Capítulo 36

80 7 6
                                    

Su grito se extendió por todo Orario, pareciendo el rugido de la peor de las calamidades, este dejo ver el dolor, ira y odio que nacían dentro del chico, era fácil saber el motivo de su dolor, aquel pilar dorado era muestra más suficiente, ahora, la ira y el odio no iban a alguien más que a él mismo, fue arrogante e imprudente, pensó que si ellos no estaban cerca nada les pasaría, se olvidó de algo bastante obvio, si ellos eran importantes para él, él era importantes para ellos, su grito, que seguía brotando de su garganta junto a aquel pilar negro no se detuvo sino hasta que se quedó sin aire.

El lugar donde estaba parado ahora era un pequeño cráter, no por su explosión de poder, su habilidad no provocaba ese tipo de daño, pero si el viaje de un dios al cielo, sus ojos no tenían brillo alguno, no, lo mejor sería decir que estos tenían un ominoso color carmesí que concordaba con el color del aura que lo cubría, el pilar dejo de elevarse hacia el cielo, cubrieron su torso y brazo como si fueran cintas de tela negra, estas se pegaron a su piel formando un sencillo conjunto que le recordó su sencillo traje de aventurero antes de que Welf le hiciera el que usaba antes del festival de diosa.

Su rostro se levanto y sus ojos miraron se centraron en los de su oponente, había una razón por la que quiso ir al calabozo, evitar algo que acababa de ocurrir, las emociones que fluían sin restricción alguna se encontraban creando el caos en su mente, la cual juraba que sentía era separada a la fuerza, quería simplemente detenerse, dejar de hacer cosas, dejar de moverse, la culpa incluso así que pensará en cometer un acto que no merecía perdón, sin embargo, hacerlo haría que no pudiera ver a los ojos a la diosa que por alguna razón decidió empujar a su oponente en lugar de a él.

Dio un paso atrás y recogió la daga Hestia, ni siquiera miro a las personas que lo rodeaban, no quería ver la pena que se encontraban sintiendo hacia él, la hoja del arma se prendió en fuego negro, por un instante entró a su mente y miró a su alma, la figura de niño se encontraba fragmentada, pareciendo un niño de porcelana simplemente se acerco a su otro yo y lo envolvió con un suave abrazo, lo dejo llorar sobre su hombro, él también lloraría, pero sus lágrimas no eran visibles, apenas salían se evaporaban por la combinación de su magia y su habilidad.

Dio un paso hacia adelante incrementando la cantidad de calor en el lugar, dio otro más mientras se concentraba en calmar a su otro yo, él estaba completamente destruido a pesar de no haber recibido ni un golpe, un segundo después, su espalda comenzó a arder, los escritos divinos brillaron con un color rojo carmesí que no era capaz de controlar, apenas se encontraba manteniendo el autocontrol, soltó un suspiro que sirvió para calmarlo un poco, entonces, para sorpresa de todos comenzó a cantar.

-Ven a mí, oh indestructible flecha – su voz estaba quebrada, mostrando solo un poco de cómo se sentía – Guía e ilumina el camino hacia mi enemigo...

Sentados sobre un tejado, Kuro y Magnus veían la escena, ellos no podían culpar al chico, sus ojos fueron capaces de notar las acciones de su diosa amiga, los irritó el hecho de haber tenido razón aquel día cuando se encontraban en un bosque élfico, ignoraron eso al seguir escuchando la voz de Bell, el cual seguía cantando como si su vida dependiera de ello.

-Tráeme la esperanza que se me quiso arrebatar.

En su mano izquierda y sujetada con casi fuerza infinita comenzó a aparecer una lanza que a ojos de aquellos que la habían visto antes sabían que se trataba de una flecha, sin embargo, eso no era lo que estaba sorprendiendo a los dioses, los cuales, en lugar de sentirse mal por el envió de una compañera al cielo, se emocionaron al notar el cambio del chico, bueno, meter a todos en el mismo saco era injusto, Hestia, Hermes, incluso la misma Freya se encontraban lamentando lo ocurrido, una con lágrimas, otro con un silencio sepulcral y la última se encontraba pensando si esto era culpa suya al haber mandado a su dependiente.

La mejor FamiliaWhere stories live. Discover now