Treinta y un situaciones que definirán un sólo sentimiento entre la chica de rosa y nuestro héroe gatuno.
✍ Reto "Mayo Marichat" de la página de Marichat May de Tumblr
✍ Colección de One Shorts y Drabbles dedicados exclusivamente a esta pareja.
Seri...
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❥︎ Día veintiuno
NOCHE DE PELÍCULAS
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Cuando Marinette se enteró por boca de Adrien que la pequeña Emma había invitado a su gran amigo, Chat Noir, a una noche de cine en su casa, no supo qué fue lo que más le había inquietado: la imprudencia de la niña o el hecho de que él había aceptado dicha invitación.
Todo había comenzando en un día tranquilo. Y con tranquilo, se hace referencia a la aparición de un nuevo akuma que había atacado la escuela en la cual Emma cursaba primaria. Ladybug y Chat Noir, angustiados, habían llegado a tiempo para poner en orden la situación y rescatar a la persona afectada por la mariposa negra antes de que hubiesen daños que lamentar.
Minutos antes de que ambos se marcharan del lugar, el superhéroe con el traje gatuno había sido secuestrado por la mano de la insistente infante de cabellos rubios, que lo llevó hacia el otro lado del patio, lejos del bullicio de los demás niños que, emocionados, hacían preguntas hacia la heroína del traje moteado.
—Espero no molestarte, Chat Noir —comenzó a hablar Emma un poco apenada, pero con el paso de los segundos y ante la mirada interesada del hombre, fue adquiriendo confianza. Chat se agachó hasta su altura para oírla mejor—. Verás, me ayudaste mucho a enfrentar mis pesadillas cuando me visitaste aquel día por la noche, y hoy me salvaste de ese villano junto con Ladybug, y por eso quisiera agradecerte de alguna forma —dijo de forma inocente—. ¿Quieres venir esta noche a ver una película a mi casa? Mi mamá, mi papá y yo veremos por primera vez "Las Aventuras de Ladybug y Chat Noir 6" —le propuso con una mirada llena de ilusión, totalmente irresistible para alguien tan débil de corazón como él —. ¡Y qué mejor que verla con el protagonista! ¿Vendrás, verdad?
Adrien jamás había visto a su hija tan feliz como cuando le dijo que sí, es decir, sólo era necesario ver sus saltos de emoción y el efusivo abrazo que le había dado. Pero, en ese momento, él no imaginó que la cuestión sería más complicada de lo que aparentaba.
No podía dividirse en dos personas distintas que estén en un mismo lugar y a la misma hora, ¿o sí?
La mirada enojada que su esposa le dedicaba en ese instante le decía que claramente no era así.
