Capítulo 17

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Al día siguiente, Lucien salió temprano de casa diciendo que tenía que arreglar los asuntos del día anterior, quise que se quedara, pero tenía cosas importantes que hacer por lo que simplemente le di un beso y le informé de que saldría al mar para pasar el rato en lo que él no estaba, al principio no estuvo de acuerdo, pero tras una breve insistencia acepto, le di su beso y se retiró.

Apenas se fue, me levanté de la cama y me puse un polo oversize y un short, solo eso porque, al final, me sacaría la ropa para entrar al mar.

Dejé la cama ordenada, tome algo rápido y salí de la casa a toda prisa, quise avisarle a Lovanna, pero de seguro estaría durmiendo todavía, apenas eran las ocho de la mañana.

Caminé por el bosque y los recuerdos del día anterior me abordaron, me había olvidado por completo de decirle a Lucien acerca del insólito suceso. Los ojos de esa persona seguían pareciéndome sumamente fascinantes y, a la vez, aterradores, ¿Quién era?

Cuando llegué, la brisa marina me recibió.

- Una delicia - comenté para mi misma. 

Me acerqué al agua, me cerciore de que no hubiera nadie al rededor y me despojé a toda velocidad de las prendas que me cubrían, las dejé a un lado y me metí al mar.

El cambio se dio y no pude evitar sentirme muy feliz. El deseo de estar más tiempo aquí me invadió, pero Lucien me necesita, no podía ser tan egoísta y dejarlo.

Nadé por un buen rato, tratando de llegar hasta los corales, sería maravilloso volver a verlos para deleitarme con sus colores y formas.

Estaba nadando hacía allá cuando a lo lejos, debajo del mar, dos figuras se hicieron presentes, me puse en alerta puesto que no muchas sirenas se atrevían a venir hasta tierra firme; procure mostrarme serena, pero dispuesta al ataque; cuando las dos figuras estuvieron a una distancia prudente pude darme cuenta de que eran inofensivas, ya que una era una sirena clonada que llevaba de la mano a un tritón, a un tritón pequeño para ser exacta. 

- Hermana - Habló la mujer apenas estuvo delante de mí, era una joven morena, sus ojos eran marrones y su cabello era corto, casi como el de Lovanna, le llegaba hasta un poco más abajo de los hombros.

- Hermana - le devolví el saludo.

- Traigo noticias de Nanshe.

Nanshe, hacía tiempo que no tenía noticias de mi hogar.

- Cuéntame, ¿Qué está pasando? - la intriga nació en mí.

- Tenemos al cuarto pilar de la naturaleza

¿Qué? 

Abrí mis ojos con sorpresa.

- ¿Quién es? - la emoción me abordo.

- Él - jaló con suavidad al pequeño que aún estaba aferrado a su mano.

- Es un niño apenas - dije lo obvio.

- Tiene tres años y se llama Ben, ya ha demostrado actitudes de ser un pilar de la naturaleza. 

Puso al tritón entre nosotras dos y aprecie su pequeño cuerpito: su cabello era negro y tenía los ojos un poco achinados, pero de un color almendra, sus mejillas se encontraban sonrojadas, de seguro estaba cansado por el viaje que había hecho, la distancia que recorrió no era para nada corta.

- ¿Cuál es tu elemento, cielo? 

La sirena delante de mí se mostro sorprendida por cómo lo llamé y yo también, estaba siendo cariñosa con mi especie, algo que nunca había hecho antes. 

La Limerencia Del Lobo Where stories live. Discover now