Capítulo 8

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Al despertar me sentí desorientada porque no reconocí el lugar en el que me encontraba. Sin embargo, al sentir sus brazos rodeándome la cintura y sus piernas envueltas con las mías todo tipo de angustia se disipo.  

Lo miré detenidamente: sus cejas y pestañas eran pobladas, su nariz era recta, pero definitivamente eso le daba un aire más masculino a su rostro, a pesar de ciertos rasgos femeninos que tenía, sus labios eran un poco desparejos siendo el de abajo más ancho que el de arriba, mas, a mi punto de vista, se veían apetecibles. 

¿Eso pensarán las demás al verlo?

- Ya te he dicho que no me interesa lo que piensen las demás, mientras no seas tú no pienso darle algún tipo de importancia.

Su voz adormecida sonaba exageradamente sexy.

- Buenos días

- Buenos días

Me dio un corto beso en la mejilla.

- ¿Dormiste bien? - empezó a dejarme libre de su agarre.

- Fue algo extraño, es la primera vez que duermo fuera de mi hogar . . . y con alguien - me estiré apenas terminó de desenredarse - pero admito que me gustó, algo, dormir así.  

-Me alegro de escuchar eso - él hizo lo mismo y se levantó de la cama - ¿Tienes hambre?

- Bastante - me agarré la barriga - ¿Tú?

- Estamos igual.

Caminó hasta llegar al lado de la cama en la que me encontraba echada.

- ¿Vamos a desayunar?

- Claro que sí.

Me tendió la mano y me hizo levantarme, salimos del cuarto dejando la cama hecha un desastre y bajamos rápido al primer piso.

- Esta es la cocina - fue lo que dijo apenas entramos a una nueva habitación. 

- ¿Para que es? - paseé mi mirada por todo el lugar.

El piso era un hermoso blanco mientras que las paredes eran de un gris claro, combinaba muy bien. 

- Aquí preparamos la comida, comemos, guardamos lo que traemos del mercado o centro comercial y entre otras cosas.

-  ¿Qué suelen comer en el desayuno?

- Depende de que te guste.

- ¡Moras! - sin duda amaba las moras -  ! NO¡ ¡ESPERA! - me contradije - ¡El Chocolate!

Él me miro primero confundido, mas al procesar mis palabras sonrió. 

- ¿Te parecen panqueques de mora con jugo de fresa?

- ¿No se puede chocolate? - expresé una cara de compasión para que me complaciera en mi pedido.

- Es muy temprano para eso - acarició mi mejilla - te prometo que a la hora del almuerzo como postre compraré chocolate ¿Vale?

- Vale - accedí a lo que planteaba.

- Entonces, preciosa, ¿Te parece panqueques de mora con jugo de fresa? - pregunto otra vez.

Incliné mi cabeza, no había entendido nada de lo que dijo, mas el que tuviera moras incluidas me hacía desear probarlo.

- No te preocupes, te gustará.

Dicho eso se puso manos a la obra; empezó a sacar materiales extraños de diferentes minis roperos.

- ¿Qué es lo que que suelen comer allá? - encontró tema de conversación - siéntate aquí, no quiero que te canses de estar parada.

La Limerencia Del Lobo Where stories live. Discover now