Capítulo 60: Son amantes

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– José Luis...

– Yo sé que es muy pronto y que siempre te niegas a esa posibilidad, pero si algún día decido ser padre, me gustaría que fuera contigo.

La doña lo observa sin saber qué decir. La maternidad realmente le aterraba. Si bien es cierto, Mónica era su hija, pero ya estaba criada y no se sentía orgullosa por no ser parte de su vida cuando era una niña, pero nunca tuvo que preocuparse por criar a nadie. Con Isabella las cosas eran distintas, se encargaba de malcriarla y ayudarla en sus clases, pero no de educarla.

– Yo no sé criar José Luis.

– Yo sé amor, pero piénsalo. Te lo repito– se pone de pie y se agacha a su lado– No pido que sea ahora, sé que es muy pronto– sube sus manos por los muslos de su rubia– pero si algún día decides hacerlo, tenme en cuenta– le sonríe.

– Te amo ¿lo sabías?– dice tomando su rostro con ambas manos– Y estás muy loco– sonríe y le da un beso.

– Espérame esta noche ¿si?– dice acariciando la piel descubierta de su cuello– Te voy a demostrar que tan loco me tienes.

– Te voy a esperar lista– se muerde el labio.

Por otro lado, Martín y Eleonora tienen un encuentro en la casa de él. Parecía ser que se habían convertido en muy buenos "amigos", pero en esta ocasión la relación entre ambos no parecía ser de amistad.

– ¡No puedes hacer eso Eleonora!

– ¡Claro que puedo! Es su deber.

– No puede ser, estás loca ¡Loca!– dice poniéndose de pie y tomando la botella de tequila.

– Eres un alcohólico Martín, ¿Y esperas así hacer algo? ¡Olvídalo!

– ¡Y tú una drogadicta!– le grita– No va a salir nada bien de eso.

– ¿Quieres que le diga la verdad y perdamos los dos?

– No, pero...

– Pero nada. Este fue mi plan, no el tuyo. Yo veo como lo hago.

– Eleonora– le toma las manos– Por favor, no hagas esto. Yo quiero estar...

– No lo digas– se las quita– Nada va a hacer que cambie de parecer– dice dándole la espalda– Esto está hecho y solo debo esperar el momento indicado para actuar.

– Pero José Luis no tiene porqué sufrir por eso Eleonora. El no te ha hecho nada.

– Claro que si– lo mira– Tu mujercita y José Luis tienen que pagar por esto.

– Pero ¿pagar por qué?

– ¡PORQUE SON AMANTES!– le grita.

– Estás loca Eleonora– ríe.

– ¿No me crees?

– Son amigos. El no me haría algo así.

– Pues te lo hizo Martín ¡Date cuenta!

– Pero ¿Cómo sabes?

– Porque los vi cuando estábamos en la hacienda. Los vi besándose y luego vi mensajes en el teléfono de José Luis.

– Entonces, cuando se fueron a Acapulco...

– Nos vieron la cara Martín.

– Por eso ella no me dejaba tocarla...– se sienta con la botella en la mano– Ella ya se había acostado con él.

– Me dan tanto asco.

– ¿Por qué no me lo dijiste antes?

– Porque ni yo estaba tan segura de que lo que había visto era cierto. Entiéndeme– lo mira– a mí también me tomó por sorpresa todo esto.

Infielmente TuyaWhere stories live. Discover now