Capitulo 53

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Luego de pasar un par de días en la ciudad, el rey envió a alguien para que les indicara que permitía su partida de vuelta a casa.

Los tres salieron a comer, la jovencita miraba todo con interés y esa mirada insegura había desaparecido.

Rosselia también se encontraba sonriente y de vez en cuando un par de lágrimas se acumulaban en sus ojos.

Ethani las observaba paciente y esperando a que terminarán de comprar algunos vestidos. Por suerte la familia conservo mucha de su riqueza anterior, así que vivirían bien el resto de sus vidas y más cuando los hijos mayores abandonaron el nido sin pedir nada a cambio.

- Madre - el llamado hace que todos en la mesa volteen para encontrarse finalmente con los dos hermanos mayores que ahora formaban parte de los caballeros de Shinge.

- Hijos míos, es bueno verlos - la mujer se levantó y les dio un abrazo breve a ambos.

Ambos se veían igual que siempre, sus armaduras los hacían relucir y el atractivo porte lograba que varias jovencitas regresaran a mirarlos con un sonrojo en las mejillas.

Sorta y Renien se vieron un tanto confundidos y algo incómodos debido al extraño afecto que mostraba su madre, no era algo propio de ella.

- Hola Ethani, Ninel - saludó Sorta esta vez sonriendo.

- Hola hermano.

Renien atinó a sentarse junto a la niña y con un asentimiento saludo a ambos, no era muy hablador. Los mayores parecían un tanto sorprendidos del cambio de su hermana, la última vez que la vieron, solo podían describirla como alguien destruida emocionalmente.

- Te ves bien, Ninel - murmuró Renien en tono suave.

- Mm - ella asintió sin decir más.

Sorta también se acomodó junto a su madre y al notar la calidez en su sonrisa y una mirada de preocupación, un extraño sentimiento le recorrió el cuerpo.

- Parece que están bien.

- Si, quería verlos antes de irnos - dijó Rosselia mientras le daba una caricia al cabello de su hija - No se cuando los veré de nuevo, así que quería aprovechar la oportunidad.

Nuevamente se sintieron extraños, aún así, no hicieron comentarios, cuando dejaron de pensar en lo raro que era estar todos juntos, los mayores decidieron que pasar un día tranquilo junto a su madre y hermanos era algo bastante agradable, que aunque no dijeron, esperaban que se repitiera.

Al día siguiente partieron temprano, tan pronto salió el sol Ethani, Rosselia y Ninel ya estaban fuera de la capital. Ethani conducía y se mantenía atento a los alrededores pues ya había escuchado un par de rumores de la existencia de bandidos por la zona. Su viaje de ida había sido seguro, pero nunca se sabía cuándo las circunstancias podían cambiar, sus hermanos pensaron lo mismo, pues el día anterior les entregaron un par de armas para defenderse ante un posible ataque.

Los dioses con los que vivía solían ser algo sobreprotectores, así que aprendió ciertas habilidades de combate cuerpo a cuerpo, y entre ellos, el dios del agua, Sacre, le enseño a usar una espada, el solía ser bastante agresivo, pero con los años, terminó por encariñarse con el joven Ethani, aunque por fuera no lo demostraba, era feliz con su presencia.

Rosselia no se quedaba atrás, cuando su reino existía, aprendió el combate con espada y era muy hábil, pues su padre fue quien le enseñó y cuando vivía, fue una guerrera sobresaliente. Hacía ya muchos años que había dejado la práctica, pero estaba segura de que lograría defenderse en caso de algún ataque.

El destino de una princesaWhere stories live. Discover now