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Viendo la hora en mi celular me doy cuenta de que es un poco tarde para entrar a trabajar, por suerte avisé al seor Kim que tendría uma cita médica y por eso la tardanza.

Al entrar a la cafetería vi algunas mesas con clientes y sus ordenes, en la barra habian dos chicas vestidas con el uniforme de su escuela y detras de la barra estaban Soobin y Yewon que hablaban muy animadamente de algo mientras soltaban pequeñas risitas.

—¿No sientes nada al verlos así?  —pregumtó mi conciencia.

—No y callate. 

Pasé por al lado de ellos y los saludé para dirigirme al pequeño baño de empleados y cambiarme, al salir vi que Soobin había ido a atender a unos clientes.

—Oye. —sentí la voz de Yewon detrás de mi y me giré para verla. —¿Sabes que le pasa a Soobin? Ha estado algo raro.

—¿Raro? —no entendía a lo que se refería y es que Soobin es raro naturalmente.

—Si, mira —me señaló donde el atendía una pareja. —Siempre atiende a los clientes con una gran sonrisa, pero hoy no hay rastro de ella.

Cierto.

—Cuando llegué los vi riendo y eso.—dije.

—Intentaba animarlo un poco, funciono por unos minutos y luego volvió a como esta ahora.

Comenzó a caminar hacia la barra y dicimulé que me lavaba las manos.
—Hola poste. 

—Hola ____. —si, efectivamente no estaba como de costumbre, siempre que me saludaba a mi o a cualquier otra persona lo hacía con una radiante sonrisa y este no era el caso.

—Hey, ¿que pasa?

—¿A mi? —asentí y el negó. —Nada, tranquila, no te preocupes.

Comenzó a caminar y me giré para tomarlo de la muñeca y hacer que me mirase a los ojos.
—Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea ¿cierto? 

Asintió con una sonrisa un poco más “normal” y lo solté para que siguiera.

Aún no cabe en mi cabeza el hecho de que me guste.

Bueno, no me gusta a un cien por ciento, solo se que siento muchas cosas por el que nunca creí que sentiría.

Siempre que Yeji o Yeonjun decian que eramos pareja o que nos gustabamos mutuamente solo lo negaba, rodaba los ojos, bufaba o simplemente los ignoraba, las primeras veces me enfadaba un poco pero me supe acostumbrar. Pensar en Choi Soobin como algo más que una amistad me daba escalofríos y es que lo veía -veo- como alguien muy infantil y como todo, tiene sus cosas buenas y malas y así como puede ser infantil tambien puede llegar a parecer alguien de diez años más, es algo que no logro entender aún. Es muy cariñoso al punto de casi hacerme explotar pero luego recuerdo que es como un niño de cinco años y acabo cediendo ante el. ¿Quien diría que me llegaría a gustar? Si hace unos meses me huebieran dicho que esto pasaría me hubiera muerto dela risa, pero aquí estoy, me gusta un chico y ni siquiera sé si el siente lo mismo.

Aplausos para mi patética vida.

Cuando cerramos la cafetería me cambieé de ropa a la que traía cuando llegué.

Me dirigí hacia Soobin quien esperaba fuera del local, recostado en la pared.

—¿Nos vamos? —Pregunté al ver que seguía ahí.

—¡Oh! ____ lo siento muchísimo, le prometí a Yewon que la acompañaría a buscar algo y luego a casa y olvidé decirte. Perdón.

—Ah, no importa, puedo tomar el autobús.

—Ten cuidado ¿vale? —asentí y comencé a caminar y sentí su mano sobre mi muñeca y luego estaba frente a el, como hace un rato había hecho yo. Hizó que me acercara a su cuerpo y dejó un beso sobre mi frente. —Adiós. —me soltó la muñeca y sonriente se despidió de mi.

Me di la vuelta y sonrojada comence a caminar a la parada del autobús que no quedaba muy lejos de la cafetería.

¿Que acaba de pasar?

Solo Choi Soobin puede dejarme sonrojada y con una sensación de tranquilidad en mi interior sin darse cuenta.

Por suerte el autobús no tardó demasiado y en el recorrido a casa solo logré concentrar mis escasos pensamientos en una sola persona.

El beso en la frente estuvo bien pero uno en la mejilla hubiera sido mejor.

Y si venía acompañado con un abrazo, definiticamente sería la mejor despedida de todas.

Al llegar a casa vi que me esperaban para cenar y entre bromas hacía Yuna porque nos contó que el día de hoy se habia caido frente a toda la escuela y los elogios de mi tío hacia la comida de mi tía tuvimos una entretenida cena.

Antes de dormir Yuna llamó a una amiga, si no me equivoco creo que es con la que hablaba el otro día, a la que le daba consejos.

—¿Y? ¿Le dijiste? —solto un chillido en un susurro pora hora que era. —¿Que te dijo el? —volvió asoltar otro chillido esta vez algo más audible. —¿Ves? Solo tenías que seguir mis consejos y saldrías con el. Definitivamente soy la mejor.

Negué por los locos comentarios de esta chica. Mientras tanto mi mente aún procesaba toda la conversación. 

¿Sería buena idea que...

No, ni siquiera lo pienses.

(...)

—¿Por que tardaste tanto?

—Lo siento, estaba desayunando.

—Como sea, vamos.

Comencé a caminar y Soobin iba a mi lado. Estaba un poco molesta, primero porque mi alarma no sonó y ahora porque el poste se había tardado mucho.

—Si y porque ayer Soobin no se fue a casa contigo. —dijo esa voz en mi cabeza.

—No, claro que no es por eso.

—¿Que dices? —preguntó Choi y me di cuenta de que hablé en voz alta.

—¿Eh? —lo miré y sonreí nerviosamente. —No pasa nada, tranquilo.

—¿Ayer llegaste bien a casa?

—Si. —ni me lo recuerdes. Me dejaste ir sola por acompalar a otra persona.

—¿Estas enfadada por que no pude irme contigo? —pregunto con un tono divertido.

No se que gracia le encuentra.

Bufé y negué con mi cabeza varias veces.
—No. —dije con la vista en frente.

Quizas si estaba un poco enfadada, bueno, tampoco lo llamaría enfadada, más bien ¿decepcionada? ¿triste?

—Celosa es la palabra que buscas.

¿Celosa? Nunca me había sentido asi, solo cuando era niña y mi mamá le prestaba mucha atención a mi prima pequeña, pero ¿sentirme celosa a causa de un chico? Nunca pasó por mi cabeza.

—Te invito a tomar helado después de clases.

Lo miré a los ojos haciendo mi mayor esfuerzo por no sonrojarme. Sería como una cita ¿no?. No, el no ha dicho nada de citas y yo tampoco lo mencionare.

Me aclaré la garganta y mi vista volvió a estar en el camino dandome cuenta de que estabamos casi en la escuela.

—Pagas tu. —dije y me fui hacía donde estaban unas chicas de mi salón hablando. Las saludé y me quedé ahí de pie junto con ellas. Miré a Soobin el cual seguía justo en donde lo dejé, estaba mirándome con el ceño fruncido, me sonrojé por su fija mirada y gracias a nuestra distacia el no pudo notar el color en mis mejillas.

























恨 (Hèn) | 𝘊𝘩𝘰𝘪 𝘚𝘰𝘰𝘣𝘪𝘯 Kde žijí příběhy. Začni objevovat