Capítulo 35

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-Te amo, Orion.

La mente del chico comenzó a fragmentarse, su alma de repente obtuvo una grieta mientras esta simplemente lloraba, el pilar dorado no tardó en elevarse hasta el cielo, marcando la partida de la diosa, a él no le importó que parte de su cuerpo obtuviera heridas abiertas, solo se quedó ahí, arrodillado donde antes estaba Artemis, las lágrimas no brotaban de sus ojos, no porque no estuviera llorando, era porque apenas asomaban se evaporaba por el calor que él mismo emanaba.

- ¡AHHHHHHHHHH! – su grito se extendió acompañado por un pilar carmesí que pronto se volvió negro.

X X X

Me encontraba siendo halado por la segunda Syr, mejor dicho, por Helun-san, las presencias de más personas llegaron, no eran los miembros de la Familia Freya, quienes nos seguían eran Ryuu y sus amigas, además de otra más que nos veía desde el cielo, si no me equivoco debe tratarse de Asfi-san, supongo que Hestia, Artemis y Aiz pidieron ayuda a Hermes-sama para encontrarme, dudo que sea por celos o algo parecido, de cierto modo es lo mismo que las meseras de la Anfitriona de la Fertilidad, me pregunto como les estallará yendo a los demás bajo el cuidado de Mama Mía.

Dimos una vuelta, avanzando casi en carrera por callejones que se entrelazan con otros similar a una telaraña, ya ni siquiera sabía en que parte del segundo distrito nos encontrábamos, no me había dado a la tarea de memorizar el camino por el que estábamos yendo, apenas terminara lo que Helun-san quisiera hacer saltaría a los tejados y buscaría a la verdadera Syr o Freya, sigo sin saber muy bien como referirme a ella incluso después de haber confesado que ya se sobre sus dos "personalidades", si se les puede llamar de esa manera.

El sonido de su bolso dejo de sonar al igual que los zapatos de tacón que resonaban al golpear el suelo, mire las escaleras que se extendían hacia arriba, el arco sobre nosotros parecía un puente, puertas con rejas, barriles y cajas, estos últimos se encontraban completamente desordenados, dejados por ahí, había un cartel cubierto con hollín, simplemente mire a la chica, su respiración estaba agitada y parecía haber llegado a su límite.

-Ya no tienes el adorno – dije mientras tocaba el objeto dentro de mi bolsillo.

-Debí perderlo después de salir de la posada – mentira, la diosa lo dejo sobre mi ropa.

-Hmph, eso es cruel de tu parte, después de que me miraste con ojos suplicantes para que se lo comprara a ese estafador.

-Fufu, de verdad lo siento.

Si no supiera que en realidad estoy hablando con una persona diferente en este momento seguramente le habría entregado el accesorio mientras me preguntaba porque el repentino cambio de actitud, otra cosa más que agradecerle a los dos, ser capaz de percibir las presencias de los demás y saber diferenciarlas fue algo que empezaron a enseñarme desde el primer día, si el entrenamiento con Hedin podía ser considerado un infierno, entonces lo de ellos era algo a un nivel completamente diferente.

-Te lo ruego, Bell-san, esto será el final.

Ella se había lanzado hacia mí abrazándome al instante, su voz no se encontraba para nada bien, era como si no pudiera reprimirse por mucho tiempo, cuando su rostro se levanto su rostro parecía arder en aparente nerviosismo, pero en realidad era una combinación de emociones que no era capaz de descifrar, que sus ojos estuvieran húmedos solo complicaba mi intento por comprender que le ocurría, parece una marioneta que se rehúsa a seguir órdenes del titiritero, me pregunto si es cosa de alguna magia.

- ¿Alguna clase de deseo? – pregunte haciéndome un poco el tonto, tengo un presentimiento de que podría ser.

-Un pacto, un trato, si escapas, esta vez seré completamente separada de ti.

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