1O | Cooking together

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❥︎ Día diez

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❥︎ Día diez

COCINANDO JUNTOS

—No hago nada bien en mi vida…

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—No hago nada bien en mi vida…

—Marinette.

—Lo mejor sería rendirme…

—Marinette.

—¡Soy un desastre con pies!

Si bien era cierto que Chat Noir siempre tenía algo bueno que decir en circunstancias similares, esta vez estaba reconsiderándose seriamente el morderse la lengua por una vez en sus nueve vidas gatunas. Y es que, era de cuidado decir o hacer algo estando cerca de una mujer enfadada con un cuchillo de considerable tamaño en su mano. Únicamente se limitaba a intercambiar miradas con la kwami roja a su lado, quien estaba en el mismo estado parapléjico que él actualmente.

Aquello que comenzó como un inocente día cocinando juntos —o así era como Chat Noir le decía a estar toda la tarde en la azotea de Marinette ensayando pociones para sus nuevos poderes especiales—, se había transformado en una peligrosa situación en la que temía que un dedo de Marinette fuese a dar al cuenco en lugar de las flores y especias raras que estaba cortando. Y es que desde que llegó, le había impresionado las habilidades que la chica poseía en cuanto al manejo de los utensilios de cocina, cortando y machacando con precisión y velocidad cada uno de los ingredientes que la receta le pedía, pero ahora le aterraba el abrupto cambio de humor en ella.

Y todo acarreado porque no lograban dar con el ingrediente exacto que requerían para activar la poción mágica para sus nuevos poderes de camuflaje y fuego.

—Te lo encargo, se supone que no debo estar aquí de todas formas —susurró Tikki hacia el superhéroe de negro, para luego marcharse hacia el piso de abajo atravesando la trampilla que daba a la habitación de la chica, llevándose consigo a todos los kwamis que espiaban asomando su cabeza por la pequeña puerta.

Chat Noir dio un pequeño brinco en su sitio cuando la joven dio un golpe seco sobre la tabla de cortar, clavando el cuchillo en la misma con ese acto.
—Es inútil —expresó levemente decaída—. Ya nada me sale bien últimamente; no puedo hacer un vestido sin terminar cosiéndolo a mi propia ropa, tampoco hallar la paleta de colores indicada para mis diseños digitales. Hornear sin que se me queme lo que hago ya no es una opción, ni en la escuela soy yo misma —enumeró, haciendo exageradas gesticulaciones con sus manos, dando un sonoro resoplido—. Entonces trato de concentrarme en estudiar los códigos del grimorio que el Maestro Fu me dejó, y cuando al fin logro descifrar por mi cuenta esta receta, resulta que no sé a qué rayos se refiere con “el sonido de algo deseado con el corazón” o “el acto de aquello que puedes sentir pero no ver”, y ni siquiera sé si están bien traducidos.

Marinette se separó de la mesa de trabajo para aproximarse hasta la protección del balcón, apoyándose en allí como si se fuese a caer en cualquier momento.

—Tan sólo me queda pasar el resto de mi miserable existencia descifrando códigos y esperando a que Shadow Moth venga a molestar la poca paz que me queda con uno de sus akumas o sentimonstruos con nombres poco originales, para siempre terminar diciéndoles “¡Yo te libero del mal!” —bramó al borde del desespero—. ¡Ya hasta sueño con plumas y mariposas todo el tiempo! ¡Me he convertido en un desastre, incluso más de lo que ya era!

Chat Noir parpadeó varias veces, para luego emitir unas cuantas carcajadas de su boca, recibiendo una mala mirada de la de coletas.

—¡Y para colmo, te ríes de mi desgracia!

—Tienes razón, todo esto es un desastre —dijo él mirando el desorden en el que se había convertido el pequeño balcón de Marinette, lleno de ingredientes extraños en frascos, papeles, un mortero, materiales de cocina, e incluso un cuenco hirviendo sobre una pequeña hornilla que funcionaba con energía eléctrica.

Esta vez más seguro de sí mismo, se aproximó hasta donde se encontraba parada la muchacha, a pesar de que ésta no poseía una mirada de muchos amigos.

—Y sí, puede que todo lo que hagas como Marinette eventualmente termine en desastre —continuó—. Pero sabes, princesa, siempre tendrás a tu fiel gatito siguiéndote en cada uno de esos desastres —concluyó, tocando el hombro de Marinette—. Y no hay nada más que me divierta tanto como ser un desastre contigo, ya sea en lo que quieras hacer siendo Marinette, o persiguiendo y purificando plumas y mariposas por toda la ciudad como Ladybug.

La muchacha rió internamente, preguntándose qué clase de aburrida vida llevaría tras la máscara para decir que se dirvertía estando con ella. A pesar de todo, agradeció el hecho de contar con el apoyo incondicional de Chat Noir, quien siempre estuvo ahí para ella incluso antes de saber ese gran secreto que era su vida como heroína y guardiana de los miraculous. A pesar de que aquellas no eran precisamente las palabras que esperaba, eran las que necesitaba en ese momento para levantar los ánimos.

—Gracias, gatito —le susurró, para después rodearlo con sus brazos, atreviéndose también a darle un efusivo y sonoro beso en la mejilla—, por siempre acompañar y ayudar a este desastre con pies.

Ella se soltó al escuchar un sonido extraño provenir de él.

—Chat Noir, ¿estás llorando?

Él secó disimuladamente sus ojos, irradiando felicidad hasta por los poros.

Su Lady… Su princesa…

—Eh, ¿yo? Claro que no —contestó, excusándose—. Es por las cebollas que estabas cortando.

Lo había besado...

—Pero Chat, esas no eran cebollas —señaló Marinette, comenzando a preocuparse por el estado de su compañero.

¡Jamás volvería a lavarse la mejilla!

Segundos después se percataron que, con aquel simple acto, la poción en el cuenco hirviendo había hecho una ligera explosión, dándoles a conocer que al fin estaba listo. Habían logrado conseguir los ingredientes que faltaban en la receta sin darse cuenta.

Pensándolo bien, ambos debían cocinar juntos más seguido.

Pensándolo bien, ambos debían cocinar juntos más seguido

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Chat.exe dejó de funcionar JAJAJAJA.

Aquí tratando de ganarle a los días, pero qué se le hace skdkdk.

Dato: Los ingredientes que faltaban a la poción eran el abrazo y el beso que Marinette le dio a Chat Noir, por eso “el sonido de algo deseado con el corazón” y “el acto de aquello que puedes sentir pero no ver”.

Marichat May 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora