19- Escape del laboratorio

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Mientras Caulifla y Goku entrenaban con el báculo de Whis quién les estaba mostrando algunos conceptos básicos del ultra instinto, Bills veía como la nieve empezaba a caer en esa pequeña aldea.

No le dio mucha importancia y siguió mirando el entrenamiento así como la hermosa vista que tenía del bosque y aquella región.

—Oye, Whis — llamó el dios destructor

—Dígame, señor Bills — contestó el ángel.

—Vayamos a casa de Bulma, tengo hambre y la comida de este lugar aunque buena no es muy abundante — murmuró Bills con cierta molestia.

—Yo le dije que no se hiciera muchas ilusiones, es una aldea muy pequeña — explicó el de tez azul deteniendo el cetro que los saiyajin esquivaban con ciertas dificultades —Ay pero que cosa, ¡empezó a nevar! — exclamó sonriente el ángel Whis.

—¿Nevar? ¿Qué es eso? — preguntó Caulifla sin dejar de esquivar los golpes del cetro del ángel.

—Pues verás es... — decía Goku pero el llanto de una de las gemelas hizo a la pelinegra asustarse.

Histérica hizo uso de la teletransportación y llegó al cuarto donde estaban ambas, tocó la piel de Eira y estaba tan fría como un témpano de hielo pero estaba muy tranquila, en cambio Valyria estaba llorando y parecía estar ardiendo en fiebre.

—Nena, mamá ya está aquí... — musitó la joven tratando de estar calmada — "¿Qué hago? Valyria está ardiendo en fiebre y Eira está que se congela, no sé qué hacer" — su rostro se mostraba la confusión y la desesperación.

Las tomó en sus brazos sintiendo que sus temperaturas se iban normalizando incluso sintiendo que se estaban calmando al sentir el cálido abrazo de su madre.

—¿Ven? Mamá estará con ustedes siempre — le sonrió a sus hijas.

Caulifla colocó a las bebés nuevamente en la cama, se sentó para apreciar a sus niñas que dormían pacíficamente sobre la cama. Aunque en Sadala sea considerada como criminal en la Tierra la ven como una chica común y corriente con un esposo y tres hijos.

Se recostó mirando a las dos pequeñas y de vez en cuando mirando por la ventana la leve nevada que caía en esa región, lentamente se quedó dormida junto a sus bebés. Se sentía muy cómoda estar junto a Son Goku, Eira y Valyria.

(...)

El saiyajin mayor ya había podido esquivar en varias ocasiones el báculo de Whis, el ángel sonrió ampliamente al ver el progreso de su alumno ya que aunque controle las manifestaciones del ultra instinto, también debía aprenderlo a utilizar sin necesitar una transformación.

—Oye, Whis, vayamos donde Bulma... este lugar es muy aburrido — pidió el dios destructor.

—Cómo diga — habló el ángel —, Goku espero que sigas entrenando el ultra instinto por tu cuenta, te diré cómo puedes lograrlo: debes hacer que el cuerpo y la mente estén en calma y equilibradas — explicó el de tez azul y el saiyajin asintió —, bien... espero volverte a ver pronto.

—Hasta luego, señor Whis — se despidió y ambas deidades se marcharon a la capital del oeste.

El haz de luz envolvió a los dos que ya se fueron, la nieve caía suavemente sobre la región donde ahora Goku vivía con Caulifla y Goten, observó a Goten jugar con Kuri y sonrió levemente.

Caminó hacia la habitación de la joven saiyajin a la que tanto quiere, una gran sorpresa se llevó el pelinegro al descubrirla dormida pacíficamente al lado de sus pequeñas hijas.

Se acercó al armario y sacó una manta para cubrir el cuerpo de la chica, la saiyajin al sentir el cálido tacto de aquella manta abrió un ojo y vio a su pareja sonriendo levemente.

—Gracias — musitó la menor con una sonrisa.

—No es nada — le dio un beso en la frente a la chica y esta se sonrojó —¿Estás bien? — preguntó el pelinegro con preocupación.

—Tonto — lo insultó sonrojada pero estaba muy tranquila —pues que me gustó eso... aunque no me gusta que lo hagas cuando hay gente a nuestro al rededor — mencionó Caulifla tomando la mano de Goku.

—Está bien... pero es que... bueno se siente tan bien — susurró el pelinegro.

—Lo sé... espero que estas niñas crezcan sanas — murmuró la joven mirando a Eira y Valyria.

(...)

En el planeta de Zorepo se escuchó una explosión la cual hizo iluminar todo en su superficie, del laboratorio un extraño ser salió en una forma de larva con cuatro extremidades con una piel grisácea, una cola larga y unos ojos azules inexpresivos.

Sin embargo el creador de aquel ser artificial no estaba en ese planeta, el engendro sonrió levemente con cierta malicia en ella.

—Frost... destrucción — dijo con cierta dificultad al hablar.

El fuego envolvió todo el lugar dando un aspecto sombrío y tenebroso al ser recién salido del laboratorio, caminó a cuatro patas buscando materia orgánica para alimentarse.

Sin duda el Supu se llevaría una sorpresa cuando vea a su experimento que tal parece haber fallado en su intento de crear el arma más poderosa para vengar a su raza.

(...)

Ahora que Caulifla y Goku han decidido ser una pareja de saiyajines no había nada que les hiciera sentir de mejor manera, salvo las pesadillas que la chica solía tener recordando su pasado y la cruel muerte de sus padres.

La nieve cubrió todo de blanco en ese pueblo pequeño donde ahora el entrenamiento era más duro para que sus alumnos se hagan más fuertes.

—Maestro Goku — llamó Coral al peli palmera —desde que hemos empezado a entrenar con ustedes, me he sentido muy poderosa.

—Rubia — regañó Timo a la joven —, no seas insolente.

—¿Y a ti que te pasa? Sólo le agradezco al señor Goku

Caulifla soltó una carcajada mirando hacia una cumbre donde Bresia estaba en posición de flor de loto entrenando mentalmente, ya perdió la cuenta de cuanto tiempo ha estado allí.

—Je esos dos no paran de pelear, ya varios se retiraron del entrenamiento por ser tan duro pero ellos dos y Kuri son muy hábiles — habló el saiyajin con una sonrisa.

—Es verdad, poseen un gran potencial — musitó Caulifla —, me gustaría ir a Sadala a arreglar unas cuantas cosas pendientes — a la chica se le hizo un nudo en la garganta.

—¿Por qué? No sé ni siquiera lo que te ocurrió en tu pasado pero tú sabes todo de mí — comentó el mayor con una mirada confundida.

—Te prometo contarte todo pero si me acompañas a mi planeta — propuso la pelinegra mirando a los ojos al saiyajin luego vio a Bresia acercarse con su kimono algo manchado de nieve y su piel sudada.

—Trato hecho — expresó Goku alegremente.

Bresia sonrió levemente mirando a la pareja, estaba decidida a hacerles una broma pesada a los dos aunque eso le costara una paliza dada por la mujer saiyajin.

—Par de tortolitos — voceó la saiyajin con cola desde el muro del dojo.

—Jum... envidiosa — tomó de los hombros al saiyajin y juntó sus labios compartiendo un beso profundo y luego se separaron —te lo confirmo — le guiñó un ojo a la más joven.

Bresia estaba sonrojada ya que el tiro le salió por la culata, se había equivocado pero también descubrió que en su vida ha estado solamente dedicada a las peleas. Emprendió el vuelo y decidió buscar a ese patrullero galáctico quién le andaba persiguiendo, ya no tenía razón para seguir escapando.

Beyond the Limits (Fuerza y Valor 2)Where stories live. Discover now