me enamoré de Abel. Y arruinaste todo, porque lo perdí. –Le quité el examen de las manos y decidimos irnos del departamento. –Ya no festejen más nada, porque no habrá casamiento. –Todos se quedaron mirándome en el living mientras nos íbamos. La chica que se había escondido en el baño salió corriendo detrás de nosotras para hablar en la calle, a solas. -Lo siento, yo no quería que se arruinara tu casamiento, a mí sólo me pagaron para entretener a tu novio durante la fiesta, pero yo ni siquiera lo conozco. -¿Disculpa? –Dije confundida. -¿Quién eres? -Escuché desde el baño lo que le decías a tu novio, te juro que no hicimos nada, no te pelees con él. –Continuaba excusándose aquella chica. -Oye, a Matías lo encontré con una rubia en su habitación. El hombre con el que tú estabas en el sillón no es nada mío, agradece que te confundiste de chico, porque si no habrías pasado vergüenza. –Ella se quedó mirándome, sin entender, pero se alivió al oír que ella no había hecho nada malo. –Ahora, dime, ¿quién te pagó para que estuvieses con “mi novio”? -Una mujer, no la conozco porque sólo se comunicó conmigo por teléfono. Lo único que sé es que se llama Paola…

¿Paola? ¿Acaso habría alguien más que se metiese en mi vida? A ella, directamente, no la conocía, pero, ¿por qué querría ella evitar que me casara con Matías cuando eso ya no iba a suceder?

Sin Luz Propia.Where stories live. Discover now