Capítulo 9

45 5 0
                                    

Experimente un poco de  vergüenza, sí, pero quería hablarlo con alguien de confianza y necesitaba saber qué era esa sensación de que algo faltaba cada vez que estaba con él, tras pensarlo juntas por un buen rato llegamos a la conclusión de que solo era por ser la primera vez que vivía algo como esto y que, claramente, extrañaba pasar todo el día nadando.

Después de haberle contado hasta el mínimo detalle, al fin, Lovanna dejo que cambiáramos de tema: pasamos a hablar de nuestro primer día lejos de nuestro hogar, bueno, las primeras horas.

Me comentó que no pudo dormir en el cuarto que Tarim le había asignado por lo que tuvo que buscarlo a media noche para pedirle ayuda y él, amablemente, le ofreció dormir juntos, respetando el espacio personal de cada uno; al despertar ambos bajaron a desayunar pan con aceituna, café y de fruta un poco de papaya, resaltó que el café le pareció demasiado amargo y por eso no pudo pasarlo, pero Tarim le brindo un poco de leche y recién ahí pudo tomarlo con gusto. Después de eso ella subió a su cuarto para ponerse algo más cómodo y al bajar nosotros ya habíamos llegado.

- Me parece que es una mañana productiva, aparte me gusta lo que usas ¿Qué es? - pregunté.

Lou se levantó del sofá y dio una vuelta completa para lucir su conjunto de ropa.

- Es un short y un polo oversize, escuché que estaban de moda.

El color del polo era lila, una buena elección porque resaltaba su cabello castaño y sus ojos avellanas, y su short de color jean, si no me equivoco, le daba un buen toque urbano: me gustaba.

- Por cierto, tu vestido está super bonito - me halagó - podría acostumbrarme a la ropa.

- ¿Te gusta la ropa interior? - la curiosidad por esa prenda me mataba. 

- Me incomoda un poco la parte de arriba - agarró sus pechos tratando de acomodar el . . . sostén, creo así se llamaba. - pero la parte de abajo está normal.

- Opino igual - toque el sostén que me había colocado - me aprieta un poco y me da cosquillas, pero es soportable.

- ¿Nos quedaremos aquí todo el día? - hizo un puchero de aburrimiento.

- ¿Qué sugieres hacer? - indagué

- Ayer logré transformarme en un lobo - insinuó.

- Ya sé por donde van tus intenciones, pequeña piraña.

- Entonces, ¿Te unes? - batió exageradamente las pestañas haciéndome rodar los ojos .

- A lo que sea contigo - sentencié.

- ¡Eso! - alzó los brazos en victoria.

Rodeó el sofá y sacó un objeto extraño.

- ¿Qué es eso? - lo señalé mientras lo colgaba en su espalda.

- Una mochila - simplificó - sirve para guardar las cosas.

- ¿Y que llevas ahí?

- Ropa para ponerme después de transformarme.

- O sea . . . ¿Ya estabas lista? - me crucé de brazos.

- Tenía la esperanza de que dijeras que sí - jugueteo con sus manos.

- Eres la peor.

- Lo sé, ahora, vamos.

Me levantó y llevó hasta la puerta, pero al querer salir nos encontramos con dos rostros conocidos.

 - Hola - hablaron al mismo tiempo Aslan y Ragnar. 

Lou y yo nos sobresaltamos.

- Chicos - pronuncié.

La Limerencia Del Lobo Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum