Capítulo 68: Mentiroso

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Toma el sobre en sus manos y comienza a abrirlo con curiosidad. No tenía remitente, solo su nombre en él. Saca un papel y comienza a leerlo.

– Eleonora mmh...Positivo...– abre los ojos de par en par al leer eso– No puede ser– ríe nerviosa– Esto es imposible, no puede ser...

Se queda mirando el papel sin poder reaccionar. Lo lee una y otra vez intentando encontrar un error en el examen. Busca en la parte inferior del documento alguna cosa que estuviera mal y nota el nombre del médico que realizó el test. Decide llamar a Matamoros. Necesitaba salir de ahí y averiguar qué tan cierto era todo eso. Se le estaba partiendo el corazón en mil pedazos y quería toda la verdad en ese mismo instante.

– Matamoros, necesito que prepares el carro ahora. Vamos a ir a la dirección que te voy a mandar.

Claro doña, de inmediato.

La rubia cuelga el teléfono y toma rápidamente su bolso y su teléfono junto con el documento para salir de la oficina, sin embargo, cuando va saliendo hacia el elevador se encuentra con una sorpresa que no sabía si era grata en ese momento.

– Mamá, te venía a ver.

– Mónica...voy saliendo en este momento, discúlpame– presiona el botón para llamar el elevador.

– ¿Estás bien?

– Si...

– Mamá, estás pálida.

– Estoy bien.

El elevador llega y cuando Altagracia se mete en él, Mónica la sigue.

– Mónica– la mira– Mi amor, necesito ir sola.

– No, olvídalo. No te voy a dejar sola estando así.

– ¡Mónica déjame sola!– le grita dejándola congelada frente a ella– Ay hija– la mira– Perdóname ¿si? No es un buen día.

– ¿Quieres que llame a José Luis para...?

– No...– dice en una voz casi inaudible– A José Luis no...

De pronto las lágrimas comienzan a caer por sus mejillas y su hija por un segundo no sabe que hacer al respecto. Temía que su madre la rechazara si se acercaba a ella. Solo una vez la vio así de afectada y fue el día de su matrimonio. Finalmente, la joven se acerca a ella y la abraza olvidando cualquier miedo.

– Déjame ir contigo ¿si?– dice conteniendo a la empresaria– No te quiero dejar sola así.

– Mmh...– responde entre lágrimas.

Cuando el elevador llega a su destino, Altagracia seca rápidamente sus lágrimas y toma a su hija de la mano para salir de ahí lo antes posible. Estaba ahogada, quería salir corriendo y escapar lejos. Llegan al carro y Matamoros les abre la puerta permitiéndoles ingresar al vehículo.

Una vez adentro, Mónica observa a su madre preocupada. No sabía que le ocurría ni cómo ayudarla, hasta que se atreve a hablarle.

– Mamá– le acaricia la mano– Puedes confiar en mí ¿lo sabes verdad?

– Lo sé, pero esto es tan difícil para mí– vuelve a caer una lágrima por su rostro.

– Trata de decírmelo como mejor puedas. Yo voy a intentar entender todo.

La doña la mira sin saber cómo verbalizar lo que le estaba sucediendo. Quería decirle que el hombre al que amaba probablemente la había traicionado con su esposa, que tendrían un hijo y el se lo había negado antes de hacer el amor con ella la noche anterior. Toma finalmente el papel y se lo entrega sin decir una sola palabra. Mónica lo recibe y comienza a revisarlo.

Infielmente TuyaWhere stories live. Discover now