10. 𝙴𝚕 𝚙𝚘𝚎𝚖𝚊 𝚍𝚎𝚕 𝚌𝚞𝚎𝚛𝚟𝚘 𝚢 𝚎𝚕 𝚕𝚘𝚋𝚘

564 63 0
                                    

Pelo negro acorde con sus alas
azabache eran de ambos el alma.
Lobo y cuervo sufren varios destinos,
la noche y el día serán sus hitos.

¿Me matarás cuándo me veas?
¿Me morderás cuándo me tengas?
¿Me protegerás cuándo ellos me hieran?
¿Acudirás a mí, si tu alma errante tiembla?

Esperaré por ti, siglo a siglo, sin miras atrás.
Vigilaré por ti, día a día, cosa que no sabrás.
Volaré de día, atravesaré las nubes de allá.
Correré de noche, te seguiré y mi corazón cantará.

El corazón de ambos será de cristal, tintineará
como campanas en la cercanía, ambos sufrirán.
Los murciélago también cuentan, lo perseguirán.
Ellos también quieren su hueco, y por ello lucharán.

Pelo negro como sus alas azabache,
él será torpe, cometerá descache
y otro será frágil, presa del alache.
Reza para que la sangre no te manche.

Lobo y cuervo, nunca serán amantes
pues la Luna no quiere amarres.
Lobo y cuervo, nunca serán cobardes
pues la maldición los mantendrá distantes.

Siente, percibe, tiembla y llora.
Habla, grita, gimotea e implora.
Hiere, miente, engaña y edulcora.
Ama, sufre, muere... tu corazón pignora.

❯────────「⊙」────────❮●

Los nimboestratos se condensan en el cielo en el mismo instante que mis ojos se dirigen a la ventana, observando a los pájaros entrar y meterse dentro de las pajareras. Algunos, al no caber, se limitan a colocarse sobre los armarios y guarecerse entre las numerosas cajas de cartón y madera que tengo como camas improvisadas. Las tormentas en Rexford son escasas, pero son lo bastante potentes como para que los animales no duden en buscar cobijo. 

Salgo de la cama y me acerco hasta el ventanal abierto de par en par para estudiar las nubes. Las conozco bien. Como nubes altas tenemos los cirros, los cirrocúmulos, cirrostratos; como nubes medias altocúmulos y altoestratos; y finalmente, como nubes bajas hallamos en el cielo los nimboestratos, estratocúmulos y estratos. Aun no sé en qué categoría meter a los cúmulos y los cumulonimbos, mas sé perfectamente que esas nubes que oscurecen el cielo son una señal de lluvia; una muy pesada y violenta.

Los nimbroestratos son nubes con capas irregulares de color gris oscuros junto a distintas tonalidades, lo que podría engañar a los ojos y darles una variedad finita de azules oscuros. Con cierta frecuenta se puede ser capaz de observar un aspecto estriado, asemejándose a las marcas de las carreras de las medias aunque con menos notoriedad; en este caso se asemeja a los distintos grados de variedad y opacidad de los tonos grises. Estas nubes son fáciles de identificar cuando aparecen, puesto que son la señal de que se acercan lluvias tanto en primavera como en verano; nevadas en invierno. 

—Va a caer una buena... —murmuré, observando como cada vez las nubes se ponían más y más negras por cada minuto que iba pasando. Los truenos ya se estaban haciendo presentes y la lluvia no tardaría en caer—. Creo que hoy no vendrá...

El ladrido de algún lugar me hace buscar a su portador, hallándolo más cerca de mi coche que de la puerta en sí, cosa extraña si tenemos en cuenta que hay un estrecho tejado para guarecerse en el caso de que llueva.

—¿Qué haces ahí? —levanté la voz para que me oyera. Porque ahí estaba de nuevo ese enorme lobo negro, moviendo la cola y poniendo una cara que parecía muy contento de verme—. ¡Vete a casa, te pillará la lluvia! —señalé hacia el bosque.

𝓩 i e l [También en Inkitt]Where stories live. Discover now