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—¿Si?

—¡____! 

¿A quien rayos se le ocurre llamar a mitad de la madrugada? 

Pues la verdad no lo sé porque no me fijé en el remitente de la llamada pero si pude darme cuenta de que había mucho ruido del otro lado.

—¡____! 

—¿Que? —hablé en voz baja aunque tenía ganas de gritarle a la persona del otro lado de la llamada que dejara de gritar.

Que irónico. 

—¿Que estas haciendo? 

Aún se sentía la música pero no tan cerca y el chico había dejado de gritar.

—¿Quien eres y porque llamas a las tres de la madrugada?

Ya había logrado sacar mi mal humor a flote pero es que el sueño es algo sagrado para mi, bueno, creo que para todos.

—¿Ah? ¿Que dices? Soy Yeonjun.

Oh no.

—¿Que-

Me corta antes de que haga mi pregunta.

Mira, resulta ser que tu novio no es muy resistente al alcohol  y pues aquí esta, todo ebrio.

Coloco mis dedos índice y pulgar sobre el puente de mi nariz, harta de que el peli-fresa diga que Soobin es mi novio. Ya no sé cuantas veces se lo repetiré pero es como hablarle a una pared.

Doy un largo suspiro antes de hablar.

—¿Y yo que tengo que ver con eso?

La verdad no entiendo a el poste número dos. Si el esta en la fiesta con el poste número uno ¿Que le cuesta llevarlo a su casa?

Necesito que lo lleves a casa.

Ja, si claro.

—¿Por que no lo haces tu?

Es que vinimos con Yeji y resulta ser que ella tambien esta borracha pero no se donde esta y pues Soobin no se esta quieto. Además, dice que quiere que vengas a por el.

¿Esto es una broma o que? 

¿Tengo cara de guardaespaldas? 

—Mira Yeonj- 

¡____! —separo el móvil de mi oreja por el fuerte grito del otro lado, si no me equivoco esa es la voz de Soobin. Escucho a Yeonjun decirle algo que apenas entendí y a Soobin quejándose escandalosamente.— ¡Ya lo dije! ¡Quiero a ____ o no me voy! 

Podía imaginarmelo del otro lado haciendo un gran berrinche y un puchero en sus labios. 

Bastante tierno.

Hey, ¿que dices?

Vuelvo a respirar hondo, un poco derrotada ante la situación.

—Choi, ¿donde es la maldita fiesta?

(...)

Al llegar a la casa donde era la famosa fiesta le pedí al chofer del taxi en el que habia venido que esperara unos minutos. Estaba algo lejos de casa y no me gustaria ir caminando con un Soobin ebrio por las calles de Seul.

Al parecer era una fiesta de personas con gran estabilidad economica, se notaba por la vestimenta de las personas y por supuesto la gran casa.

El olor a alcohol y humo de cigarro no tardó en golpearme. Estos chicos se veian de mi edad pero tomaban como personas mucho mayores, ¿Esta gente no sabe divertirse sin alcohol? ¿Que les cuesta hacerle caso a TWICE

Como puedo, intento dirigirme al patio trasero donde Yeonjun dijo que se encontraban. Es un poco difícil ya que este sitio esta lleno de adolescentes, he perdido la cuenta de cuantas veces tuve que pedir permiso para pasar o disculparme por chocar, pero a las personas no parecía importarle en lo absoluto.

Finalmente mis pulmones se llenaron de aire puro y no contamido, bueno si nos ponemos a pensar este aire no es tan puro que digamos.

A lo lejos logro ver la cabellera rosada de Yeonjun, que resalta ademas de por su altura, por estar bajo un foc de luz que hace su pelo mucho más brillante.

—¡Hey! —grito y el pelirosado me busca con la mirada hasta encontrarme y indicarme que me acerque a ellos.— ¿Donde está?

Me señala el cesped a unos pasos de el y allí esta Soobin sentado murmurando cosas sin sentido.

—Oye poste. —pongo ina de mis manos sobre su hombro llegando a su lado, el levanta la cabeza y entrecierra los ojos para después abrirlos en sorpresa para abrasar mis piernas. 

—Mi mejor amiga vino a por mi ¡Yeii!

Ay dios, este chico ebrio es peor de lo que me imaginaba.

—Si, si. Ahora vamos. —tomé sus manos para ayudarlo a ponerse de pie pero no pude por lo que Yeonjun tuvo que hacerlo por mi.

Nos acompañó hasta afuera donde el taxi en el que vine seguía esperando. Con algo de dificultad logramos que Soobin entrara y se quedara tranquilo.

Le di al chofer la dirección de casa de Choi y ahora nos escontrabamos de camino hacia allá.

—Tengo hambre. —Soobin se empezó a quejar a lo que solo rodé los ojos.— Noona ____ tengo hambre.

Puse mis ojos sobre el y me di cuetma de que me estaba mirando con un puchero en sus labios.

—Primero, no es hora de comer y segundo, no me digas noona, ni si quiera sé si en verdad lo soy.

—Pero me gusta como suena.

—No me importa. 

—Eres mala, noona.

—Ya~

Cuando llegamos al edificio le pagué al chofer y nos bajamos del taxi. 
Fue muy difícil llevarlo yo sola hacia el ascensor y luego hacia su departamento.

—¿Donde estan las llaves? —pregunté frente a la puerta.

—En mi trasero.

—¿¡Eh!? —grité en un susurro ya que a esta hora todos duermen.

—En el bolsillo trasero del jean.

—Ah.

En un rápido movimiento ya tenía las llaves en mis manos y me encontraba abriendo la puerta.

—¡Si! Mi casita. —no se como logró correr hasta el sofá sin caerse en el transcurso.

—Shh. —le indiqué que hiciera silencio colocando mi dedo índice sobre mis labios.— Tus vecinos duermen.

—Que aburridos son.

—Si, lo que sea. Ahora tu irás a u habitación a ponerte un pijama en lo que te preparo un té.

—No quiero. —ya perdí la cuenta de cuantas veces había hecho un puchero hoy y ahí estaba haciendo otro.

—Mira, si lo haces en cinco minutos mañana te comprare lo que quieras ¿vale?

Pensó por unos segundos hasta que abrió su boca asombrado.

—Me comprarás pan.

—Vale, ahora apresurate.









恨 (Hèn) | 𝘊𝘩𝘰𝘪 𝘚𝘰𝘰𝘣𝘪𝘯 Where stories live. Discover now