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No puedo más. 

No sé lo que nuestra profesora de deporte cree que somos, esta bien que nos diga que hagamos abdominales, sentadillas, etc, ok, pero dejarnos corriendo más de diez minutos todo el patio de la escuela es toda una tortura y más aún cuando son las dos de la tarde y el sol esta en su mejor esplendor.

En fin, lo que hay que hacer por un simple diez para tu historial.

Luego de terminar la clase que por suerte era la última del día recogimos nuestras cosas para salir del colegio, si, aquí no habian duchas para que los estudiantes se quitaran todo el sudor que las clases de deporte producian, esto es una escula pública, eso solo lo hay en escuelas privadas.

Caminaba a casa escuchando música con mis audífonos, algo que no habia podido hacer hace mucho por culpa de ciertas personas.

Estaba cerca de la parada del autobus, con el cansacio que traigo no me apetece caminar las pocas calles hasta casa.

Un chillido salió de mis labios al sentir como me abrazaban por los hombros y rodé los ojos al identificar a “Mi Mejor Amigo” según el.

Me quité los audífonos y los guardé en mi mochila porque al parecer el mundo no quiere que yo escuche música.
—Llevo como cinco minutos detrás de ti gritandote, ya veo porque no contestabas. —asentí con mi cabeza ya queno tenia nada que decir.— ¿Vas a coger el autobus hasta casa? —volví a asentir.— Estas muy callada.

Me aclaré la garganta oara decir:
—Tengo sed, corrí mas de diez minutos bajo el sol y se me acabó el agua.

—Oh, estaba dando clase de historia y vi a un grupo corriendo, era ustedes. Pobres. Esa profesora es muy estricta. 

—Ni que lo digas. 

—Mira. —señaló una tienda frente a la parada del autobus.

Me encogí de hombros. —No traigo dinero.

—Te compraré agua.

Estuve apunto de negarme pero el muy terco ya se encontraba cruzando la calle. Llegué a la parada del bus y me quede de pie ya que los asientos estaban todos ocupados. 
Espere por Soobin y tardaba demasiado en la tienda, espero y no pase el autobus ahora. Comencé a mirar a los lados algo nerviosa porque me sentía extraña, como si me observaran fijamente. Di con un hombre de unos cincuenta años con un celular en la mano, apuntandome y vi es flash de la cámara encenderse y apagarse indicando que me habia tomado una foto.

No supe que hacer exactamente en ese momento, no me atrevía a ir a reclamarle, estaba paralizada y al parecer nadie de la parada se habia percatado de lo sucedido.

—¡Hey! —sentí la voz de Soobin y me giré para ver como venía hacia mi apresurado con una botella de agua y una caja ni muy grande ni muy pequeña. —Sosten esto. —me lo entregó y al igual que hace un rato no me dio tiempo a decirle nada pues el se dirigía hacia el hombre que me había tomado la foto. —Oye imbécil. —llamó al sujeto y este lo miró algo desconcertado por como se habia referido a el. —¿En tu casa no te enseñaron a respetar a las mujeres? ¿Que no ves? Es una adolescente, menor de edad y tu vas y le sacas fotos como si fuera figura publica. —Soobin estaba enojado, por primera vez vi una faceta de el que jamás pensé ver. —¿No tienes madre? ¿Hermana? ¿Esposa? ¿Hija? ¿Te gustaría que un viejo verde fuera y le tomara fotos a tu hija? —las personas que esperaban el bus estaban muy pendientes de lo que Choi le decía al señor. —¿No te da vergüenza? Casi le triplicas la edad. ¡Poría ser tu hija! —vi como le arrebataba el celurar de las manos y lo tiraba con mucha fuerza al suelo rompiendo varias partes de este, luego lo piso y lo recogío para dárselo. —Ahí tienes, y largate ahora o llamo a la policía.

恨 (Hèn) | 𝘊𝘩𝘰𝘪 𝘚𝘰𝘰𝘣𝘪𝘯 Where stories live. Discover now