Capítulo 40

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Pocas veces se preguntaba que es lo que pasaría si terminara matando al niño, aunque sabía cuál era la respuesta. Ese hombre probablemente se divorciaría, o peor aún buscaría la manera de destruirla hasta el punto en que ni ella, ni su familia, serían capaces de hacer algo. Una reacción bastante violenta para un niño no querido.

Quisó reír, algún día todo eso se acabaría. Ese chiquillo seguro que le guardaba rencor, y es posible que buscaría la manera de matarla, sin embargo, poco le importaba. Quien sabía si lograba sobrevivir; entre ella y el horrible padre que tenía, sus posibilidades eran bajas. Lo único que buscaba el vizconde, era hacerse con la corona del imperio, y para eso, eliminaría a cualquiera sin piedad.

Las cenizas cayeron sobre la falda del vestido, así que se levantó y las sacudió, estaba lista para meterse a dar un baño, caminó unos cuantos pasos, y entonces sólo se derrumbó.

...

Las extremidades estaban rígidas y aún dolían, esto no solía pasar una vez que despertaba, estaba seguro de que una vez que abriera los ojos la molestia en su cuerpo desaparecería. El médico solía encargarse de eso, solía curarlo para que al día siguiente volviera a pasar lo mismo.

Los gritos alrededor llamaban su atención, es posible que eso lo haya traído de vuelta a la conciencia, algo extraño, por lo general la mansión estaba tranquila, jamás había escuchado tantos pasos yendo de aquí para allá. Estaba demasiado mareado y algo le decía que pronto caería una vez más en la oscuridad.

Trató de levantarse, pero fue imposible, esa pequeña acción requería de demasiada fuerza, y en esos momentos, era de lo que más carecía. Le estaba costando un poco respirar, es posible que tuviera más de un hueso fracturado y el dolor era más vívido en esos momentos. No podía hacer nada, solo esperar. La cabeza parecía que iba a explotarle y lo único que quería, es que todo se detuviera.

Podía sentir como su cuerpo ardía, la fiebre lo había invadido con rapidez y parecía ocupar cada espacio.

Luego algo cambió, el silencio llegó, aunque esta vez había una cosa diferente. Solo que no sabía que.

Escuchó el cerrojo abrirse, una figura ingresaba por la puerta, debido a la falta de velas alrededor no reconoció de quien se trataba.

- Lo encontré, su majestad.

La voz empezó a oírse lejana, intentó levantarse una vez más, el dolor punzante en el pecho lo obligó detenerse, unas cuantas lágrimas se acumularon y un terrible mareo azotó la cabeza del niño.

- Esta muy mal herido.

Era otra voz, esta parecía ser la de un hombre mayor.

- Ayúdalo a mantenerse estable, luego traelo al palacio.

Y una tercera persona apareció, una voz masculina y algo fría, no sabría adivinar de quién se trataba.

- A... ayuda... - murmuró tan bajo que pensó que nadie lo oiría.

- Tranquilo, no hables, ya estás a salvo.

La persona de edad terminó por llegar a su lado y el calor que se expandía en cada área comenzó a desvanecerse.

Luego de eso, volvió a dormir.

Kay observó como Herminio trabajaba, hacia un gran esfuerzo por mantener al niño con vida, y aunque logró estabilizar su condición, le preocupaba que no viviera mucho, miró a su señor que parecía abstraído en el rostro moribundo del pequeño.

Herminio estaba sorprendido, el niño estaba mal, tanto en el exterior como en el interior de su cuerpo; habían muchos huesos rotos que no sabía cuál empezar a restaurar, una costilla casi llegaba a perforarle el pulmón, la rodilla izquierda estaba dislocada, y el fémur en la pierna derecha estaba divido en tres partes. Le preocupo mucho descubrir veneno en su interior, no tenía idea de que tipo era, así por el momento solo podía desacelerar su efecto para después hacer un tratamiento que eliminaría toda esa sustancia.

El destino de una princesaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang