Capítulo 5

117 5 1
                                    

Capitulo 5:

-Abel, tu novia no está bien. Tendrías que ocuparte un poco de ella. –Dije e inmediatamente su rostro cambió. -Llevamos mucho tiempo estando juntos, desde el jardín de infantes nos conocemos. Ha sido la única mujer con la que he estado. –mientras hablaba movía sus manos, como si también hablara con ellas. –Hubo un momento en el que estuve loco por ella, fue cuando le propuse noviazgo. Y creo que eso duró cuatro años. Allí fue cuando comprendí que había sido sólo eso, un amor de adolescentes. -¿No la amas? –Dije sorprendida. -¿No la amas y, aún así te casarás con ella? -Cuando descubrí que todo era algo de chicos fue cuando maduré un poco, y entendí que ya estábamos grandes como para jugar a pelearnos, habíamos pasado muchos años juntos, tanto de amistad como de novios. ¡Siempre juntos! Creo que por eso sigo con ella y es por eso que se hará la boda, por el respeto que le tengo a ella, a su familia, y a todos estos años. -Eres un gran hombre Abel, Natasha tiene suerte de tenerte. Pero no está bien que la tengas escondida. -No lo soy del todo, no la amo, y voy a casarme con ella sin amor. Por quien siento algo es por ti. –Se quedó mirándome, yo no sabía que responder, me sudaban las manos. -Debes estar confundido Abel, es muy pronto. -Dime, ¿cuánto tiempo llevas con Matías? –No quería hablar justamente de eso. -Llevamos siete años juntos, lo conocí cuando tenía quince años y él me propuso noviazgo cuando cumplí los dieciséis. -Bastante –Dijo prestando atención. -Sí, bastante. Somos una pareja un poco extraña. Él hace su vida, yo la mía. -¡Mejor! Dile que no soy celoso. –Comenzó a reír. Miró la hora, eran las 19:30. Se suponía que la fiesta comenzaría a las 21:30. Nos dirigimos hacia la casa de los padres de Natasha para arreglarnos.

La novia de Abel aún no había regresado a casa. Por suerte, nos ahorramos las disculpas. Abel me preguntó cuál era mi canción favorita, para cantarla en la fiesta, a lo que yo respondí: -Alelí, me encanta como la cantas. -No lo creo. –Se quedó boquiabierto. –Es la misma canción favorita de Natasha. Serán dos pájaros de un tiro. –Comenzó a reír. -Genial! Amo que nos compares, ¿sabes? –Respondí con poca simpatía.

Decidí llamar a mi novio para advertirle que hoy tampoco viajaría. Le expliqué todo, y él respondió sin enfadarse. Seguramente tenía pensado salir con sus amigos a “aquel bar” cerca de casa.

A las 20:30 ya estábamos listos. Yo estaba contenta, usando el vestido color verde agua que Abel me había comprado. Con un gran escote, dejaba la espalda libre hasta por debajo de la cintura, el vestido llegaba a las rodillas. Me maquillé muy simple, e hice un peinado con una trenza, dejando parte de mi cabello suelto. Salí del baño y allí estaba él, con un traje gris, camisa blanca y corbata del mismo color que mi vestido.

-¡Qué hombre tan sexy! –Dije mientras me acercaba a él. –Mira, haces conjunto conmigo. –Sonreí -Claro, por eso escogí ese vestido para ti, por cierto, todos te quedaban hermosos. –Dijo mientras me tomaba de la mano y me hacía dar una vuelta. -¡Estás preciosa, princesa! –Me sonrojé al escucharlo. –Gracias por estar esta noche conmigo. –Dijo y me dio un tierno beso en los labios, con cuidado para no manchar sus labios con mi maquillaje.

Sin Luz Propia.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant