Marichat May 2021

19 | Friends

❥︎ Día diecinueve

AMIGOS

Chat Noir observaba con atención a Marinette confeccionar alguna prenda sentada frente a su máquina de coser. Se le notaba tan sumergida en su labor que se sentía incapaz de hacer o decir algo para descolocarla, pero había una pregunta atascada en su garganta desde que llegó, y que lo terminaría asfixiando si no la escupía.

Se levantó del diván, hallando la manera adecuada de comenzar.

—Marinette, ¿cuánto tiempo tenemos conviviendo juntos? —soltó, sintiendo sus manos sudar debajo de sus guantes.

—Uh, bastante —respondió de forma simple y sin mirarlo, haciendo unas anotaciones en su cuaderno para después seguir cosiendo—. Parece que fue hace años la primera vez que viniste a mi balcón como gato abandonado —bromeó.

—¿Y qué somos? —le preguntó esta vez, con cierta duda, rascándose la parte trasera del cuello.

—Pues amigos, gatito, no voy a meter a cualquiera a mi habitación a mitad de la noche —contestó ella inmediatamente, sin moverse de su sitio.

Él sintió una punzada en su costado, pero ello lo impulsó a continuar con lo que estaba a punto de proponerle.

—¿Y no te gustaría ser algo más que... solamente amigos?

El silencio se instaló en el lugar por más tiempo del que el chico hubiese preferido. Pudo haber muerto de un paro cardíaco en esos pocos segundos.

—¿Te refieres a ser buenos amigos? —inquirió desentendida, para luego levantarse a apreciar su trabajo realizado y revisar que las costuras estuviesen en su lugar.

Chat Noir titubeó, sin dejar de mirarla. Estaba pálido en su sitio, y su rostro era un pañuelo mojado. Se encontraba hecho todo un manojo de nervios.

Ella, por su parte, seguía empecinada en su labor. Le dio varias veces vuelta a la tela, para después disponerse a buscar más materiales en sus cajones.

—Eh, no precisamente...

—Uh, ¿mejores amigos entonces? —fueron sus palabras esta vez, al parecer hallando lo que buscaba entre las gavetas.

¿Cómo podía estar tan tranquila en medio de una declaración? ¿Así eran todas las chicas? Él sentía que se desmayaría en cualquier instante y que su corazón se escaparía por uno de sus oídos y saldría corriendo de allí para no saber más nada del amor nunca.

—Esto... quiero decir, algo más que eso, princess —afirmó en un hilo de voz que ella fue capaz de oír. Estaba a punto de colapsar. ¡Incluso había ensayado toda la tarde con Plagg y nada estaba saliendo acorde al plan!

—¿Súper mejores amigos, dices? —Marinette usó sus tijeras para cortar los excedentes de hijo en las costuras de su creación, para luego alzarla y observarla con fascinación. Había trabajado toda la noche en eso—. ¡Al fin lo terminé! ¿Qué te parece, Chat? —consultó, mas no recibió respuesta—. ¿Chat Noir?

Cuando se percató de que el nombrado seguía sin responderle, finalmente se dio vuelta, para encontrarse con el chico hecho un ovillo sobre su alfombra, abrazando su propio cuerpo y balanceándose con ansiedad.

¿Pero qué rayos...?

—¿Chat Noir, te encuentras bien? —quiso saber, inquieta por su actitud. Fue cuando cayó en cuenta—. ¡Oh por Dios! ¡Ya lo entendí! ¡Sí, sí! —exclamó de pronto, corriendo hasta él y darle un efusivo abrazo lleno de emoción—. ¡Sí quiero ser tu novia, Chat! —asintió para luego atinarle un beso en la mejilla, cerca de los labios, que lo hizo regresar en sí y enrojecer desde la barbilla hasta el inicio de la máscara negra.

Por todos los gatos. Debía haber hecho alguna clase de atrocidad en su vida pasada para tener encima algún tipo maldición con la palabra amigos. Le terminaría quitando una de sus nueve vidas, si no es que todas a la vez.

Por qué será, gatito, me pregunto por qué será...

En el siguiente capítulo: Seguridad