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Finalmente terminó el día escolar, quisiera decir que cuando llegue a mi casa me daré un baño y tomare una siesta, pero la cruel realidad es que llegaré a mi hogar y me cambiaré de ropa para ir al trabajo.

Lo que más espero y deseo con toda mi alma es que el poste de luz no tenga su turno hoy.

Al doblar la esquina antes de entrar al local vi una pelinegra bastante conocida que venía del lado contrario al mio.

—¡Yeji! —corri hacia ella y ledí un gran abrazo, hacía bastante no la veía y la extrañaba.— Que bueno que hoy estaremos juntas. —la solte y entramos al local encontrandonos con Soobin atendiendo una mesa.— Ay no. —susurre.

Hwang y yo fuimos detras del mostrador y nos colocamos nuestras gorras y delantales.
—Hey... —dijo y la miré.— ¿Es verdad que tu y Soobin vais a la misma escuela?

—Si. —solté un suspiro.— Por desgracia.

—Hola chicas. —...hablando del rey de roma.— Oye tu. —me señaló y yo lo mire confundida.— ¿Por que dejaste que esas chicas me llevaran? —tenía el ceño fruncido haciendose pasar por enojado pero a travez de sus duras facciones se podía ver una pequeña sonrisa en sus labios.

—¿Y tu que haces mirandole los labios? —preguntó mi bella conciencia.
—Buena pregunta. —respondí.

—No sabes lo incomodo que fue todo. —Dramatizó.

—Oye poste. —puse una mano sobre su hombro.— Tanto andar con Yeonjun te ha pegado sus cosas.

—Lo digo en serio.

—Yo tambien.

—Pelea de parejas. —dijo Yeji quien había estado callada todo este tiempo.

—Hey~ —me quejé.— ¿Tu tambien?

(...)

—Te acompaño a casa.

Se que aunque le diga que no igual va a ir conmigo. ¿Por que su departamento queda en el mismo camino que mi casa? ¿No pudo escoger otro?

—En verdad esas chicas son insoportables.

—Dímelo a mi.

—¿Te han hecho algo? —negue varias veces con mi cabeza mientras tenía la vista en el camino.— Oh, ya.

—Esta mañana fueron a reclamarme sobre porque estaba cerca de ti. —reí al recordar lo ridículas que se veian.

—Son algo... Intensas. —asentí. Caminamos una cuantas cuadras mas hasta que llegamos a mi casa, me despedí de el con mi mano y apunto de entrar habló.— Mañana pasaré a buscarte.

—No, por favor. —junte las palmas de mis manos en señal de suplica.— Por lo que más quieras. —solloce falsamente.

—Ajam. Igual vendre.

—Vale, adiós, poste de luz inservible.

Lo último que escuche antes de entrar a mi casa fueron sus carcajadas seguidas de un “buenas noches”. Buenas noches dice, con la sola imagen suya en mi cabeza ya me causa un malestar en el estómago. Oh espera, ese es el hambre.

(...)

—Me voy. —terminé mi desayuno y corrí a la sala para tomar mi mochila que se encontrava sobre el sofá.

—¿No se te queda nada?

—No, mamá. Adiós. —le dí un abrazo y corri hacia la puerta para abrirla y salir de casa. Vaya, pero bueno.— ¿En serio viniste? —me pare al lado ddl poste de luz que me esperaba fuera de mi hogar.

Se encogio de hombros y comenzamos a caminar a paso lento camino a la escuela.
—Te dije que lo haría.

—No pensé que lo hicieras en serio. —comenté por lo bajo.

—Yo siempre hablo en serio.

Tonto.

Lo único bueno de que Choi me acompañe es que ningun viejo depravado me dirá “cumplidos” a lo largo del camino.

—¿Hiciste las tareas?

¿En verdad no me podía preguntar otra cosa? Digo, claro que hice las tareas pero parece que su pregunta era para romper silencio. Para mi bo es incomodo, simplemente no me apetece hablar a esta hora de la mañana y menos con cierta jirafa.

—Siempre las hago. —dije orgullosa.— La oregunta es ¿Tu las hiciste?

—Hmm, la de literatura era algo...

—¿Difícil? —asintio.— Yo la encontre muy facil.

Seguimos hablando todo el resto del camino y por los pasillos de la escuela hasta que la campana para el inicio de clases toco.

Todo lo que quedó de día me la pase en mi salón haciendo un trabajo que el profesor de Química  nos puso para entregar mañana, prefiero hacerlo todo aqui y cuando llegue a mi casa podre dormir sin preocupación alguna. Oh, no, espera. Hoy es jueves y tengo turno. ¡Yupi! Que alegria me da eso.

A la hora de salida me fui lo más rápido que pude, no quiero tener que irme acompañada por Choi, otra vez.

No había nadie en mi casa, solo Kkami que se encontraba durmiendo en la alfombra de entrada. Subí a mi habitación para cambiarme de ropa a una más comoda.

Al salir de casa conecte mis audifonos al movil y escuché música todo el camino hasta llegar a la cafetería.

No habian muchas personas, apenas una mesa. Fui detras del mostrador encontrandome con una chica más o menos de mi edad.

—Hola. —salude.— ¿Tu eres la nueva? —asintio.— Un gusto, soy Jung ____. —le extendí mi mano y ella la estrechó.

—Hola ____, mi nombre es Park Yewon.

—¿No sabes quien estara con nosotras este turno?

Yewon no se vio obligada a responder ya que justo la campanita de la puerta sonó indicando que alguien acababa de entrar y ese alguien era Choi Soobin.

El mundo me odia, y mucho.

—¿Por que tu? —me quejé.

—Hola Yewon. —saludó a la chica.— Hey, te busque por toda la escuela para irnos juntos pero te habias ido.

—Ups. —dije.

Park a nuestro lado se estaba riendo levemente causando que la miraramos.
—Es cierto lo que dicen Yeji y Yeonjun.

Choi y yo nos miramos sin entender nada.
—¿Que te dijeron Yeonjun y Yeji exactamente? —le pregunte teniendo una esperanza de que no dijera lo que estaba pensando.

—Que sois una pareja muy bonita. —Ya sabia yo.

Bueno, ¿Que más se puede esperar de esa fresa desidratada?

—En realidad nosotros no somos pareja. —dijo el poste.

—Ni lo seremos. —Aclaré.— Tengo un buen gusto en chicos y el... bueno. —Choi me miro con indignación y solo le saque la lengua.

—Mueres por estar conmigo, lo se. No seas tímida y solo dilo.

Le pegue en el hombro haciendo que se quejara un poco.
—Por tonto.








恨 (Hèn) | 𝘊𝘩𝘰𝘪 𝘚𝘰𝘰𝘣𝘪𝘯 Where stories live. Discover now