20. 𝙰𝚑𝚘𝚛𝚊 𝚖𝚒 𝚟𝚒𝚍𝚊 𝚍𝚎𝚙𝚎𝚗𝚍𝚎 𝚍𝚎 𝚟𝚘𝚜𝚘𝚝𝚛𝚘𝚜

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Quizá sea cierto que todo cuento de hadas conservan cierta parte de razón entre el papel, las letras entintadas, los dibujos infantiles o el poder de la prosodia. Puede ser que todas esas bobas historias que me contaba el abuelo, los cuentos oscuros de mi padre y la leyendas hermosas de mi madre fueran un mejunje para enturbiar mi mente mediante el paso de los años. 

Escuché cada palabra con atención, leí todo libro que caía en mis manos, pero siempre había un momento al mes que una historia se repetía. Al principio no le di importancia. 

Sin embargo, conforme entraba con Hiel a su casa, no dejé de pensar. Pensar es mi defecto y al mismo tiempo mi forma de escapar del mundo físico; y ahora, me guste o no, sólo intento comprender lo que nadie quería contarme antes de tiempo. Aunque supongo que todos tenemos nuestro secretos.

El lobo, el pájaro y el murciélago. Tres animales conectados junto al nombramiento de una luna que los caracteriza: El lobo, un ser que se le acopla a su raza un gran luna llena donde los clásicos varían desde hacerla blanca como la leche o darle un amarillo enfermizo; el murciélago, un chupóptero familiarizado con una espeluznante luna rojiza como la sangre que navega entre las venas de los vivos; y finalmente el pájaro, el cual nunca hubo uno fijo en las historias de mi familia, pero siempre me recordaban que la luna azul los guiaría por el buen camino. 

Pero un "buen camino" no significa que sea agradable o tranquilo.


—Toma, un poco de tila para que te relajes un poco. —Me ofreció Hiel, mostrándose preocupado al verme tan callado en el sofá.

—Gracias... —susurré bajo, encogiéndome en mí mismo.

Le doy un sorbo a la bebida, la cual no está tan caliente como esperaba, y simplemente dejo de pensar. Realmente no me ayudará ahora mismo a calmarme. Hoy está siendo un día de locos lo mire por donde lo mire, porque no sólo me he expuesto hacia dos de los Blur sino que además he comprobado que Noel no es una persona normal; lo cual no sé si eso es bueno o malo.

Es como yo, distinto.

Bebo un poco más para permitir que la tila me ofrezca un poco de paz, aunque es difícil dados los acontecimientos. A veces mis manos tiemblan, humedezco los labios que se resecan o sufro pequeños espasmos al intentar respirar con normalidad; y quizá por ello, Hiel, pasa su brazo por detrás de mi espalda y apoya su cabeza sobre la mía al ser más alto. Está intentando calmarme a su manera, y aun así dudo en si debería permitírselo o no. ¿Él también es un lobo como Noel? ¿Es algo genético? ¿Sólo le ocurre al mayor?

—Noel volverá, es un lobo fuerte.

Mis hombros se hunden y dejo escapar un suspiro nervioso. Sé que intenta por todos los medios posibles hacerme sentir a gusto, y sin embargo con esa frase ha provocado un diminuto efecto contrario en la psique. Si él era el lobo que venía a casa, entonces sé que no me va a morder ni atacar pero nada me asegura que no lo haga cuando sepa lo que soy. ¿Y si me odia cuándo descubra que le he alejado con mis poderes en todo este tiempo?

Lo alejé porque era lo correcto. No podía permitirle a ningún humano interponerse en mis directrices, y él era demasiado insistente. Sólo fui cuidadoso. ¿O quizá hubiera sido mejor permitirle desde un principio acercárseme?

Estoy hecho un lío.

—H-Hiel, ¿tú también eres...? —Mi voz se quedó silenciada con la duda, más que por el miedo, y cuando asintió simplemente me estremecí—. ¿Me vais a matar? 

—¿Qué? —Me miró entre incrédulo, dolido y enfadado—. ¿Por qué deberíamos de matarte, si eres una persona hermosa y buena? Las Lunas como tú son muy escasas, no podemos permitirnos perder más.

𝓩 i e l [También en Inkitt]Where stories live. Discover now