☯︎Nueve☯︎

7K 748 144
                                    


—Formaremos combates uno vs uno, podrán utilizar sus quirks si así lo desean o simplemente luchar a mano limpia. —el símbolo de la paz explicaba las reglas del ejercicio que se llevaría a cabo.

Todos los alumnos se encontraban con su vestimenta de gimnasia e Izuku no era la excepción, aún así estaba muriendo del aburrimiento ya que esa clase la sentía innecesaria para su persona.

—Serán agrupados al azar, prepárese y observen con atención.

El sorteo comenzó y con ello los combates, a Midoriya le había tocado luchar con Kirishima, tenía una leve idea de cual era su quirk pero aún así prefirió no confiarse. Los minutos pasaban y las luchas acababan, al cabo de unos seis combates por fin era el turno del peliverde y pelirrojo.

—¡Quiero ver tu quirk, estoy seguro que será genial! —le había parecido curioso que el dientes de tiburón no lo tratara mal o simplemente lo ignorase.

—No creo que sea necesario contigo. —le sonrió, ambos avanzaron para atacarse sin embargo Izuku esquivaba con gran facilidad los golpes de Kirishima a pesar de que esté estaba utilizando su quirk de dureza.
Todos estaban impresionados por la gran habilidad de pelea del pecoso, eran movimientos fluidos y sin esfuerzos, como si se estuviera divirtiendo. Ya que Eijiro no podía golpearlo, Midoriya se aburrió y en un rápido movimiento lo inmovilizó en el suelo dando así su victoria.

—Eres bueno, tu quirk es impresionante pero confías demado en el, fortalece tu mente y crea estrategias. No todo es fuerza bruta. —Izuku salió del espacio donde la pelea se había llevado a cabo pero Kirishima rápidamente se acercó a él queriendo escuchar más de sus consejos.

—¿Te has dado cuenta de todo eso con solo una pelea?, ¡impresionante! —gritó emocionado el pelirrojo.

—Es fácil de deducir, en realidad todos tienen grandes errores. No puedo creer que aún estén con vida, tienen mucha suerte.

—Joven Midoriya ¿por qué no nos hace una demostración de su quirk?, ya que tanto alardea de este. —el pecoso miró por unos momentos a su profesor tratando de zafarse pero al parecer eso no sería posible, con la atenta mirada de todos se posicionó de nueva cuenta en el centro del círculo.

—Necesito un voluntario. —dijo aburrido.

—¡Yo, yo! —una castaña de regordetas mejillas había levantado su mano.

—Ven ya. —la chica se acercó feliz hasta donde el peliverde en espera de saber cual era ese grandioso quirk del que todos hablaban—. En realidad tenía una guadaña conmigo pero...tal parece no puedo usarla aquí así que...este es mi quirk. —una rara luz roja había aparecido al rededor de la fémina haciendo que esta flotase.

—¿Puedes levitar cosas?, no creo que sea tan impresionante. —rió Sero.

—¿En verdad crees eso?

Izuku vió directo a los ojos del joven y con gran concentración logró entrar a su mente sin que esté pudiera notarlo en su totalidad, siempre existía esa leve molestia o incomodidad como si alguien estuviera observando, y al entrar al comienzo todo se veía blanco y poco a poco el paisaje fue cambiando.

Una hermosa casa de campo, en un tranquilo lugar con un atardecer de cuento de hadas. Una mujer mayor observaba el paisaje para luego, corriendo justo al lado del ojiverde, ver pasar a un pequeño Sero con una radiante sonrisa.

—¡Abuela, abuela, mira una flor para ti!

—Pero que hermosa, muchas gracias cariño.

☯︎ 𝕐𝕠𝕦 𝕔𝕣𝕖𝕒𝕥𝕖𝕕 𝕞𝕖 ☯︎Where stories live. Discover now