Capítulo 12

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Transcurrieron dos semanas desde que tuve la bendita resaca y, sinceramente, los siguientes dos días de ese evento me rehusé a levantarme de la cama porque me sentí muy mal, pero con el pasar de los días recuperé fuerzas y me prometí nunca más tomar ese néctar feo. 

Mis días consistían en salir a pasear con Aslan, Ragnar y Lou por las mañanas; por las tardes Lucien se desocupaba de sus deberes y se quedaba conmigo en casa viendo alguna película o salíamos juntos a pasear, hasta el momento me había llevado a restaurantes, al cine, al parque, un zoológico, el cual fue sorprendente, pero el ver a los animales encerrados me causo una tristeza aunque él me calmó diciendo que ahí los cuidaban bien. La vida con él me resultaba agradable, feliz, mas había ocasiones en las que una tristeza inexplicable me consumía, quise suponer que era por el hecho de estar lejos de mi hogar, del agua, pero había algo más, algo que me estaba carcomiendo y me desesperaba no saber el motivo, la razón. 

- Cielito - La voz de Lucien me llamó desde fuera de la ducha.  - ¿Ya estás lista?

- Ya voy - fue lo que respondí.

Me dedique a limpiar mi cabello del shampoo para poder salir de una vez, enrollé mi cuerpo con una toalla, del mismo modo con mi cabello, y salí del baño yendo hasta el cuarto en donde estaba Lucien sentado en la cama con su traje ya puesto. 

- ¿Qué vestido te pondrás? - me miro de pies a cabeza.

- Estaba pensando en eso, la verdad - me acerqué al armario y vi en mi sección qué podría usar.

- Quizá yo tenga la respuesta a ello 

No sé en qué momento se había levantado hasta quedar a mis espaldas.

Me giré hasta posicionarme cara a cara y al mirarlo no pude evitar divagar en las veces que habíamos compartido más que besos. No habíamos hecho "eso", pero las caricias que me propinaba cada vez que podía en la intimidad de nuestro cuarto me llenaban de nuevas sensaciones que, me atrevía a decir, era como estar en el cielo.

- Mira - su voz me sacó de mi ensoñación.

Sus manos se encontraban posicionadas detrás de su espalda, pero tras pedirme que mirara sus manos pasaron al frente con una caja entre ellas. 

- ¿Qué es eso? 

- Un pequeño regalo

- ¿Debido a . . . ? - hablé expectante.

- Nada en particular, solo salí a hacer unos recados y cuando lo vi en la tienda no pude pensar en nada más que en ti . . . usándolo. 

Me tendió la caja y cuando la tuve entre mis manos me dirigí a la cama para poder abrirlo, tomé asiento y procedí a descubrir que era lo que había en su interior.

- No puede ser - exclamé

- ¿Te gusta? - sus ojos brillaban de alegría al verme sonreír por el maravilloso vestido que se encontraba pulcramente doblado dentro de esas pequeñas cuatro paredes de cartón.

- ¿Qué si me gusta? - lo miré aún sin poder creerme el bello vestido que había ahí - es hermoso, precioso, Lucien - agarré sus mejillas con ambas manos - me encanta.

Junte nuestras frentes, como solía hacerlo cuando estaba en Nanshe para demostrar afecto.

Me separé de él y saqué el vestido de esa pequeña prisión que no me dejaba apreciarlo en su totalidad. 

- Oh, por los siete mares

Lo puse sobre la cama y lo contemple.

Era de un color gris plata, largo con una abertura entre el centro y la izquierda, la parte de arriba era brillante con un escote en forma de uve, la parte de la espalda quedaba al aire y las lentejuelas que tenía caían como si fueran gotas de lluvia resbalando en una superficie inclinada, lo que le daba un toque delicado al vestido; era muy sensual, pero a la vez elegante.

La Limerencia Del Lobo Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin