Capítulo 16

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La mañana transcurrió tranquila, desayunamos y salimos a caminar juntos, pero en el camino nos encontramos con Lovanna, Tarim, Aslan y Ragnar, quienes habían llegado de la fiesta recién, dijeron que había sido hasta el amanecer y por eso las horas de llegar.

Cuando los vi estaban hechos un completo desastre, tenían la ropa toda mojada y desordenada, se notaba que se habían divertido a lo grande.

Quise hablar con Lou, pero su rostro solo reflejaba muchas ganas de dormir, por lo que decidí dejar que se retirara para que descanse plenamente; por mi parte, seguí caminando con Lucien por el bosque.

Los colores verdosos se veían muy bonitos a la luz del sol, la mañana se mostraba apacible y amigable, el viento estaba tibio y soplaba suave, algunos animales jugaban entre ellos o paseaban por nuestro alrededor.

Lucien y yo íbamos tomados de las manos comentando acerca de los recién aparecidos, el me decía que, al parecer, habían tenido una noche muy alocada y con lo que vimos en la fiesta entre Lovanna y Tarim no dudaba de que había pasado algo más entre ellos.

Después de caminar un buen rato más noté que estábamos ya muy lejos de la manada así que aproveche para comentarle a Lucien de que estaba pensando en volver al mar por unos días,  puesto que, a fin de cuentas, extrañaba con cada fibra de mi ser el ser una sirena; adelanté el paso y me pare delante de él provocando que se detuviera de golpe.

Me miró un poco extrañado.

- ¿Qué pasa cielito? - preguntó.

- He estado pensando en regresar al mar - solté de golpe.

- ¿Cómo regresar? - sus cejas se juntaron mostrando curiosidad por mis palabras.

Busque las palabras correctas para decirle.

- Lo que pasa es que extraño el mar - juguete con mis manos - soy una sirena, el mar es mi lugar, es mi hogar . . .  y . . . lo extraño - me abrace - quiero volver a sentir que soy libre en el agua.

- ¿Acaso no eres libre aquí? - su tono de voz sonó ofendida. 

- Lo soy, pero el caminar y el nadar son cosas totalmente diferentes. - hablé rápidamente. 

Se quedó callado por un rato.

- ¿No quieres estar conmigo? - sus gestos denotaron cierta tristeza.

- ¿Qué?, no, claro que quiero estar contigo - me apresure a corregirlo.

- Entonces, ¿Por qué quieres irte? - su voz sonó enfadada.

- No dije que quiera irme, solo te digo que extraño el mar y quiero ir un tiempo para poder cambiar mi forma, para volver a sentir mi aleta y el agua en todo mi cuerpo.

- Hay otras opciones - habló rápido buscando alternativas - por ejemplo . . . las piscinas, hay varias en la manada - se apresuró a decir.

Su opción me pareció ridícula.

- Lucien, el agua de las piscinas tiene químicos fuertes, no es adecuada para una sirena.

Sus gestos se endurecieron un poco.

- Podrías nadar un rato en la playa.

- Yo quiero más que un rato, quiero horas en el agua.

- No

Me quede perpleja por su actitud.

- Lucien, no puedes separarme del mar - solté mis brazos - es parte de mí.

- No, Darya, tú ahora eres parte de mi como yo de ti - estaba elevando su voz - el mar ya no importa, lo que es importante es que estés a mi lado porque así debe ser siempre.

La Limerencia Del Lobo Where stories live. Discover now