5. ¿𝙴𝚛𝚎𝚜 𝚝ú?

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Noel

Es por la mañana cuando me estiro en mi cama y mis huesos traquetean. Es imposible que no sienta una sensación de vacío en el estómago, puesto que la fiesta de esta noche sólo se puede ingresar por invitación. Estoy seguro que Ziel no... Mierda, no sé por qué pienso en él, cuando hice tanto daño a Hiel por mi escapada del viernes de madrugada. Quizá debería de ser un buen hermano, hacerle caso y dejar que esta situación se afloje.

¿Podré hacerlo?

Desvío la mirada hacia el gran ventanal de mi habitación, abierto, donde el viento a duras penas parece querer ingresar en este habitáculo. Simplemente ocurre de forma aleatoria, mientras veo los colores revoloteando a mi alrededor; generalmente naranja, amarillo y rojo, los colores de una hoguera. A duras penas quedan rastro de azul. En lo que paseo la mirada, me doy cuenta que la habitación se siente diferente a otros días y no estoy seguro si realmente esto es bueno o malo. 

—¡Hey, Noel! —golpeó Edel la puerta, iniciando un estruendo como todas las mañanas—. ¡Arriba, arriba, arriba! —dio más golpes que me estaban dando dolor de cabeza.

—¡Edel, basta! —grité, y los golpes cesaron—. Estoy despierto...

—Hiel quiere hablar contigo, ¿puede entrar? —preguntó, cosa extraña si teníamos en cuenta que nuestra privacidad como hermanos era bastante limitada, a excepción de llevar a alguna chica a casa.

Pensar en lo que pasó ayer cuando volví aún me hace sentirme herido, puesto que siempre hemos sido los tres hermanos muy unidos a nuestra manera. Mi mano se coloca en la zona del corazón, aun cuando sigo sintiendo el vacío de mi estómago. Posiblemente es hambre, ya que a noche a duras penas comí de mi plato.

—Que pase.

Cuando mi hermano entra puedo ver en su rostro un gesto afligido, a lo que yo respondo del mismo modo. Cierra la puerta en las narices al menor y camina, con la cabeza gacha, hasta el lateral de mi cama. Tiene los puños cerrados, contenidos, y aunque intuyo que no tiene intención de golpearme no puedo asegurarlo; los dientes apretados junto a la mandíbula; la respiración lenta aunque superficial, moviendo su pecho con intención de parecer calmado. Me preocupa. 

Hiel es el mediano de nosotros tres, quien normalmente sabe qué decir para que las puntas de este triángulo equilátero no dejen de medir sesenta grados, aunque sea difícil de lidiar. Somos hombres, somos Alfas, somos lobos. Somos distintos. 

—Lo siento —murmuró con dificultad—. No estuvo bien empujarte, intentar atacarte y mucho menos exigirte algo que deberías de decidir tú mismo.

—Hiel...

—No he terminado —espetó, alzando la mirada para que lo tomara mucho más enserio. En sus orbes azul verdoso podía vislumbrar el fuego que mantenía encerrado. El mismo que sentía yo cuando Ziel estaba demasiado cerca—. Yo... Verás, es difícil lidiar con esto cuando es la primera vez que lo siento. Es decir, no es como la primera vez que resultó ser un simple calentón estúpido; esto es distinto.

Mamá siempre decía que sus cachorros eran un jardín de sonrisas, donde llegaría algún día el invierno y nos las arrancaría de un tirón. En el cielo estaría la luna llena, vistiendo una seda amarilla que nos diría que de ahora en adelante la vida sería un camino con socavones, espinas junto a las zarzas, y flores para ralentizar nuestra andanza. Sin embargo, en cuanto llegara el momento, la primavera volvería a florecernos, provocando que los pequeños capullos se transformaran en hermosas flores.

El problema era el invierno, quien siempre llevaba consigo tormentas de nieve las cuales nos enterrarían vivos. 

Después la luna azul, siendo extraña y misteriosa, el faro que atraería a quienes se le quedaran mirando por largo rato. Sería la luz que atraería a las polillas hasta chamuscarlas si no tenían cuidado, provocando que su caída contra el suelo fuera catastrófica. Se pelearían por tomar su calor, revolotear a su alrededor para llamar su atención, y finalmente la propia luz se adormecería hasta un futuro incierto si las condiciones no eran buenas. 

𝓩 i e l [También en Inkitt]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin