CAPÍTULO 27

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Cuando Evan habló de "desenterrar" creí que asaltaríamos una tumba.

Pero, no. Resulta que eso era muy sencillo si lo comparábamos con su padre "muerto".

Resulta que Trevor Roosevelt era otro idiota que sabía jugar. Dios, ¿eso dónde dejaba a la pordiosera? ¿Como un pez en Marte? Supongo que cabía posibilidad de que era adoptada, o algo así.

Regresando a la persona cuya vida me vale una puta mierda... Sí, el Roosevelt-mayor había fingido su muerte los últimos 12 años. Al parecer, Evan y él se habían mantenido en contacto los últimos años, logrando que el loquito estuviera pendiente de todo lo que hacía su hermana. Y... me refiero a todo. A dónde iba, con quién salía... hasta la hora en la que dormía. No había acontecimiento en la vida de Arie que Evan no supiera.

Pero, ¿por qué? ¿qué tenía de importante ella... y aún más relevante, qué podía hacer para que eso nos beneficie?

Por supuesto, Evan no abrió la bocota. Solo nos dijo lo que ya sabíamos: su padre había fingido su muerte por el "bien de su familia" (lo que me hacía sospechar que probablemente se metió en un lío mucho mayor al nuestro), y porque se enteró que la bella mujer caribeña con la que tuvo una aventura, dio un fruto llamado Pollux Rooselvelt, que para ese entonces tenía siete años.

Siendo más exactos: la madre de Arie y él se separaron por un año que él aprovechó para ir por su antiguo amor. Cosa que a Jadiel y a mi no nos importó.

Y ahora que lo recuerdo...

Sí, Jadiel.

Ese era mi otro problema.

Cada vez que Evan soltaba algo nuevo de la vida de Arie, se ponía cada vez más nervioso. Y lo sabía porque siempre tenía la mala costumbre de frotarse los dedos cuando algo le angustiaba.

No era idiota, y odiaba darle vuelta a los asuntos. Sabía que le gustaba la pelirroja, era tan obvio que me daban ganas de vomitar, pero eso no era lo que hacía que mi estómago se encogiera. Jadiel era demasiado leal y bueno para el mundo, especialmente con Collin y conmigo. Estaba consciente de que él nunca pondría a alguien por delante de nosotros, pero me incomodaba la idea de saber que se sentía una total mierda por no ser honesto con Arie. Y quería entenderlo, digo, desde el inicio no se acercó con tan malas intenciones, solo era espiarla un poquito. Pero, al parecer pasó de sus propios límites y ahora no podía sacársela de la cabeza.

Ah, a veces odiaba tanto ser un maldito genio.

Siendo honestos, jamás vi al idiota de Jadiel estando tan colado por alguien tan pesada como Arie. Estaba consciente de que él había salido con un par de chicos y chicas... pero no pasaba a mayores. Nadie realmente lo conocía. Es decir, yo diría que era un idiota, pesado, frío como culo de pinguino y un estratega de primera... pero estaría mintiendo. Era más que eso.

Por eso terminé con Arie. Porque, por alguna muy extraña razón, Jadiel la había escogido.

A veces me odiaba tanto por preocuparme por el par de imbéciles.

—¿Está todo bien?— la voz de mi hermano hizo que negara con la cabeza de inmediato y volviera al iPad que tenía en manos.

Él vaciló. Estaba seguro de que acababa de intuir que estaba pensando en algo muy profundamente, aunque en realidad no era ni la mitad de ello.

Estábamos casi en las afueras de Londres, conduciendo a toda velocidad y aprovechando la carretera vacía. Apenas Evan nos dio lo necesario para comenzar a buscar al zombie Roosevelt, tomamos nuestras cosas y salimos lo más rápido posible. Habríamos ido los tres, pero Collin insistió en quedarse para calmar a Larissa, Megan y Arie.

Efímero & 180 [✔️]Where stories live. Discover now