Capítulo 31

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Darya vuelve a narrar

***

Ya era casi mediodía y el seguía sin despertar, mentiría si dijera que no estaba preocupada, puesto que sabía sí lo estaba y a horrores. Pero tenía que ser fuerte, por él, por mi, por todos.

- Darya - la voz de Marium se hizo escuchar.

- Marium - la saludé.

Ella se acercó y me levanté de la cama, puesto que estaba echada al lado de Rowan velando que todo estuviera bien con él.

- ¿Cómo está? - habló refiriéndose al bello durmiente.

- Turu dice que todo está bien, le hecho un menjunje a la zona afectada por si acaso - le comente lo que había hecho el curandero - dijo que es cuestión de dejarlo descansar para que pueda volver a sus actividades.

- Me alegro que no haya sido nada grave - me sobo el hombro.

- Igual yo - sonreí preocupada. - ¿Cómo va todo abajo?

Ella se distanció un poco de mí.

- Justo a eso venía - respondió - te están llamando, necesitan de tu presencia para hablar del tema.

- ¿Algo anda mal?

- No sabría decirte - se rasco la cabeza - lo único que sí puedo decir con seguridad es que Phoenix será sometida a juicio y debes ir.

Uno cosecha lo que siembra.

Miré una última vez a Rowan, el yacía en su cama con los ojos cerrados, sus labios entre abiertos y su respiración era regular, todo estaba en orden.

- Bien - al final accedí - iré, pero mientras yo voy . . .

- Me quedo con él - ella terminó lo que yo quería decir.

Sonreí ante eso.

- Sí, por favor - me sonroje.

- No te preocupes, te avisaré apenas despierte.

- Gracias - le di un abrazo y salí de la habitación en dirección al primer piso.

Cuando llegué caminé directo a la salida y me encontré con Ariana.

- Darya - me saludo - ven, te esperan.

- Está bien, vamos.

Caminamos juntas hacia otra cabaña que resultaba más grande y tenía una mesa enorme como para doce personas.

En un lado se encontraban las lideresas sentadas, en su delante estaban el curandero, Ariana y un asiento libre, pero la cabecera estaba vacía.

Ariana me hizo sentarme a su lado y con un movimiento de mano dos licántropos entraron teniendo a Phoenix encadenada con un tipo de grilletes que resplandecían en un color negro.

- Mientras use eso no podrá usar sus poderes - comentó la chica a mi costado - son anti magia.

- Sorprendente - susurre.

- Déjenla - Ariana ordenó, los guardias obedecieron y se retiraron. - Entonces, Phoenix, tenemos entendido que trabajas para Wanheda, ¿es eso cierto?

Phoenix se quedó mirándola un rato, pero luego empezó a mirar a todos los presentes sin decir nada.

- ¿Phoenix? - la llamé y ella me miró.

- Darya - susurró mi nombre, pero, a diferencia de otras veces, en esta ocasión no sentí altanería en su tono, por el contrario parecía . . . Triste.

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