Un año recuperándose de un terrible accidente, uno que marcó un antes y un después en la vida de Verónica Lodge.
Un año desde que la vida como la conocía había desaparecido y en los que había tenido que adaptarse poco a poco a la realidad que ahora...
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Todas buscan un príncipe azul, todas quieren a ese tipo. Pero soy tan feliz en los brazos del diablo...
—No sabría si dirías que sí. —Me aprieta en sus brazos.
—Estar aquí es difícil para mí.
—Lo sé, pude haber hecho esto más romántico aun, pero necesitaba que fuera aquí, y no podía someterte a tanto estrés, así que tuve que hacerlo rap...
Lo interrumpo con un beso, uno apasionado, que demuestra todos los sentimientos que me consumen en este momento.
—Estás hablando demasiado... —Sonrío y enfoco mi vista en aquel anillo que reposa en mi dedo.
—¿Te gusta? Si no podemos cambiarlo. —Dice nervioso.
—Es Perfecto, todo es perfecto...
Miro a mi alrededor, Christian me hace sentarme para no caer con los movimientos del barco, pero no puedo evitar sentirme confundida ante los recuerdos y pensamientos que pasan por mi mente ahora.
—Vero... —Acaricia mi pelo.
—Estoy bien... es solo que son emociones fuertes las que debo manejar. —Intento sonreír.
—Si el inútil del psicólogo hubiera hecho su trabajo ya estarías bien. —Resopla.
Me sienta entre sus piernas, pone mi espalda contra su pecho y empieza a acariciar mi vientre, deja besos en mi cuello y canta una canción de cuna en mi oído relajándome como nunca.
Me voy a casar... me voy a casar... me voy a casar.
—Señor ¿Esta listo? —Un joven me hace abrir los ojos y Christian asiente.
—¿Listo para qué? —Intento ver a Christian, pero este se levanta junto a mí, el barco se detiene y apaga sus luces salvo las de decoración en la cubierta.
El capitán y el chico de antes se detienen cerca de nosotros, uno con un violín y otro con un saxofón y empiezan a tocar mi canción favorita.
—Solo lamento que no podrás estar con tu familia en tu cumpleaños. —Empezamos a bailar, muy juntos, muy enamorados.
—¿Por qué Christian? —Intento separarme para verlo, algo paranoica.
—Porque estaremos unos días por ahí... vamos de camino a un lugar donde serás realmente feliz. Ya luego lo celebraremos con tu familia también.
—Amor seguro mi familia organizó algo para mí para pasado mañana... —El me da una vuelta y sonrío al sentir el aire fresco.
—Saben que no estamos, no saben el motivo, pero... hagamos esto, olvida los problemas ¿Si? Disfrutemos nuestra fiesta de compromiso. —Sonríe.
La música era encantadora, él y yo bailábamos como si el cielo le hubiera dado oportunidad al diablo de entrar.
Como si nada más existiera, en el medio de la nada como esa vez. La diferencia, es que ahora todo parece terminar bien.
