O4 | Cafe

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❥︎ Día cuatro

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❥︎ Día cuatro

CAFÉ

Con bastante pesar, Chat Noir se sentó frente a la barra del lugar, esperando a ser atendido por la dependiente de aquel café del centro de la ciudad, uno de tantos, en donde había decidido ir esta vez para poder matar el tiempo en su solitaria pa...

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Con bastante pesar, Chat Noir se sentó frente a la barra del lugar, esperando a ser atendido por la dependiente de aquel café del centro de la ciudad, uno de tantos, en donde había decidido ir esta vez para poder matar el tiempo en su solitaria patrulla diurna.

Sí, era cierto que a dónde él solía recurrir con esos fines era a la barra del hotel del alcalde, donde Jean-Pierre lo recibía con mucha paciencia y cortesía. Pero, para qué negarlo, en esos momentos el superhéroe ahora sin oficio buscaba los lugares más frecuentes para las posibles apariciones de akumas, y aunque el Le Grand Paris era uno de ellos debido a que allí residía Chloé —la causa número uno de las víctimas de Hawk Moth—, al parecer no se había reportado ninguno por ese lugar recientemente.

Un café cualquiera de París tenía que ser el blanco perfecto para un akuma, es decir, puede ocurrir de todo en un sitio como ese al que acude todo tipo de gente: aquellas personas que tienen un mal día en su trabajo, o han sacado una mala calificación en la escuela; aquellas que acababan de pasar por una ruptura amorosa, o que acaban de descubrir una infidelidad; a las que acababan de echar de su empleo, o que se habían tenido que despedir de alguien importante; e incluso, simplemente aquellas personas que atravesaban por un dilema que no los abandonaba y querían ahogar sus penas con una cálida bebida, tal y como era su caso en esos momentos.

Sin embargo, el lugar estaba tan calmado y pacífico, como era realmente que debía de estar una cafetería a las tres de la tarde.

Así de interesante se había vuelto el día a día del reconocido y afamado portador del miraculous del gato negro. Hilarante.

—Un vaso de leche tibia, por favor —pidió, percatándose que la chica que estaba a su lado había dicho la misma frase y al mismo tiempo que él.

Estaba tan ensimismado en su mísero existir que ni siquera se percató cuando su compañera Marinette Dupain-Cheng se había sentado en la banqueta que estaba a su izquierda, en las mismas —o peores— deprimentes condiciones que él.

Al ver el semblante de la muchacha, Chat Noir pensó que era la oportunidad perfecta para tener una víctima que salvar de Shadow Moth, por lo que miró disimuladamente al rededor en busca de una mariposa negra, o una pluma azul...

¡Pero qué rayos cruzaba por su mente! Estaba tan marcado por su situación emocional. ¿Cómo se le iba a ocurrir siquiera imaginarse que alguien tan importante para él como lo era Marinette fuese akumatizada?

Podría pelear contra todo el mundo si quería, menos contra ella.

El par de adolescentes se miró en silencio, hasta que la dependiente del café apareció con ambos vasos de leche, de los cuales tomaron un trago al mismo tiempo.

—No sabía que las princesas también venían a descargar sus males con un buen trago de leche tibia —señaló él, intentando romper el hielo entre los dos—. Pero al parecer esto ayuda mucho —admitió jugando con el vaso de vidrio.

—Ay, no tienes idea de cuánto —dijo ella, limpiándose el visible rastro de espuma que había dejado la bebida sobre sus labios.

—¿Alguien no la está pasando del todo bien? —quiso saber, recibiendo una mirada de reojo de la muchacha. Con ese simple gesto conoció la respuesta. Volvió su vista al frente de la barra, con pesadumbre—. Entiendo, esos sentimientos de remordimiento que sientes aunque hagas muchas cosas por las demás personas, de soledad interna, también esa sensación de que sientes que le estás fallando a alguien que es importante para ti, y por si no fuera poco, se le suman los dilemas amorosos, el saber si en realidad podrás estar con la persona correcta sin tener que lastimarla o engañarla —suspiró, cansado, para después observar el rostro de Marinette, el cual era todo un poema—. Lo siento, yo me entiendo, cosas de gatos —culminó, llevándose el vaso de leche a sus labios.

Ella no pudo evitar mirarlo detalladamente luego de sus palabras, sintiéndose tan identificada con el superhéroe felino en esos instantes. Su boca no evitó curvar una sonrisa que, aunque débil, era sincera.

—Cosas de gatos y princesas, querrás decir —habló de repente, llamando la atención de Chat Noir—. Pero nada que un par de vasos de leche, y una buena compañía dentro de este bonito café, no puedan arreglar. No hay que tenerle miedo al éxito, ¿no es así? —acercó su vaso hacia el chico.

Chat tomó también su vaso y lo chocó con el de Marinette.

—Completamente de acuerdo.

• • •

Pasadas dos horas, después de cuatro jarras de leche y tres idas al baño, ambos salieron de la cafetería hipando y con sus cinco sentidos bastante descolocados, pero con las penas bien ahogadas y sus corazones despejados, pues, les gratificaba saber que finalmente habían encontrado a aquella persona que los entendía mejor que nadie.

Pasadas dos horas, después de cuatro jarras de leche y tres idas al baño, ambos salieron de la cafetería hipando y con sus cinco sentidos bastante descolocados, pero con las penas bien ahogadas y sus corazones despejados, pues, les gratificaba sab...

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Nueva habilidad desbloqueada: emborracharse con leche, jajajajja.

En este tomé como referencia la escena del capítulo "Lies" donde Chat Noir sale a "cazar akumas" y ahoga sus penas con leche, tan tierno mi chaton.

Nos leemos en el día cinco, Pesadillas.

Marichat May 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora