27. 𝙽𝚘 𝚎𝚗𝚏𝚊𝚍𝚎𝚜 𝚊𝚕 𝚙𝚊𝚓𝚊𝚛𝚒𝚝𝚘

305 46 0
                                    

Hiel

He recibido el mensaje de mi hermano gracias a Edel, y temo decir que no van a tener mucha suerte hoy con nosotros. Menos con Noel, quien me ha dejado muy claro el detalle implícito de: « No estoy de humor para aguantar imbéciles. O los echas o los mato hoy mismo ». No me hace ninguna gracia tener que hacer un trabajo tan asqueroso como ocultar cadáveres de lobo; es un engorro.

La puerta ya está cerrada con la cadena, no van a poder saltar las verjas si no quieren morir empalados y los guantes los he tirado en una secuencia de varias bolsas; una dentro de otra, como las matrioshkas. El problema es que estos lobos no aprenden de los errores, y no es la primera vez que los hemos echado a patadas de nuestro territorio. Y ahora esto es distinto, porque es el terreno de nuestro pajarito y nosotros estamos en la obligación —moral— de protegerlo a cualquier precio. El que sea.

—No se irán por las buenas, ¿verdad? —preguntó Edel con una sonrisita en los labios, prendiéndose su cigarro—. No, claro que no. Son unos idiotas.

—¿Cómo va el cuello? —le devolví la pregunta. Ya ni estaba enfadado, porque sabía que Edel no era tan rencoroso como podría llegarlo a ser yo; yo era cruel si me lo proponía.

—Me recuperaré —rio como si no fuera nada, aunque las marcas estaban bien a la vista—. Es escalofriante cuando Noel se pone así, ¿eh?

—No le hagas enfadar —le advertí al instante con mucha seriedad, porque a mí también me molestaba que hiciera esas cosas—. Ziel es importante para nosotros, y Noel es capaz de matar a quien se meta en su camino para llegar a él. No vuelvas a cometer esa estupidez.

Edel rueda los cojos, aburrido, y lanza una voluta de humo hacia arriba. Le he dicho que nada de humo contra la puerta, porque si tocan el metal esos idiotas se van a llevar una sorpresa. Una pena no haber podido rociar la cadena con eso, pero nosotros no debemos de tocarla o nos joderá los pulmones; teniendo una alta posibilidad de morir por un infarto pulmonar, a causa de una necrosis en el tejido. 


Si un lobo ingresa en nuestro territorio puede deberse a varios factores: Quieren advertirnos de un peligro para luego cobrarse un favor, el cual no siempre es muy ético; intimidarnos para expandir su territorio, cosa que en este caso no se lo permitiremos; una instigación para provocar bajas, por eso son más que nosotros; o para reconocer qué clase de lobos han habitado en la zona. Esto último es normal, ya que los lobos marcamos con orina todos los árboles del terreno para avisar de que estamos aquí. Por otro lado, estoy seguro de que también estarán interesados en saber nuestro rango, lo que les dará un poco más de información para corroborar si somos una amenaza o pueden presionarnos.

Nuestro as en la manga es Noel, quien espera dentro de la casa.

Con lo que ha pasado hoy dentro, no me gustaría utilizar la carta de la intimidación. Mi hermano mayor hoy está muy sensible, no ha cenado todavía lo que debe; pero estoy seguro que si le pido que venga y lo provoco yo para que los mate, tendré que hacer yo solo el trabajo. No quiero hacerlo, así que tomaré el plan B para molestarlos a ellos y que se mueran solos. 

Nadie entra a nuestro territorio y nos toca los cojones.

Diez minutos de espera sirven para relajar mi mente y comenzar a mover los engranajes de mi cerebro, lo suficiente para que los planes se acumulen, usándolos a modo de cadena. Todo depende de si quieren meterse con nosotros o solo son curiosos. Pero al menos dos de ellos son los primeros en aparecer, no mostrando ser gran cosa, e intuyo que su rango será intermedio.

Dos machos adultos, posiblemente superando los treinta y pocos; cabello desaliñado aunque modernizado —rubio y castaño, teñido—; ropa típica de hipster pero sin esas gafas horteras y sin vidrios; una musculatura decente; alrededor del metro setenta y muchos... Supongo que serán la primera línea, los que deciden si necesitan presionar o evitar conflicto. Analizan, comprueban e informan; son parecidos a mí, pero les falta calle para estar a mi altura.

𝓩 i e l [También en Inkitt]Where stories live. Discover now