2. ¿𝙳ó𝚗𝚍𝚎 𝚎𝚜𝚝á𝚜, 𝙻𝚞𝚗𝚊?

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𝙴𝚗 𝚊𝚕𝚐ú𝚗 𝚕𝚞𝚐𝚊𝚛 𝚍𝚎 𝙴𝚞𝚛𝚎𝚔𝚊  𝙼𝚘𝚗𝚝𝚊𝚗𝚊

Noel

Mi padre siempre decía « Noel, hijo. Eres el mayor, el que debe dar ejemplo a tus hermanos; guíalos por el buen camino y encontrad a vuestra Luna ». El problema se encuentra en que estoy perdido en un momento de confusión, después de bastante tiempo buscando a mi protegida. No vislumbro en este paraje algo que me guie, ni siquiera ahora que el mismo sol de este sábado me esté arrancando las gotas de sudor sin ningún esfuerzo. Ya hasta me siento algo incómodo porque no sé por qué no hay una señal clara de mi Luna, la supuesta mujer que todo lobo necesita conseguir algún día para ser bendecido por el destino.

Hay escritos que habla de algo diferente, una « Luna especial », pero casi todos en la manada insisten en que eso sólo son leyendas absurdas, que no existe una tercera luna en el cielo y, por lo tanto, sólo son cuentos tontos que nos cuentan de niños para tenernos enganchados a nuestros padres. Ellos nos guían y, después, nos sueltan cuando decidimos hacer nuestro propio éxodo.

Lo que sí es cierto es que esos insectos de los Blur tienen parte de historia en nuestra familia: Nosotros buscamos una Luna y la marcamos bajo la luna llena, con aquel brillo hermoso y delicado como el pergamino. Ellos, por el contrario, se encargan de arrebatárnoslas y esconderlas hasta que aparezca la Luna de Sangre. Asquerosa, diabólica, horrible. No existe calificativo correcto sin que el torrente sanguíneo se me oscurezca cuando pienso en todo lo que tenga que ver con esas sanguijuelas. Una vez consigan que nuestra Luna robada llegue a esa monstruosidad carmesí, tendrán que decidir entre convertirla o matarla. Si la convierten, habremos perdido nuestra oportunidad, y si la matan su sangre los volverá más peligrosos de lo que ya lo son. 

Sólo hay un problema más a esta ecuación: Somos tres lobos, ellos son tres vampiros, y por descontado tendremos 3 Lunas que nos querrán arrebatar. ¿Qué pasaría si uno de ellos falla? Según historias, el vampiro que no consiga la Luna de un lobo será desterrado y lo enviarán a otro lugar. 

Menuda idiotez. Estarían mejor decapitados y que dejaran de joder.


—Llamó mamá.

La voz de Hiel me despierta de mi letargo, con hacha en mano, y mi cabeza se gira para observar a mi hermano que muestra una sonrisa forzada. Sabe que yo y nuestra madre no tenemos una buena relación, y que su favorito siempre ha sido Edel. Su pequeño lobito, su niño de oro, su bebé arcoiris... Cursilerías propias de una madre, supongo. 

—Bien —me limité a responder, colocando un nuevo tronco—. ¿Y qué quería?

—Saber cómo estábamos. Todos —insistió en la última palabra, haciéndole un hincapié que no debería de demostrar tan descaradamente—. Le dije que seguimos estudiando, juntos, y no hemos hallado aún a nuestras Lunas. Tampoco hay ninguna mujer en medio que nos separe como los hermanos unidos que somos —bromeó en lo último, soltando el aire por la risa queda. 

También me rio un poco, porque lo de la clásica mujer romper uniones es una tontería que dijo nuestra bisabuela antes de morir. Nos ha perseguido durante generaciones, y casi parece que intentará colarse en nuestras vidas de nuevo, pese habernos largado con lo justo y necesario.

—Bien —me encogí de hombros, dándole un hachazo al tronco—. ¿Algo más?

—Sí, voy a salir a una cita. ¿Me prestas tu coche? —pidió en tono inocente, a lo que se llevó una mirada fulminante por mi parte—. ¿Por favor?

𝓩 i e l [También en Inkitt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora