38. 𝙳𝚎𝚋𝚘 𝚍𝚎 𝚊𝚋𝚛𝚒𝚛 𝚖𝚒𝚜 𝚊𝚕𝚊𝚜 𝚢 𝚟𝚘𝚕𝚊𝚛

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Noel llora de repente y mis ojos lo imitan, lo hacemos en silencio porque a él le he hecho mucho daño con mi decisión y yo me siento una persona horrible. ¿Qué puedo decir? Tarde o temprano tendría que haber cometido un error porque en el fondo me siento como un completo inútil que nada hace bien, y ahora mismo esto demuestra que ni esforzándome para llegar hasta el final soy capaz.

—¿Por qué me hiciste eso, Ziel? —murmuró, lloroso, Noel mientras las lágrimas se fundían en la almohada—. Yo te quiero, eres mi pajarito hermoso y siempre lo vas a ser aunque tenga que morir por defenderte.

—Pero yo no quiero que mueras... —murmuré yo también—. Si murieras tú o Hiel, o incluso ambos, no podría vivir feliz nunca más. ¿Tienes idea de lo qué me ha dolido soportar todo esto, en silencio, ignoraros, hacer que todo iba bien, para que pudiera abrir mis alas y volar lejos antes de que os dierais cuenta?

Noel sorbe sus mocos y se acerca a mí, sólo un poco más que nuestros alientos choquen y una de sus manos me quite las lágrimas de la cara. Duele. Duele tanto darse cuenta que él, pese a estar hechizado, me ha seguido amando y creo que no es justo que yo siga vivo. Noel merece ser feliz, tener a su lado a alguien que le haga sentir el lobo más completo del mundo y no alguien como yo.

—Mi amor, escúchame: Hiel y yo te amamos a nuestra manera y no nos importa que nuestra vida se una a ti en todos y cada uno de nuestros días, porque respiramos felicidad aunque tú siempre parezcas triste. Somos tres estaciones que se rotan a lo largo de los meses, aunque a los demás sólo les importe vivir una por las razones que sean. Somos tres, pero juntos hacemos un solo equipo que puede ser invencible por algo más que nuestras habilidades físicas, nuestras aptitudes sociales o lo que digan las leyendas.

»Tú eres un invierno eterno, uno que siempre está triste y llora tanto por fuera como por dentro. A veces eres frío, aun cuando sabes que las cosas te hacen daño para que puedas seguir adelante, sin importar el tiempo que demores. Pero después del invierno llega la primavera, cuando todo se llena de flores y los pájaros cantan un sonido que me recordaría siempre a ti. 

»Yo soy un verano, ardiente y caluroso que espera su momento a que alguien me enfríe lo suficiente para volverme templado. Alguien que aplaque mis intensidades, controle mi fuego, se pegue a mi calor y refresque cada uno de mis días para que pueda ser soportable en cualquier lugar. Un verano sin su invierno no es una estación completa, no es una dualidad idónea. Yo, sin ti, estoy incompleto.

»Hiel, por su lado, es un otoño ambivalente. Puede ser tan caluroso como yo cuando sus emociones aumentan de volumen y rasgan la gráfica de la contención, o tan triste y frío como tú porque sus heridas, aunque las sanes, se transformarán en cicatrices de guerra para recordarle que la vida no va en un solo sentido. Es el equilibrio de este triángulo equilátero que puede sostenernos, porque sin él yo te puedo calcinar y tú a mí me puedes apagar. Lo necesitamos, nos necesitamos los tres; nos necesitas.


Por cada cosa que dice se acerca hasta que sus brazos me agarran. Me siento indefenso, pequeño, roto y herido porque no estoy seguro ahora si realmente esto es en realidad lo que necesito. Cuando comencé a informarme sobre el mundo de los lobos, comprendí que su sociedad es compleja, terca e injusta; incluso violenta. Salvaje. No podía permitir que alguien como yo, tan débil e inseguro, provocara brechas en sus lazos familiares y lo correcto era echarse a un lado para seguir con mi camino.

Hundo mi cara en su pecho desnudo e inhalo su aroma, haciendo que mi corazón se calme un poco aunque mis lágrimas no cesen y le mojen la piel. Puedo escuchar a la perfección los latidos, como si siguiera una partitura con mi nombre y entintada con mi sangre; la misma que yo tengo de los tres hermanos navegando por mi cuerpo. Ellos protegerían mi cuerpo, yo protegería sus mentes, ese era el plan principal para poder marcharme con un recuerdo tan personal. Pero al parecer nunca servirá para él.

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