☯︎Treinta y siete☯︎

2.3K 237 28
                                    


¿Hijo?, que extraño que llames ¿sucedió algo? —preguntó una rubia al otro lado de la línea.

—Bruja...Izuku...

¿Qué le sucede a Izuku?, ¿está él bien? —su voz se percibía preocupada y el silencio de su hijo al otro lado no ayudaba.- Katsuki responde carajo!-

—Él...¿puedes venir mamá?... —y se quebró otra vez, Mitsuki soltó un jadeo. Era grave, su hijo le había dicho "mamá" y estaba llorando.

Dime dónde están iremos ahora mismo. —Katsuki le dijo en el hospital donde se encontraban y la fémina le aseguró que en pocos minutos estarían ahí.

Luego de 20 minutos el matrimonio Bakugo ya estaba en el hospital, rápidamente se dirigieron al área donde Izuku estaba encontrándose a su hijo sentado con la cabeza gacha. Desde la desaparición del peliverde nunca más lo habían visto así, le llevó un gran esfuerzo no caer en depresión por la culpa que sentía y ahora que por fin volvían a estar juntos el destino los volvía a separar. Era muy injusto.

—Hijo... —le llamó Masaru, el ojirubi levantó la mirada y solo con ver sus ojos pudieron entender que necesitaba un abrazo—. Todo va estar bien...tranquilo todo va a estar bien. le —aseguró el mayor.

—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó la rubia.

—Está en coma...su quirk lo mantiene en cómo y-y no saben cuándo despertará.

—Tranquilo ¿si? Todo estará bien.

—No pude protegerlo...¡otra vez no logré mantenerlo a salvo! —gritó frustrado aferrándose más a su padre.

—Pasaré a verlo... —dijo Mitsuki suavemente, tanto su hijo como su esposo la siguieron unos metros atrás—. Oh dios... —sus lágrimas caían con lentitud, no podía creer que el único recuerdo de su mejor amiga estaba allí postrado en una camilla.

—¿Qué fue lo que pasó...? —preguntó Masaru.

Katsuki les explicó todo lo sucedido, el secuestro, el rescate y como su peliverde amado lo había salvado. Al escuchar eso los Bakugo no pudieron evitar sentirse calmados porque su hijo estaba bien pero a la vez destrozados ya que Izuku había pagado las consecuencias, todo sería perfecto si ambos estuvieran a salvo.
De un momento a otro la máquina que marcaba el pulso cardíaco de Midoriya comenzó a sonar, alarmando a la familia Bakugo que estaba entrando en pánico al no saber que significaba eso.

—¡Llama a la enfermera! —le gritó Mitsuki a su esposo, esté salió rápido de la habitación en busca de alguien que pudiera ayudarlos.

Katsuki solo estaba allí, estático, sin saber que hacer o como reaccionar, escuchando ese pitido incesante de fondo. También podía oír como su madre le gritaba para que reaccionara, aún así se sentía lejano, en otro mundo.

—Por favor salgan de la habitación. —le pidió la enfermera.

—Katsuki debemos irnos... —le habló la rubia.

—¡Niño sal ya! —le gritó el doctor que ahora estaba a cargo de Izuku.

—¿Qué le pasa...?, ¡¿qué le sucede ahora?! —reaccionó desesperado.

—Hijo debemos salir, ellos se encargaran de Izuku-kun. —le dijo su padre, con algo de dificultad lograron sacarlo pero aún así estaba ansioso y preocupado.

Los minutos pasaron y los doctores y enfermeras no salían del cuarto causando más terror en los que estaba allí presentes, Katsuki no entendía porque pasaba aquello si se suponía el pecoso estaba bien de salud excepto por su coma. Tenía miedo de perderlo, ese sonido no desaparecía de su cabeza y solo causaba que sus nervios aumentara.
Al cabo de otros 5 minutos más el doctor salió soltando un suspiro al igual que una enfermera.

—¿Cómo está doctor? —preguntó la fémina.

—Logramos reanimarlo, al parecer su corazón falló por un momento pero ya todo está bien. —los tres soltaron un suspiro ante la noticia.

—¿Y su coma?, ¿sabe cuándo despertará? —cuestionó el patriarca de los Bakugo.

—Eso no depende de mí señor, Midoroya-kun despertará hoy o en otro momento pero eso sólo depende de él. —les explicó el hombre.

—Muchas gracias. —se inclinó Mitsuki, el doctor les sonrió un poco y luego se fue.

—Hijo deberías volver...no te hace bien estar aquí. —le dijo Masaru.

—No quiero irme de su lado.

—Piensa en lo que él te diría, estoy segura que quiere lo mejor para ti. Esfuérzate por Izuku. —habló su madre.

—Bien... —aceptó resignado.

Aún así volvería cada día, aunque solo lo viera por unos minutos, eso era suficiente para él. Quería estar cuando despertará, ser el primero en ver esos hermosos ojos esmeralda y escuchar esa voz que lo enamoraba.

Una semana había pasado, una donde el peliverde no saba indicios de despertar, tanto sus amigos como personas que habían logrado conocerlo estaban sumamente angustiados y preocupados

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Una semana había pasado, una donde el peliverde no saba indicios de despertar, tanto sus amigos como personas que habían logrado conocerlo estaban sumamente angustiados y preocupados. Extrañaban la energía de Midoriya, todos sus tipos de sonrisas, su actitud sarcástica y sobre todo el compañerismo que poseía, una parte muy importante se encontraba lejos de ellos.

Eri se encontraba muy mal ante la noticia, los primeros días no le habían permitido ver al pecoso ya que ante la recaída no estaban seguros si podría volver a suceder, aún así luego de tanta insistencia por parte de la niña ese día lo haría a visitar junto a Shota y Mirio, quien tampoco lo había visitado.

—¿Segura quieres hacer esto? —le preguntó por última vez el azabache.

—Si. —contestó segura, el mayor no hizo más que suspirar y abrir la puerta. Tanto el estudiante como la niña abrieron sus ojos de par en par al igual que comenzaban a temblar.

—¿Midoriya...? —pronunció el rubio despacio, con evidente dolor en su voz, se acercó tomando de la mano a Eri hasta estar a un lado del peliverde.

—¿Izu-chan...por qué no despiertas?, prometiste que jugariamos juntos, que iríamos al parque de diversiones. —la peliblanca había comenzado a llorar mientras tomaba la mano de Izuku, con fuerza, temiendo que si la soltaba no podría verlo nunca más.

—Aún no ha dado señales de despertar, además hace unos días su corazón dejó de funcionar por unos momentos...no sé por cuánto tiempo resista. —habló Aizawa, fijando su mirada en la tranquila expresión de su alumno.

—¡No diga eso!, estoy seguro que Midoriya despertará y estará con nosotros en poco tiempo.

—¡Solo soy realista Mirio, es egoísta hacerlo sufrir cuando lo hizo por tanto tiempo! —terminó gritando para luego soltar un suspiro—. Yo tampoco quiero perderlo, es lo que menos quiero, pero tampoco puedo perdonarme el hacerlo esperar...

—¿Esperar?

—Por paz.

Se quedaron allí unos momentos más, Eri había caído dormida debido al cansancio emocional por lo que volvieron al departamento, sintiendo un insoportable nudo en su garganta al pensar que solo estaban alargando la espera de muerte de Izuku. Que tal vez era mejor dejarlo ir ahora.

༄༄༄༄༄༄༄༄༄༄༄༄༄༄༄༄
Es más cortito de lo normal, lo sé, pero para mi esta perfecto como está jajaja

Sufrirán un capítulo más, después los dejaré ser felices lo prometo ( ˘ ³˘)♥︎

Espero lo hayan disfrutado, si lloraron lo siento desde ya, sin más me despido bye~

☯︎ 𝕐𝕠𝕦 𝕔𝕣𝕖𝕒𝕥𝕖𝕕 𝕞𝕖 ☯︎Where stories live. Discover now