Un año recuperándose de un terrible accidente, uno que marcó un antes y un después en la vida de Verónica Lodge.
Un año desde que la vida como la conocía había desaparecido y en los que había tenido que adaptarse poco a poco a la realidad que ahora...
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Altavoces: Se les recuerda a los pacientes que no deben salir de sus habitaciones, las terapias, grupos de apoyo y demás, estarán suspendidas hasta nuevo aviso. Los pacientes en estado grave de salud han sido trasladados a unidades médicas especiales y el horario de visitas ha sido restringido.
El mismo anuncio todas las mañanas, tres semanas han pasado y fueron suficientes para poner este hospital patas arriba, Leanette y Christian han estado turnándose para poder cuidarme y apoyar en lo que se pueda a lidiar con aquellos pacientes que ya no entienden ni donde se encuentran situados.
El dolor de cabeza, la fiebre y los vómitos no me han dejado en paz por días y temen que las cosas se pongan más graves de lo que ya están.
—Veronica vamos., es solo un segundo. —Me acaricia el pelo y vuelve a poner esa compresa fría en mi frente que tanto odio.
—No he dormido en días, déjenme en paz por favor... —Susurro sin fuerzas, no sé en qué momento empezó esto, pero ha sido más que un infierno.
—Leanette déjamela a mí, Tyler te necesita con la señora Ruiz, dice que cree que eres su hija y tal vez se tome su medicamento contigo. —Escucho la cansada voz de Christian detrás de mí.
—¿Que ella cree qué? —Los escucho de fondo, el dolor no me permite más y solo quiero que ambos se larguen y me dejen estar tranquila.
—Así como lo escuchas, en su demencia ahora cree que eres su hija y las cosas se pondrán peor si no vas ahora.
—¿Ya saben cómo sucedió todo esto? —Pregunta con un tono preocupado y aunque me sienta más del otro lado que de este, no puedo evitar querer saber también.
—El de la cocina, no recuerdo su nombre, su madre murió aquí unos meses atrás, muerte natural, ya era muy mayor... pero el siempre culpó al hospital y extrañamente todo el hospital está contagiado de salmonela, aún no sabemos si fue intencional, pero está siendo procesado, hay personas de la tercera edad graves de salud, esto es un desastre.
Siento como Leanette se separa del todo de mí, habla algunas cosas que ya no logro escuchar y segundos después la puerta cerrarse.
—Vamos Verónica, no eres una niña. —Suspiro y me giro sabiendo que no me dejarían en paz.
—Sabe horrible. —Vuelve a ponerme la compresa y prepara la dosis que debo tomar para tratar de sanar lo más rápido posible.
—Y tú eres una adulta que deb... —Mis vómitos en su bata lo interrumpen y él se inclina buscando la maceta que me habían regalado para que termine de vomitar en ese lugar, aparta mi pelo y lo sostiene por mí. —Bien... tranquila, levántate un poco para poder enjuagarte.
Se separa y con cuidado se deshace de su bata quedándose en una camiseta blanca ceñida al cuerpo y unos pantalones del mismo color, vuelve hacia donde estoy y con paños húmedos limpia los alrededores de mi boca y toma una botella con agua, la abre por mí y sirve un poco en un vaso desechable y me lo entrega.
