De un recuerdo (2) ✔️

Prefacio.

Tengo miedo... es una decisión algo drástica, pero ellos eran mi familia y podía entender como mi rechazo les afectaba.

Mi hijo hacia lo imposible para tener mi atención sin embargo sus esfuerzos no daban ningún tipo se frutos. Quería amarlo como lo hacía en aquella vida, pero solo verlo me recordaba de manera brusca lo que había vivido y lo que perdí o lo que el puto destino de mierda me había arrebatado.

—Debe dejar todas sus pertenencias en esta caja, si son solicitadas podrá venir aquí y usarlas en el horario que sea destinado por su médico. —Una señora de algunos cincuenta años me habla sin mirarme como si leyera mis derechos antes de arrestarme. —Después de las diez no está permitido la circulación en los pasillos, los horarios de comida están en sus habitaciones, si no baja a cenar a tiempo puede decirle al enfermero o enfermera a su cargo y se le facilitará.

Estoy rota, siento como si se me hubiera escapado algo que ahora mi corazón extraña, tanto que ahora camino por los pasillos de un hospital psiquiátrico chocándome con pacientes que hablan con las paredes, me gritan cosas en otros idiomas seguramente invitado por ellos mientras cruzamos por sus "habitaciones". Solo quiero salir de esta y aunque nada vuelva a ser lo mismo asimilar lo qué pasó y seguir con mi vida.

—Los horarios de sus terapias. —El enfermero que me habían asignado me extendía una simplemente hoja con horarios para todo, no podía mirarlo ya que sus ojos eran del mismo azul del que me había enamorado, eran balas a mi corazón cada vez que los veía por lo que me resignaba a no dirigirle una sola palabra y menos a mirarlo.

Tomo el papel y entro en la habitación donde había dos camas, ambas arregladas perfectamente, siento que quiero llorar. Un día estaba como mujer empoderada exponiendo ideas en reuniones y ahora me encuentro sentada en una pequeña cama junto a personas que verdaderamente están locas.

Suspiro aguantándome las lágrimas y cierro mis ojos para evitar romperme el primer día.

—Su caso es diferente... usted está aquí voluntariamente y en cualquier momento puede retirarse, aunque las reglas deben aplicarse igualmente para usted puedo hacer excepciones si así lo desea. —Siento su presencia a mi lado y al no recibir ningún tipo de respuesta de mi parte se retiran lentamente.

Han pasado años y aun espero el momento en el que pueda mencionar su nombre sin sentir como el corazón se me desgarra.

Mi mirada se pierde en el vacío de las paredes blancas no sé por cuanto tiempo, recordando cuando sus ojos se encontraban con los míos en aquellas reuniones y ambos sonreíamos al sentir cómo nuestras miradas comunicaban lo mismo "¿cogemos?".

¿Cómo asimilo la idea de que él no es real si lo sentí? Lo vi a mi lado, sentí sus caricias, sus besos... ¿Cómo se recupera uno de esto?

Tantos pensamientos eran los mismos que me habían impedido poder continuar con mi vida y terminar aquí.

Tengo trescientos sesenta y cinco días para salir de aquí como la mujer que era, un año para unir pieza por pieza mi corazón y hacerlo funcionar otra vez.

Trescientos sesenta y cinco días para olvidarlo a él y a todos, porque si llega el último día y aun mi corazón duele buscaré la manera de volver a sus brazos y esta vez me aseguraré de que nadie pueda traerme de vuelta.

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