Capítulo 63: Domíname

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– ¿Y?– le dice Mónica– ¿Qué dices José Luis? ¿Quieres ser parte de nuestra pequeña familia?

– La verdad es que me encantaría– dice con una gran sonrisa– Me haría muy feliz ser parte de esta linda familia– mira a Altagracia.

– Muchas gracias por aceptar José Luis– le dice la alegre madre primeriza.

– Bienvenido a la familia– dice Altagracia haciéndole una pequeña caricia en el rostro al empresario.

– Gracias– toma su mano y la besa con delicadeza.

Todos quedan paralizados ante las demostraciones de afecto de la pareja, sobre todo porque la esposa de José Luis se encontraba ahí junto a ellos observando toda la situación. La incomodidad que sentía Eleonora no tenía comparación alguna. Estaba siendo completamente ignorada por la pareja. A José Luis definitivamente no le importaba su presencia ahí, solo le interesaba disfrutar de la compañía de Altagracia y su pequeña familia. De pronto, una voz algo particular los saca de su burbuja.

– ¡Altagracia! Hermosa– llega el francés a la mesa.

– ¡Trygve! Corazón– dice parándose de la mesa– ¿Cómo estas?– le da un abrazo.

– Bien mi amor, ¿y tu?– la toma de las manos– ¿Te han llegado mis regalos?

– Claro, el último fue un arreglo de flores ¿verdad?

– Si ¿te gustaron?

– Muchísimo, las disfruté...– mira a José Luis– bastante– vuelve a mirar al francés.

La escenita que ahora todos presenciaban estaba incomodando a José Luis. Odiaba a ese tipo y las confianzas que se daba con su rubia, pero no podía hacer nada o se delataría frente a Eleonora y los demás empresarios del lugar.

– Te presento a mi hija– dice mostrándosela– Ella es Mónica...

– Mucho gusto– le sonríe.

– Saúl, su esposo...Y mi hermana, Regina.

– Es un gusto conocer a la familia de esta mujer tan maravillosa– sonríe.

– Y bueno, el es José Luis, mi socio y su esposa, Eleonora.

– Un gusto conocerlos– mira a José Luis– aunque a ti ya te conocía. Eres el hombre que celaba a mi Altagracia esa noche en la fundación.

– Mi Altagracia...– repite el empresario con disgusto.

– ¿Con que celoso?– pregunta Eleonora.

– Oh no, es solo un decir distinguida dama– le sonríe.

– ¿Y qué haces aquí?– le pregunta José Luis.

– Bueno, supe que Altagracia presentaría este proyecto tan maravilloso y quise ver la obra maestra de la doña.

– Ay pero que bueno para halagar– dice Mónica algo incómoda.

– Así es– añade José Luis– Le gusta andar de lambiscón con Altagracia– dice sin pena alguna.

– Ya José Luis– dice la doña dándole una mirada amenazante– Ven– le dice al francés– acompáñame a conocer las instalaciones.

Altagracia toma del brazo a Trygve y se lo lleva a recorrer el edificio dejando al empresario en la mesa con unos celos que le ardían por dentro. Lograba ver desde lejos como el francés tocaba la piel descubierta de la espalda de la doña y rozaba su piel en cada oportunidad que tenía. Sentía unas ganas infernales de pararse de la mesa y golpear a ese tipo hasta que no le dieran más ganas de acercarse a Altagracia.

Infielmente TuyaWhere stories live. Discover now