24 | Jealousy

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❥︎ Día veinticuatro

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❥︎ Día veinticuatro

CELOS

De tantas opciones que había en París, Shadow Moth no había elegido nada más que las emociones negativas provocadas por los celos de una mujer como el blanco perfecto para una de sus creaciones, volviéndola una villana a la que realmente había que...

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De tantas opciones que había en París, Shadow Moth no había elegido nada más que las emociones negativas provocadas por los celos de una mujer como el blanco perfecto para una de sus creaciones, volviéndola una villana a la que realmente había que temer.

Celosa, como ingeniosamente había sido bautizada, causaba pánico entre las mujeres de la ciudad, al convertirlas a todas en estatuas de apariencia tétrica, para que ningún hombre volviera a mirarlas.

Y Marinette era su objetivo en esos momentos.

La de coletas corría entre las calles y callejones, mientras la akumatizada —que tenía el peculiar aspecto del personaje mitológico de Medusa— le seguía el rastro sin descanso, pues, evidentemente, ella era la única chica que quedaba en esa zona. Con el akuma pisándole los talones, era imposible que pudiese transformarse en Ladybug, y sentía remordimiento de no haber podido salvar a sus amigas.

—¡Puedes correr, pero no esconderte! —oyó decir a Celosa, bastante cerca de donde se había detenido a recuperar el aliento—. ¡Pronto no habrá ninguna mujer en París por la que pueda sentir celos! ¡Mi novio y yo viviremos felices sin que él pueda mirar a otras chicas, jamás!

—Ay, pero qué tóxica —murmuró, pero al parecer, no lo suficientemente bajo para que la villana no la oyera.

Marinette retrocedió asustada cuando tuvo frente a ella a la chica maleficiada, haciendo que cayera sentada al suelo, quedando acorralada ante el enemigo. Por suerte, Chat Noir logró sacarla de ese aprieto antes de que el rayo de Celosa la golpeara.

Éste se la llevó corriendo en brazos para protegerla, consiguiendo perder a la mujer akumatizada que lo seguía. Decidió esconderse dentro de la estación del metro subterráneo.

—Pudiste haberla distraído mientras yo escapaba —dijo ella, aparentando inconformidad con el precipitado actuar del superhéroe.

—Un "gracias, gatito, te amo tanto" estaría bien —destacó, guiñándole un ojo de forma coqueta—. Y no, tenía que asegurarme por mi propia cuenta que mi novia esté segura de esa arpía loca.

—Está bien, ya ves que estoy a salvo —señaló, comenzando a impacientarse con el chico. Amaba que él se preocupase de esa forma, pero necesitaba transformarse rápido—. Puedes ir a pelear contra Celosa y yo me quedaré aquí.

Sin embargo, Chat Noir no dio intenciones de moverse de ese sitio.

—No lo creo, no te dejaré sola y arriesgarme a que conviertan a mi chica en una fea estatua —afirmó, ladeando su cabeza—. Esperaré a que Ladybug aparezca, y sólo así me moveré.

Marinette se palmeó fuertemente el rostro y soltó un sonoro gruñido. ¡No podía ser en serio!

—No me digas que quien está celosa eres tú por Ladybug —insinuó el héroe gatuno al malinterpretar la reacción que había tenido la muchacha.

Ella, por el contrario, agrandó su semblante disgustado.

—¡Qué cosas dices, no estoy celosa! —exclamó, sonando exageradamente molesta. Chat siguió interpretando aquello a su conveniencia.

—No puedo creerlo, tienes celos, princesa —repitió fingiendo asombro.

El rostro de Marinette pronto enrojeció del enojo. ¿Celosa? ¿De ella misma? Era lo más absurdo que había escuchado en el día, tendría que estar enferma para ser así.

—Lo dire una última vez —intentó relajarse, hablando pausadamente—: No estoy celosa de Ladybug.

Chat negó. Según lo que había oído de du mejor amigo Nino, que lo negaran hacía que fuese verdad. No sabía cómo sentirse al respecto.

—Puedo decirte que estés tranquila, Marinette —fue lo que le dijo, poniendo su mano con caballerosidad en la barbilla de su novia—. Este gato sólo tiene ojos para su princesa, para nadie más.

Cerró sus ojos, indignada.

¡Y ahora le decía que jamás la miraría de otra forma en su identidad heroica! Qué cascabeles tenía ese gato, si de verdad la amaba, tenía que hacerlo en partes iguales con sus dos yo.

Bien, él no lo sabía, pero se supone que el corazón ama sin máscaras.

—Ya deberías irte, Chat Noir —le sugirio saltándose del tacto del gato, intentando poner su mejor sonrisa, pero en lugar de sincera, le salió un poco espeluznante, y el tic en su ojo no aportaba mucho—. Seguro Ladybug te debe estar esperando allá afuera —cuando él simplemente se quedó mirándola, descifrando sus palabras, Marinette perdió la paciencia—. ¡¡Ahora!!

Más temeroso de Marinette que de la villana, no le quedó de otra que obedecer, yéndose del lugar haciendo ademán con sus manos en derrota ante los celos de su novia.

En la batalla contra Celosa, notó también a Ladybug un poco extraña y reacia a interactuar abiertamente con él. ¿Acaso lo había visto con Marinette y también estaba celosa? ¿Qué ocurría ese día con las mujeres?

Si el amor eran mariposas en el estómago, ¿los celos qué rayos eran? ¿Abejas africanas o qué?

Si el amor eran mariposas en el estómago, ¿los celos qué rayos eran? ¿Abejas africanas o qué?

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¡Gracias por leer!

Nos leemos en el siguiente: Estudio.

Marichat May 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora