Un año recuperándose de un terrible accidente, uno que marcó un antes y un después en la vida de Verónica Lodge.
Un año desde que la vida como la conocía había desaparecido y en los que había tenido que adaptarse poco a poco a la realidad que ahora...
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Siento la cama moverse y los gemidos de Christian me hacen girarme y verlo adormilada.
—Christian... ¿A dónde vas? —Salgo de la cama desnuda y lo ayudo a sentarse en la misma.
—Tengo qué ducharme... alguien que no voy a decir su nombre, pero la estoy mirando fijamente invitó a mis padres a cenar en un par de horas... —Le sonrío como niña pequeña atrapada en una travesura.
—Pues... no se quien sea la verdad. —Me hago la loca. —Pero... según el doctor, no puedes mojar esos vendajes así que vamos al baño y allí te paso unos paños húmedos...
—Tengo la edad suficiente para bañarme solo. —Reprocha y vuelve a taparse con las sabanas cuando dejo expuesto su miembro.
—¿Es enserio Christian? He tenido ese pene metido en cada agujero de mi cuerpo ¿Y ahora no quieres que lo vea? —Vuelvo a quitar las sabanas y el vuelve a taparse.
—Es mi pene, yo decido cuando lo ves y cuando no...
—Y yo la que lo controla... y estas muy equivocado si crees que ese pene es tuyo... —El sonríe y yo me acerco a sus labios y los beso muy suave. —Si dejas que te bañe voy a darle una buena mamada a papi para que espere a sus padres relajado y feliz...
—Quiero sexo... —Dice manteniendo su sonrisa a centímetros de mis labios.
—Bien, pero será vainilla, no quiero abrir esos puntos... —Doy un último beso y el solo aparta las sabanas para poder ayudarlo a levantarse y salir de la cabina hasta el baño.
A pasos muy lentos...
Es demasiado tierno verlo de esta forma y me dan ganas de comerlo a besos. Una vez en el baño lo dejo sentado sobre uno de los muros de su ducha y busco entre sus cosas algunas toallas para evitar que el agua se escurra por el vendaje.
—Verónica. —Levanto mi vista hacia el por un segundo dejando de buscar su gel de baño.
—¿Te sientes mal? ¿Te llevo a la cama? —Toco sus mejillas para ver si tenía temperatura.
—Estoy bien, solo me preguntaba que paso con el hospital... —Suspiro relajada porque no le pasaba nada y tomaba algunas toallas limpias humedeciéndolas con agua y su gel.
—Cuando me enteré del accidente salí como loca de ahí... Lea le dijo a mi madre que debían presentar una carta de que me había ido por mi cuenta y esas cosas... —Paso la toalla muy suavemente por su cuello. —Mi madre tiene influencias e hizo el proceso rápido, también mi mejoría con los ataques y la relación con Jared ayudó a que el psicólogo diera luz verde.
—Si supieran que el imbécil ese no hizo nada... —Frunzo mi ceño y detengo lo que hago para mirarlo a los ojos.
—¿Como que no hizo nada? —Sé de la contienda que ellos tienen y no me sorprende que Christian ahora salte con una de las suyas, y efectivamente, señala su miembro y yo ruedo mis ojos.
