4. 𝙸𝚗𝚝𝚛𝚞𝚜𝚘 𝚘 𝙴𝚜𝚙í𝚊

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Es treinta de abril, viernes, y mañana es la fiesta que llevo escuchando desde hace ya unas pocas semanas. No hay cambios significativos fuera de mi vida como estudiante universitario, quitando que, tanto los hermanos Blur como los Heulen, me observan a grandes distancias siempre que es el recreo o la salida donde espero pacientemente a que todos se vayan a casa pronto. Los deberes siguen siendo aburridos, las clases monótonas, las palabras molestas e hirientes hacia mi persona son una normalidad ya aceptada; mi mundo gris a duras penas ha tomado conciencia de los colores que habitan a mi alrededor, aunque son un poco oscuros.

Menos cuando alguien me mira, haciendo que el tono azul se remarque entre todos los demás; mas temo que sea una mala señal y huyo.

Ayer tuve que volver a Eureka y comprar esas dos revistas, siendo afortunado en que nadie se me interpuso en mi camino para que hiciera el ridículo. Lo agradezco, pero sobre todo porque no me gustaría volver a sentir esa misma sensación de terror que congela la sangre de mis venas y me insta a huir todo lo lejos que pueda. Es como si dejara de ser una persona y me transformara en un animal que intenta huir de un depredador, al menos todo lo lejos que mis piernas me permiten hasta sentirme a salvo.

Pero ahora siento calor, mucha.

Me pesan las piernas, incluso creo que se me han atontado.


Cuando abro los ojos con lentitud veo que la ventana que había dejado abierta antes de acostarme sigue mostrándome que es de noche, con la luna menguante en el cielo y el viento que se cuela sin pedirle permiso a nadie. Es suave y un poco fresco. Sin embargo no puedo moverme cuando siento que tengo sed, lo que hace que la mirada pase de ahí y mis pajareras hasta la dirección de mis piernas. 

Me quedo helado e instintivamente aprieto la boca; conteniendo las ganas de gritar.

Hay un intruso en casa, uno que no es un pájaro como suele ser común durante los días soleados; ni siquiera es un ave. Sobre mis piernas tengo una criatura de cuatro patas con el pelaje tan negro como el carbón, orejas puntiagudas y las puntas de las garras a la vista. Está dormido. Su estómago se mueve sobre mis piernas a una velocidad lenta y calmada, y el rostro que vislumbro mientras la luz del exterior lo alumbra, diría que es plácido como la propia luna llena. El problema es su tamaño, es enorme, y encima pesa tanto que a duras penas comienzo a sentir que mis pies hormiguean. 

—Perdona... No puedes estar aquí —murmuré, sin esperanzas de que el lobo me entendiera realmente. O que, al menos, pudiera escucharme. Estaba muy habituado a hablar con los animales como los perros, los pájaros y los gatos, los cuales parecían entenderme un poco dependiendo de mi tono y mi expresión corporal.

Pero no se mueve. De hecho, parece que está demasiado a gusto en la posición en la que está: abarcando la mitad de mi cama junto con las piernas, recibiendo el aire de la ventana y la puerta, la boca abierta y una postura que parece muy agradable para él mientras sufre algún que otro espasmo en la pata. También mueve la cola.

—Si te dejo dormir... No me atacarás mientras descanso, ¿verdad? —pregunté, y sólo obtuve un ronquido—. No podré moverlo por mí mismo, y estoy tan cansado por gastar energía...

Quizá lo correcto sería dejarle descansar, aunque no sé en qué momento ha entrado en casa. La puerta de abajo siempre la cierro (además de embrujarla) y la de la cocina también, los muros son altos y puntiagudos, y normalmente los pájaros son los amigos que me hacen visitas. Ni conejos, ni jabalíes, ni perros, ni gatos... Únicamente aves que se cuelan por mi ventana, se meten dentro de las pajareras para comer su alpiste y luego me dan su atención. Les cuento mi día a día, absolutamente todo, y casi juraría que son capaces de entenderme cuando les cuento algo. Pían alto y brusco cuando parece que algo que les digo les enfada, agachan la cabeza cuando algo es triste, se asustan cuando hablo de los extraños hermanos Blur y se estremecen en el momento de pronunciar el apellido Haulen. 

𝓩 i e l [También en Inkitt]Onde histórias criam vida. Descubra agora