Capítulo 33

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- Ella esta creciendo igual de hermosa que la reina Liza - comentó Alide con una leve sonrisa en el rostro, había esperado ver a la pequeña desde hace mucho tiempo, si no hubiera tenido aquella terrible discusión con Kay que en el pasado, se habría quedado junto a Liza y todo sería diferente.

Kay pudo notar la nostalgia oculta en la voz de su compañera, la joven mujer jamás se perdonaría por no haber hecho más.

- Me hace feliz ver cuanto le importa la princesa - no pudo evitar pensar en lo extraña que era la imagen de Kay con una niña en sus piernas, nunca lo habría creído si solo se lo hubiesen contado - Es bueno que haya olvidado esa horrible idea de enviarla a la iglesia.

El emperador miro de reojo a la mujer, casi se estremeció al oír eso, pues es algo de lo que se arrepentía ahora, en el pasado creía firmemente que esa era una gran idea, pero ahora sabía que estuvo muy equivocado con solo pensarlo.

- Ella me pidió no hacerlo - en su memoria tenía fresco el encuentro de él y Fiama, los ojos de la niña que ocultaban cierto miedo por rechazar su petición.

Alide no supo que decir en ese momento la culpabilidad la invadió y la sonrisa que antes tenía se borró de inmediato.

- La princesa no tendría que pasar por esto si la reina estuviese viva.

- Alide, ese tema está en el pasado.

- Puede que para usted lo esté - no supó en que momento sus manos formaron un puño, estaba llena de impotencia - Para mi todo sigue fresco.

- Pues debes superarlo - más que un consejo, era una orden.

Alide suspiró, el siempre evitaba ese tema y aunque estaba segura y entendía que a Kay le dolía, era ella quien vivía con la culpa, nunca estuvo obligada a hacer nada, pero quería darle la mejor vida a esa bebé y a Liza, si Kay no la hubiese detenido, ellos estarían formando la familia que siempre merecieron.

Alide lo observó algo dolida - Ese día pudo escoger... y no elegió a la reina...

- Ella tampoco estaba de acuerdo - los recuerdos se agolpaban uno por uno en la mente de Kay - Se lo propusiste tu misma, y no estuvo de acuerdo, Alide.

- Era mi decisión.

- No lo era.

Una lágrima rebelde se escapó de ese ojo celeste que brillaba con tristeza, no tardó en limpiarla y seguir caminando. No volvió a hablar de ese tema, aún tenía las heridas frescas, los años no habían resuelto o tranquilizado el dolor.

Se mantuvieron en silencio hasta que llegaron al despacho de Kay, ella ingresó sin demasiado ánimo, deseaba terminar su trabajo pronto.

- Su majestad, debo volver mañana mismo si es posible - ella no atrasó la conversación y fue directo al punto - Mi padre ya debe saber que estoy aquí, así que necesito irme pronto.

Kay ya imaginaba que ese hombre debía ser consciente de la llegada de su hija, y aunque él estaba preparado para pelear por su protección, ella no estaba dispuesta a sacrificar personas solo para estar segura.

- Te mantendré a salvo. Le diré a Mikhe que prepare un barco para que puedas volver a ShecsaDarr.

- Se lo agradezco.

Alide había vivido mucho tiempo fuera del continente, no veía a su padre desde el día en que escapó, si no hubiera recibido la ayuda de Kay en ese momento, ella ya estaría muerta. No la asustaba la muerte, le temía a la forma en la que trataban de obligarla a irse. Vivió muchos años con las mutilaciones y las burlas de todas las personas de su clan, su piel aún recordaba claramente el tremendo dolor por el que todos esos monstruos le hicieron pasar.

El destino de una princesaМесто, где живут истории. Откройте их для себя