10- Peligro inminente

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La situación que atravesaba el poblado de Goku ya era bien sabido por Bulma, la humana se compadeció de su amigo entregando a este una caja llena de cápsulas, aunque el saiyajin quisiera pagarle con el dinero que Míster Satán le había regalado ella se negó rotundamente.

—Gracias, Bulma — agradeció Goku con una sonrisa esperanzadora en su rostro.

—Lo mínimo que podía hacer por ti, Goku... ese pueblo se llama Gunsmith —  dijo Bulma con una sonrisa en el rostro —Salúdame a Caulifla de mi parte — añadió.

—Sí... le daré tus saludos — mencionó el saiyajin.

El pelinegro llevó sus dedos a la frente haciendo uso de la teletransportación regresando a su hogar, observó a los sobrevivientes de la tragedia comiendo en el comedor del Dojo.
Caminó en busca de Caulifla encontrándose con ella en la  habitación que comparten ambos mirando fijamente a dos pequeñas bebés.

—Hola — saludó el saiyajin acercándose a la chica.

—Por fin volviste — musitó la saiyajin mostrando una pequeña sonrisa —quiero presentarte a mis pequeñas bebés... diablos esto... esto es muy extraño — murmuró sonrojada.

—¿Qué? ¿tus hijas? — inquirió el mayor algo confundido mirando a la chica.

Caulifla asintió levemente mientras no dejaba de sonreír de una manera muy tonta para otras personas que no supieran su motivo de felicidad.

—Vaya... sí que tienes un muy buen corazón — comentó el pelinegro sonriendo levemente —Me recuerdan a mi nieta Pan — agregó él sentándose en la cama.

—Hmm, la hija de Gohan ¿no? Kale me contó que ella la cuidaba y esa bebé le halaba el cabello — susurró divertida la pelinegra —, lo más seguro es que ya le haya contado a Letty — añadió recostando su espalda en la cama.

—Puede ser verdad — comentó el saiyajin.

Eira despertó observando a los saiyajin sonreírse y hablar de la vida, se acercó a su madre gateando, la chica tomó a la menor entre sus brazos cargándola. La bebé sonrió levemente sintiendo la calidez del abrazo su madre.

—Ella es Eira y la pelirroja es Valyria — acotó Caulifla muy contenta.

—Qué lindos nombres — elogió él con una sonrisa que se acrecentó —, serás una gran mamá — añadió el saiyajin riéndose.

—Cállate — ordenó ella sonrojada pero no dejaba de sonreír.

—Ya, ya... no te enojes — dijo el mayor observando el rostro de la chica.

Cada uno de los rasgo faciales de la saiyajin se suavizaron mientras dejaba a la bebé sobre su regazo, inconscientemente la chica tomó la mano de Goku sintiendo una corriente eléctrica que le atravesó de lado a lado.

(...)

El día era nublado, y se notaba por la luz que se filtraba entre las nubes, el cielo estaba encapotado por una capa de blancas nubes.

En medio del ajetreo de la reconstrucción ayudada por Bulma quién donó varias cápsulas que dentro de cada venía una casa con todo lo necesario para sobrevivir.

Goten ayudaba a su padre guiando a los residentes a cada casa, desde lo alto de la colina en donde se alzaba imponente el edificio del Dojo Kuri observaba con cierta curiosidad al  saiyajin más joven flotar en el aire, también notó a Caulifla lanzar las cápsulas desde una altura considerable.

"¿Podré volar como ellos?" Se preguntó en su mente.

—Oye, niña — llamó Caulifla acercándose a ella —, ¿puedes decirme tu nombre? — inquirió la mayor.

—Me llamo Kuri, señorita — dijo la niña
—¿me necesitan? — indagó la castaña viendo a la pelinegra.

—Dame tu mano, necesito que vengas conmigo — indicó la saiyajin ofreciéndole su mano.

Kuri asintió obedeciendo a Caulifla quien comenzó a elevarse en busca de los padres de aquella pequeña niña, la mujer voló durante unos cuantos segundos arribando a una casa cercana del Dojo. La saiyajin observó que Goku ya había terminado de lanzar las cápsulas de las casas.

—¿Ya vas a buscar a sus padres, Caulifla? — indagó el saiyajin mayor.

—Sí, ¿puedes ir a ver a Eira y Valyria? Ya deben haberse despertado — pidió la chica a Goku.

—Está bien, yo iré — accedió el mayor.

Emprendió vuelo dirigiéndose al edificio del Dojo a ver a las hijas de Caulifla aunque no entendía por qué se sentía tan extraño cada vez que la joven guerrera tenía un gesto especial con él. ¿Era lo que su amigo Krillin llamaba "amor"?, suspiró alejando cualquier pensamiento similar.

(...)

Kale se sostenía la frente con cierto dolor mientras que en aquel extraño aparato que en su ojo habían implantado.

—¿Estás bien? Deberías descansar... Te ves horrible — dijo la menor mientras ve hacia el frente.

—No... No me siento muy bien — musitó la morena sentándose en uno de los asientos de la nave.

Repentinamente unos pitidos electrónicos hizo que las dos saiyajin se pusieran alerta, en el holograma observaron confundidas mucha información de la flota de Frost, cerca de la aldea donde Kale vivió su infancia y adolescencia habían varios soldados de diversas razas.

—¿Qué hacen allí? — inquirió la saiyajin de piel canela.

—No... ¿No estarás pensando en ir allá? — preguntó la menor mirando de reojo a Kale.

—Hay que ir a Sadala... No podemos dejar que destruyan nuestra aldea — sentenció Kale seriamente.

Letty simplemente asintió levemente cambiando el curso al planeta de los saiyajin, ella también pudo ver los hologramas cuando estaba cambiando de curso. No tardaron más de dos horas en llegar a Sadala aterrizando en medio de un área desértica cerca del pequeño pueblo.

Las dos chicas salieron de la nave guiándose por el aparato en sus ojos dado a que los soldados de Frost no tenían un no muy grande; cuando llegaron al pueblo los habitantes corrían despavoridos porque estaban siendo atacados, la pequeña Celery corría también hacia Kale y Letty, pero los extraterrestres se quedaron observando ese reencuentro.

—Celery, ¿qué ha ocurrido aquí? — inquirió sorprendida Letty al ver a la menor con varios raspones en su pequeño cuerpo —¿por qué están atacando a la aldea? — preguntó la saiyajin de cabello largo a la niña.

—No lo sé, Letty, cuando mataron a una señora dijeron que venían de parte del Rey Endivie — confesó la menor abrazando a Letty.

Los soldados se acercaron a las dos chicas mirándolas con frialdad y con una risa siniestra, Kale apretó su puño derecho aumentando su musculatura y cambiando su color de ojos a un verde esmeralda. Su cabello se tornó de color verdoso claro mientras ella gritaba con fuerza.

—Señorita Kale — musitó Celery asustada viendo la transformación de la morena.

—Esos tipos no saben en lo qué se han metido — murmuró Letty seria viendo una pelea que está por comenzar.

El aura entre verde y amarilla se iba intensificando cada vez más a medida que la fuerza de la saiyajin de tez morena que también se incrementaba a gran velocidad, en su garganta resonó un grito seguido de una poderosa ráfaga de viento hizo que los dos soldados salieran disparados contra las paredes de varias casas.

—La pelea apenas comienza — murmuró seria la joven saiyajin.

—Maldita saiyajin — exclamó el que parece un reptil.

Un rayo salió disparado de los dedos de la joven saiyajin atravesando la pared en la que estaba incrustado el guerrero alienígena, sin duda alguna Kale estaba furiosa por ver su aldea siendo destruida.



Beyond the Limits (Fuerza y Valor 2)Where stories live. Discover now