27 | Singing

408 62 23
                                    

❥︎ Día veintisiete

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

❥︎ Día veintisiete

CANTANDO

Fascinada con lo que hacía, Marinette pasaba con cariño el peine por los rubios cabellos de Chat Noir, mientras el chico se deleitaba de aquel satisfactorio momento

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.


Fascinada con lo que hacía, Marinette pasaba con cariño el peine por los rubios cabellos de Chat Noir, mientras el chico se deleitaba de aquel satisfactorio momento.

Aunque seguía estando reacio a hacer lo que la chica le pedía con tanta súplica.

—Hazlo, por favor, gatito —volvió a insistir, sin dejar de cepillar la cabeza de su novio. Hizo un puchero—. Lo prometiste.

Él rodó los ojos y torció su boca en señal de derrota.

—De acuerdo, tú ganas —dijo. Marinette se acomodó mejor en su sitio y continuó pasando el cepillo por las suaves bananas doradas que Chat tenía por pelo—. Flor que da fulgor, con tu brillo fiel —comenzó a cantar. Ella sonrió victoriosa—. Vuelve el tiempo atrás, volviendo a lo que fue.

—Tiene que ser completa —le hizo saber, halando sin querer un mechón de cabello, recibiendo un quejido del superhéroe—. Lo siento.

Chat tomó aire en sus pulmones, buscando que su voz saliera lo más limpia posible.

Quita enfermedad, y el destino cruel —siguió cantando, de una manera tan armónica que condujo a Marinette a una realidad en la que realmente se imaginaba el cabello de Chat Noir brillando e iluminando todo en su habitación—. Trae lo que perdí, volviendo a lo que fue, a lo que fue...

El tranquilo silencio reinó durante unos segundos.

—¿Contenta? —inquirió, a lo que Marinette dejó de peinar su cabello para pasar sus brazos por el cuello del chico y tocar su pecho con sus manos.

—Me has dado cien años más de vida, chatonzel —expresó risueña, posando su barbilla sobre el hombro del superhéroe.

—Se supone que la princesa eres tú, no yo —protestó, correspondiendo el abrazo por la espalda.

—Pero, en este cuento fui yo la que te ha salvado, porque —cerró sus ojos, dejándose llevar por el momento—, esta vez, todo es diferente. Veo en ti la luz —cantó.

Y Chat tuvo que darle la razón, lo demostró girando levemente su cabeza para lograr atinarle un suave beso en los labios.

Y Chat tuvo que darle la razón, lo demostró girando levemente su cabeza para lograr atinarle un suave beso en los labios

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

.
.
.

¡Gracias por leer!

Nos leemos en: Doméstico.

Marichat May 2021Onde histórias criam vida. Descubra agora